Chaplin fue objetivo del MI5
Los servicios de inteligencia británicos investigaron su vinculación con el Partido Comunista
Los servicios secretos británicos no se tomaron demasiado en serio los requerimientos del FBI en los años 50 para que investigaran si Charlie Chaplin había sido militante comunista en su juventud, según se desprende de los documentos que acaban de desclasificar los Archivos nacionales británicos.
Las simpatías izquierdistas de Chaplin, que en aquellos momentos estaba en la cima de su prestigio personal aunque sus mejores obras probablemente ya se habían quedado atrás, eran sobradamente conocidas. Pero en plena caza de brujas del senador McCarthy, Estados Unidos quería ir más allá y puso a Charlot en su punto de mira. El actor y director residía en Estados Unidos cuando, en 1952, viajó a Europa para recoger un galardón y se encontró con la sorpresa de que los norteamericanos no le dejaban volver a entrar en el país. Aunque británico de nacimiento, decidió instalar su residencia en Suiza, donde moriría en 1977.
Cuando en 1952 el FBI le pide al MI5 que investigue el pasado de Chaplin, los británicos parecen reticentes a investigar a un compatriota y dudan de que las sospechas de sus colegas del otro lado del Atlántico tenga fundamento. Y le dan más importancia al hecho de que el artista pueda ser un peligro para la seguridad nacional, que a la posibilidad de que en su juventud militara en el Partido Comunista. Y acaban descartando ambas cosas. Quizás lo que más les sorprendió es que no encontraron pruebas de que efectivamente hubiera nacido en Walworth, en el sur de Londres, en abril de 1889, como sostenían sus documentos oficiales. Pero que un nacimiento no hubiera sido debidamente registrado no era algo completamente inusual en aquellos tiempos.
En uno de los documentos ahora publicados, un funcionario británico cavila que lo mejor sería no pasar a los americanos más información de la que les piden “y ceñirnos a responder las cuestiones específicas que nos plantea el FBI”. “Si de verdad quieren montar un caso contra Chaplin pueden leer el Pravda por sí mismos”, ironizan los británicos en referencia al órgano de propaganda soviético en una nota fechada el 17 de noviembre de 1952. La prensa de la época publicaba a menudo gacetillas e informaciones comentando las simpatías políticas de Chaplin.
En otra nota, del 24 de febrero de 1958, la posición británica es aún más clara. El texto explica que Estados Unidos prohibió a Chaplin que volviera al país en 1952 por sus supuestos vínculos con el comunismo y cuestiona la veracidad de la información en la que se basaron los estadounidenses con comentarios como “esos informes, cuya veracidad no hemos sido capaces de chequear y que no nos impresionan por su calidad a primera vista (…)”.
Los británicos concluyen: “No tenemos información sustancial nuestra contra Chaplin y no tenemos la convicción de que haya motivos fiables para considerarle un riesgo para la seguridad”. Y subrayan que, en una visita a Londres en 1957 para el estreno de una farsa sobre el macarthysmo, Chaplin intentó evitar que se le relacionara con la embajada rusa en Londres. “Puede ser que Chaplin simpatizara con el comunismo pero ante la información que tenemos más bien parece que no pasa de ser un “progresista” radical”, es la conclusión definitiva de los servicios de inteligencia británicos.
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