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El coqueteo epistolar entre Hemingway y la Dietrich

Sale a la luz la colección de cartas de amor que el escritor y la actriz alemana se enviaron durante años

Ernest Hemingway y Marlene Dietrich se conocieron a bordo de un crucero en 1934. Desde entonces, mantuvieron una compleja relación de coquetería por carta, cuyo contenido no se ha hecho público hasta ahora, por petición expresa de la hija de la actriz alemana, María Riva. En una carta fechada el 19 de junio de 1950, a las 4 de la mañana, el escritor y premio Nobel escribe: "Te estás poniendo tan hermosa que tendrán que sacar fotografías de tu pasaporte de 9 pies de altura. ¿Qué es lo que realmente quieres hacer en tu vida? ¿Romper el corazón de todos por una moneda de diez centavos? Siempre podrías romper el mío por una de cinco centavos y yo pondría la moneda". Una relación epistolar que sugiere que su vínculo fue firme, apasionado y, probablemente, sólo platónico.

A Ernest Hemingway, el autodesignado Papá del mundo literario, le gustaba de llamar "hijas" a sus amigas. Nada más conocer a Marlene Dietrich, decidió incluirla en ese selecto grupo. De esa relación han sobrevivido treinta cartas escritas por Hemingway a la actriz entre 1949 y 1953. En ellas, la llamaba "Mi pequeña Kraut", que significa "alemana", pero también "cabeza cuadrada", un término que suele usarse para referirse a los alemanes despectivamente, pero que el escritor utilizaba con cariño.

En una de las cartas, fechada el 23 de mayo de 1950, el escritor se defiende de los celos de la alemana hacia la actriz sueca Ingrid Bergman: "Sigue enojada todo lo que quieras. Pero detente en algún momento, hija, porque sólo hay una como tú en el mundo, y nunca jamás habrá otra, y me siento muy solo en este mundo cuando tú te enojas conmigo", le escribe.

En otra carta, fechada en 1951, la Dietrich le dice: "Creo que ya es hora de que te diga que pienso en ti constantemente. Leo tus cartas una y otra vez y hablo de ti con algunos hombres selectos. He cambiado tu foto a mi alcoba y la mayoría de las veces que la observo me siento bastante impotente".

Hemingway tenía 50 años y Dietrich 47 cuando comenzaron a escribirse. Él le describió la relación a su amigo, el escritor A.E. Hotchner, diciendo que se enamoraron cuando se conocieron a bordo del Ile de France. "Nunca hemos estado en la cama. Sorprendente pero cierto. Las víctimas de una pasión fuera de sincronía", le confesó a su amigo.

Las cartas, que en ocasiones Hemingway concluía con un "te mando un beso muy fuerte", fueron donadas a la biblioteca en 2003 por la hija de la actriz, María Riva, a condición que no fueran hechas públicas hasta ahora. Son de acceso público pero para contemplarlas hace falta pedir permiso. Los primeros afortunados pudieron leerlas de primera mano el jueves pasado, durante la exhibición de la Colección de Ernest Hemingway en la Biblioteca y Museo Presidencial John F. Kennedy.

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