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El Mercedes SL 2012, deportivo de seda

El nuevo descapotable de la firma alemana, el SL 2012, es muy ligero y gana brío y agilidad, pero mantiene un confort impecable

Marcos Baeza

Menos burgués y más atlético. El nuevo SL de Mercedes sigue siendo uno de los descapotables exclusivos más confortables, por su suavidad de rodadura y por cómo protege de las turbulencias a los ocupantes cuando se circula descapotado. Pero ahora añade una mayor dosis de deportividad: se puede viajar por autopista tan cómodo como antes y disfrutar a la vez de un dinamismo superior en zonas viradas. Una de las claves del cambio está en su ligereza, porque el SL 2012 lleva carrocería de aluminio y pesa hasta 140 kilos menos que el modelo saliente, un aspecto que reduce las inercias en curva y mejora la agilidad.

El SL es el cabrio más elitista de Mercedes. Tiene unos precios inaccesibles (desde 104.500 euros) pero recoge la calidad y tecnologías de la marca y permite disfrutar ese tacto exquisito que diferencia a los mejores coches de los normales. Compite con modelos similares como los BMW Serie 6 Cabrio, Porsche 911 Cabriolet y Jaguar XK Convertible, entre otros. Y a pesar de los cambios introducidos, sigue siendo la propuesta más cómoda y menos deportiva, y la única con techo metálico y dos plazas, en lugar de capota de lona y 2+2.

Interior del Mercedes SL 2012.
Interior del Mercedes SL 2012.

Por fuera gana empaque y resulta más llamativo y menos elegante que el SL anterior. Y el interior acentúa su refinamiento con unos acabados impecables y una presentación que recuerda a la del superdeportivo SLS AMG.

De momento se ofrecen dos versiones: SL 350, con motor 3.5 V6 de 306 CV, y SL 500, con un 4.6 V8 biturbo de 435 CV. Ambas variantes tienen tracción trasera y cambio automático de siete marchas con levas en el volante, y se benefician de la reducción de peso y de una aerodinámica excelente (CX: 0,27) para consumir casi un 30% menos que antes.

El SL 350 pesa 1.685 kilos (140 menos) y gasta 7,5 litros de media (frente a 9,7). Y el SL 500 se mantiene también en cifras comedidas: 1.785 kilos y 9,1 litros (1.910 y 11,6 en el anterior). Con cualquiera de los dos motores el SL 2012 es más ágil, entra mejor en las curvas y se disfruta más que el anterior. Pero impresiona sobre todo el V8, por su empuje y sonoridad. Las sensaciones de conducción están menos filtradas y llegan con mayor nitidez que en el anterior SL, pero siempre en el punto justo para no perturbar el confort de los ocupantes.

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Sobre la firma

Marcos Baeza
Redactor de Motor, especializado en producto y tecnología. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS, desde 1998, ligado siempre al automóvil. Sigue la actualidad del sector, prueba los nuevos modelos que llegan al mercado y analiza las tendencias y tecnologías asociadas, como la nueva movilidad eléctrica.

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