Cosas que solo suceden en Japón
Los 'Pachinko'
En Osaka, en el distrito de Dotombori, hay decenas de pachinkos, salones de juego frecuentados por hombres jóvenes, con filas de máquinas llenas de luces parpadeantes, entre pinballs y tragaperras. Cada jugador compra una cantidad de bolitas de acero y luego las va insertando en una máquina que las rebota y distribuye como le da la gana. La mayoría cae al fondo sin dar ningún premio, aunque a veces alguna acierta en el premio proporcionando más bolas. Las bolitas ganadas se pueden canjear por pequeños electrodomésticos o juguetes, a veces también por dinero. Algunos jugadores hace cola desde primeras horas de la mañana, antes de que abran, para poder coger sitio en su good machine, su máquina fetiche que creen que les traerá suerte.
Amor de váter
En su ensayo Elogio de la sombra (1933), el escritor japonés Junichirò Tanizaki (1886-1965) escribe: "un pabellón de té es un lugar encantador, lo admito, pero lo que sí está verdaderamente concebido para la paz del espíritu son los retretes japoneses" Tanizaki se refiere a los váteres de algunos monasterios de Kioto o Nara “construidos a la manera de antaño, semioscuros y sin embargo de una limpieza meticulosa (…) Siempre apartados del edificio principal, están emplazados al abrigo de un bosquecillo, de donde nos llega un olor a verdor y a musgo”.
Lo que Tanizaki no sabía es que hasta a los monasterios de Kioto --como en el templo de Myoshinji, uno de los grandes centros del budismo zen-- han llegado los ubicuos váteres japoneses high tech, lo último en confort para las nalgas, con un sistema de calefacción incorporada que garantiza un cálido recibimiento para las posaderas y chorros de agua de temperatura, dirección y presión graduables (hay tres opciones), para una higiene impecable y con cosquillitas. En algunos no hace falta ni tirar de la cadena.
'Cosplayers' y 'Maid Cafés'
Locales melosos y pelín frikis, cuyas camareras visten de colegialas o de doncellas domésticas y lucen orejas de conejitas mientras sirven café y dan mimos (no sexo) a los clientes. En Osaka existen varios en la zona de Den Den Town (Nipponbashi Otaku Road), una avenida plagada de tiendas de varios pisos donde uno encuentra desde todo tipo de productos de manga y anime a lo último en aparatos tecnológicos, y donde los fines de semana se reúnen los cosplayers, adolescentes y jóvenes que se disfrazan como los personajes de sus mangas favoritos.
Los mercados
El de Kuromon de Osaka es un festín para la vista y, si se quiere picar algo, también para el gusto. Ostras fresquísimas, pulpitos caramelizdos, sushi cortado delante de ti... También se vende (vivo) el fugu o pez globo, considerado un manjar, pese a ser muy venenoso, por contener tetrodotoxina (solo lo preparan cocineros muy especializados).
La devoción por las flores
Vivimos. Simplemente. Yo y la amapola". El haiku del poeta Kobayashi Issa (1763-1827) resume el sentimiento de melancolía, de tristeza contemplativa ante la belleza efímera de las cosas que en Japón se conoce como Mono no aware, que se traduce en una devoción por las flores de vida breve como las del cerezo -sakura- o las amapolas. Las flores de la foto crecían esta mañana junto al camino hacia Arashiyama, en las afueras de Kioto.
Las reverencias
Yo todavía no he conseguido acostumbrarme, incluso me llevo algún susto si estoy distraído y me cruzo por los pasillos con algún empleado del hotel.
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