Un muerto y dos heridos por tres casos de 'balconning' en Baleares
Los empresarios, en contra de acristalar las habitaciones de los hoteles
La temporada turística en Baleares se estrena con la reiteración de accidentes dramáticos por caídas de jóvenes turistas que se precipitan de madrugada desde las terrazas de sus hoteles. Un joven británico de 24 falleció el jueves en Ibiza al caer, antes de salir el sol y en estado de ebriedad, según la Guardia Civil, desde el balcón de su habitación, en el cuarto piso en hotel turístico de Sant Josep. Este viernes otros dos turistas, clientes de sendos hoteles de Cala Millor y Cala Rajada, de la isla de Mallorca, han resultado gravemente heridos, al precipitarse accidentalmente desde los balcones de sus estancias; uno que tiene 26 años, cayó desde un segundo piso y está muy grave y el segundo, ciudadano alemán, precipitado desde un tercer nivel, presenta un diagnóstico de gravedad, según emergencias del 112 de Baleares.
En veranos anteriores, cuando se constató la trágica repetición de muertes por caídas desde las terrazas de habitaciones de establecimientos turísticos, alguien lo denominó 'balconning' pero no es un juego temerario de retos ante el vacío. Hace años se cambió la normativa hotelera balear y se elevó la altura de las barandillas de los balcones y terrazas de los establecimientos turísticos las para intentar evitar esas caídas. No era un mal cálculo de protección sobre el punto de gravedad personal. Los jóvenes siguen cayéndose.
El director del establecimiento de Ibiza donde sucedió el último accidente mortal, Joan Bufí del hotel Els Pins dijo a Europa Press que considera "descabelladas" las propuestas para el cerramiento acristalado de las terrazas y cree que el alcohol y otras sustancias están en la clave para que los jóvenes no calibren el peligro de sus "imprudencias temerarias". El fallecido llevaba tres días de vacaciones y poco antes de precipitarse regresó al hotel tambaleándose.
Durante décadas han perecido en Baleares, estampados contra el piso, decenas de turistas que de noche, cargados de alcohol y, en casos, tras ingerir sustancias estupefacientes, tientan el equilibrio o simplemente pretenden recuperar aliento y tomar el aire fresco tras una noche tormentosa. Millones de turistas cada año gozan en los bares y discotecas de España, están de vacaciones, no suelen conducir, no sse cometen a controles y, ademñas, no están sujetos a los límites horarios que rigen en países europeos de donde proceden.
Algunos observadores y supervivientes de juegos de alto riesgo han colgado videos en You Tube -divulgados por televisiones y medios tradicionales-, con ejemplos de unas prácticas alocadas: lanzarse desde lo alto de la habitación del hotel a la pileta de la piscina de noche. Gestores hoteleros indican que los jóvenes no calibran generalmente el peligro que corren por su estado de ebriedad. Otras versiones de esos ejercicios arriesgados aluden a pruebas y apuestas de equilibrio y resistencia en las alturas, colgados o de pie sobre en las barandillas de las habitaciones. Otra práctica furtiva es colarse en la habitación vecina no por la puerta sino por las ventanas o terrazas la fachada.
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