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EL ACENTO
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Cáncer, un enemigo poderoso

Los progresos en la investigación genómica no deben aminorar la necesidad de avanzar en el diagnóstico precoz.

MARCOS BALFAGÓN

La naciente disciplina de la genómica, con su análisis global y simultáneo de los 20.000 genes que contiene cada una de nuestras células, está revolucionando todas las áreas de la biología, y la investigación del cáncer ocupa un lugar muy alto en la lista. En los escasos 10 años que llevan aplicándose a este azote sanitario, las nuevas tecnologías de secuenciación o lectura del ADN han inundado la oncología con un alud de datos radicalmente nuevos y científicamente valiosos sobre todos los principales tipos de tumores humanos. El conocimiento de las bases moleculares del cáncer, de los principios últimos que rigen su aparición, su evolución y su pronóstico, ya ha experimentado un vuelco, y cabe esperar que vaya mejorando los tratamientos y los fármacos disponibles.

El cáncer es siempre una enfermedad genética, lo que no debe confundirse con hereditaria. A veces la propensión a contraerlo tiene componentes hereditarios; esta es la razón, por ejemplo, de que Australia sufra los índices más elevados del mundo de cáncer de piel: los ciudadanos de origen irlandés y británico que viven allí tienen una piel demasiado blanca para esas latitudes; también hay familias en que las mujeres sufren una peligrosa propensión al cáncer de mama.

Pero lo más común es que las mutaciones del cáncer no sean heredadas, sino que surjan durante la vida del adulto. Cada una de nuestras células contiene el genoma humano, y puede mutar en cualquier fase de la vida. Y en algunos casos es bien fácil hallar las causas: tabaco para el cáncer de pulmón, o mucho sol para el cáncer de piel. Los últimos estudios han revelado que unas pocas mutaciones —entre dos y ocho según el tipo de tumor— son responsables de la aparición y desarrollo de los principales cánceres humanos. Cada tipo de tumor, no obstante, tiene su propio juego de mutaciones, y por eso la lista de genes esenciales del cáncer asciende a 140. Pero esa es una cifra manejable para las cada vez más avanzadas y baratas técnicas acuales, y estos datos irán aplicándose a la medicina clínica en los próximos años.

Nada de todo esto debe aminorar la necesidad de avanzar en el diagnóstico precoz. El enemigo es poderoso y solo un loco le dejaría salir con ventaja.

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