Sobre los créditos fiscales
Con el reciente decreto ley del Gobierno sobre activos fiscales diferidos, es decir, los créditos fiscales acumulados de impuestos no pagados por las pérdidas generadas por los bancos, se permite apuntalar el capital de las entidades financieras. De esa manera, reclasificando un activo considerado por Basilea III como de baja calidad en otro avalado por el Estado y, por tanto, de mayor solvencia, la foto que se obtenga ante el inminente examen que les va a pasar el Banco Central Europeo mejora exponencialmente. Hablamos de 30.000 millones de euros.
Los créditos fiscales también se producen en las pymes españolas, que suponen el 96% del total de empresas y dan empleo al 63% del total de trabajadores, con un valor añadido bruto por persona ocupada superior a la media de la Unión Europea, según el último informe de la Dirección General de Industria y de la PYME. Es decir, al igual que los bancos, también las pymes suponen un riesgo sistémico para nuestra economía.
Y, por tanto, sería razonable extender a las pymes la medida adoptada para los bancos sobre créditos fiscales, de manera que pudieran servir como aval ante los cerrados grifos de los bancos, permitiendo garantizar pólizas de tesorería, líneas de descuento, avales bancarios, créditos documentarios o préstamos a largo plazo, potenciado de esa manera el crecimiento de actividad de las pequeñas y medianas empresas españolas. No siempre tienen que perder los mismos.— Tomás Boyano Sanz.
