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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

RTVE, situación crítica

PP y PSOE deben cerrar la crisis institucional de un ente obligado a aplicar un recorte del 17%

Mariano Rajoy prometió el 19 de diciembre pasado, en su discurso de investidura, desbloquear en tres meses los nombramientos pendientes de cuatro instituciones del Estado: Tribunal Constitucional, Tribunal de Cuentas, Defensor del Pueblo y Consejo y presidencia de RTVE. Lejos de ello, cuando dos meses después se reunió con el líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, ambos volvieron a aplazar la decisión y se comprometieron a llegar a un acuerdo antes de junio. Para entonces, las cuatro instituciones llevarán acumulados muchos meses de interinidad que en el caso de RTVE, con un recorte presupuestario del 17%, es especialmente preocupante.

Desde que en julio de 2011 dimitiera como presidente de la corporación el expolítico de UCD Alberto Oliart, dirigen por turno la corporación pública los 12 consejeros; seis de ellos con el mandato caducado desde noviembre de 2009. El estatuto de 2006 para RTVE, aprobado con los votos en contra del PP, dotó al organismo de una independencia del Gobierno sin precedentes. Ese mismo año, Rajoy pactaba con Rodríguez Zapatero el primer presidente de la corporación no nombrado directamente por el Ejecutivo.

Poco ha durado, sin embargo, el fair play establecido. PP y PSOE fueron incapaces de renovar el Consejo y Rajoy se negó a pactar un sustituto para Oliart cuando percibió inminente su victoria electoral. El modelo de RTVE, que ha dotado de neutralidad y pluralismo informativo a la corporación pública y es una de las mejores herencias de la etapa de Zapatero, zozobra.

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Los pasos dados en este asunto por el ahora presidente del Gobierno no dan pie a la esperanza. Rajoy anunció al poco de acceder a La Moncloa un recorte de 200 millones en la corporación pero no actuó con la misma diligencia para cerrar la crisis institucional en la que está sumida, lo que facilitaría a la empresa pública la gestión del nuevo marco presupuestario. De nada han servido tampoco las sugerencias del Consejo de dosificar los recortes para adaptarse a ellos sin poner en peligro la subsistencia de la corporación y poder afrontar, a corto plazo, los gastos ya comprometidos, entre los que destaca el de los Juegos Olímpicos de este año. Resulta decepcionante también comprobar que Rajoy y Rubalcaba parecen dispuestos a negociar la renovación de las cuatro instituciones del Estado como un paquete. Tal sistema supone aceptar el habitual intercambio de cromos, lo que convierte lo que debía ser la búsqueda consensuada de los profesionales más idóneos para cada cargo en un mero reparto de puestos.

El nombramiento de un nuevo presidente de la corporación RTVE es urgente y no debería esperar hasta el verano. Sería una irresponsabilidad que contrasta con la actitud del Consejo, que, haciendo de la necesidad virtud y con todas las limitaciones legales propias del actual vacío de poder, ha asumido el mando.

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