G20: cerrado por Crisis

Antes de que al primer ministro Papandreu se le fuera la mano con los licores, la cumbre del G20 que comienza hoy en Cannes estaba cargada de expectativas relacionadas con el desarrollo. En esta era de los líderes medianos, muchos ven en el G20 un espacio tangible para la toma de decisiones, yla crisis financiera es solo una más de las importantes batallas en las que el desgobierno global retrasa y complica la perspectiva de soluciones.

¿Qué podríamos esperar de la Cumbre de Cannesen los asuntos que preocupan a las poblaciones más pobres?:

- Un acuerdo para mejorar la eficacia de la lucha contra la evasión fiscal: el viernes está prevista la firma de una declaración del G20 que podría dar pasos significativos en la regulación de los paraísos fiscales y en la transparencia del sistema. Los expertos han insistido en la importancia de establecer mecanismos automáticos de intercambio de información entre países que eviten las dificultades de las peticiones bilaterales.

- El espaldarazo definitivo a la tasa sobre las transacciones financieras: la idea de una pequeña tasa que grave las operaciones de capital más especulativas ha ido tomando fuerza en los últimos meses con el consenso de expertos, la movilización social y el apoyo de gobiernos como los de Francia, Alemania, España o Sudáfrica. El potencial recaudatorio es de unos 300.000 millones de euros por año, lo que permitiría corregir el desgaste social en economías desarrolladas y en desarrollo, así como financiar las medidas de mitigación y adaptación al cambio climático (uno de los interrogantes de la Cumbre del Clima del próximo mes de diciembre). Un acuerdo entre las potencias financieras del G20 eliminaría cualquier obstáculo político a la propuesta.

- Reducir la volatilidad extrema de los precios de los alimentos: tras la montaña rusa de 2007-2010, el último año y medio no ha hecho más que acelerar la tendencia alcista de los precios y multiplicar las variaciones a corto plazo. Los precios del maíz y del arroz -de los que depende la alimentación básica de cientos de millones de personas- se han disparado un 74 y un 166 por ciento, respectivamente. A diferencia del problema griego, que tiene su propio gallinero, no existe un referente institucional claro para resolver este asunto: dependemos de la capacidad de coordinación de un puñado de países que controlan los resortes de la producción, la comercialización y la especulación de granos básicos. Prácticamente todos ellos tienen silla en el G20. (Hoy por cierto, se ha presentado en Madrid un interesante libro sobre este asunto escrito por Kattya Cascante y José María Medina para la campaña por el Derecho a la Alimentación).

- Frenar el deterioro galopante de las fuentes de financiación del desarrollo: por lo que ha podido saber este blog, el informe que Bill Gates presentará a los líderes de la Cumbre de Cannes va a entrar de lleno en este asunto. Además de una apuesta por la innovación científica y financiera, propondrá un blindaje de los programas de ayuda en esta época de crisis. No es probable que le hagan la ola. De acuerdo con la estimación hecha pública ayer por Oxfam, 2012 podría ver el mayor recorte de la ayuda oficial en 15 años. Una caída de al menos 9.500 millones de dólares, suficientes para proporcionar educación a 35 millones de niños. Todo un mensaje para el futuro.

Así que recemos a San Cucufato y esperemos que nuestros líderes y los periodistas que cubran la reunión hagan algo más que hablar de la crisis financiera en Europa, por importante que sea. La credibilidad de un espacio institucional joven como el G20 no va a soportar muchas más ocasiones perdidas.

(Si quieren expresar su interés por este asunto, pueden hacerlo en las plataformas habilitadas por Avaaz e Inspiraction.)