La morosidad de la banca repunta al 9,4% hasta agosto
Rompe con la tendencia a la baja del último año por la fuerte caída del volumen de crédito
La morosidad de los créditos concedidos por los bancos, cajas y cooperativas a particulares y a empresas ha repuntado hasta el 9,39% en agosto, frente al 9,38% del mes anterior, según los datos hechos públicos este martes por el Banco de España.
Esta ligera subida, la primera desde enero de 2016 -cuando escaló desde el 10,220% de diciembre hasta el 10,221% de enero-, no impide que la tasa de morosidad se mantenga en mínimos desde junio de 2012, cuando se situó en el 9,42%.
En cifras absolutas, el total de créditos dudosos bajó hasta 120.037 millones en agosto, 790 millones menos que el mes anterior. Sin embargo, la tasa se eleva porque el volumen de crédito ha caído en 9.500 millones y pasa desde 1,286 billones de préstamos en julio a 1,277 billones en agosto. Este dato permite que la morosidad encadene seis meses consecutivos por debajo del umbral del 10%.
Sin embargo, los expertos consideran que la cifra real de morosidad de la banca es mayor. Ocho años después de que estallara la crisis, las entidades acumulan más de 200.000 millones entre activos dudosos y adjudicados, de lo que una partida son procedentes de inversiones en suelo, lo más difícil de vender, aunque se recupere el ciclo inmobiliario. Como apunta el catedrático de la Universidad de Valencia, Joaquín Maudos, “con estos datos, la verdadera tasa de mora del negocio en España es superior al 15%” frente al 9,4% de tasa oficial.
Desde 2008, son ya prácticamente treinta trimestres consecutivos de caída del volumen de créditos, con un espectacular desplome de casi 600.000 millones de euros, algo más de un 30% del total.
Esta cifra de morosidad incluye el cambio metodológico en la clasificación de los Establecimientos Financieros de Crédito (EFC), que desde enero de 2014 han dejado de ser considerados dentro de la categoría de entidades de crédito.
Según la AEB, el lento ajuste de la tasa de morosidad se explica en su mayor parte por el continuo ajuste de la deuda por familias y empresas. "El saldo de crédito cae en cifra anual un 4.11%, aunque se mantiene la desaceleración observada en los últimos meses. Así, nos encontramos ante tres factores: el desapalancamiento de familias y empresas; el aumento del nuevo crédito por las entidades financieras y el ajuste de los activos improductivos por parte de las entidades financieras".
Caída desde el 13,6%
De este modo, la tasa se ha reducido en 4,2 puntos porcentuales respecto al máximo histórico marcado en diciembre de 2013, cuando se colocó en el 13,6%. Ahí la cifra de morosos alcanzó los 197.235 millones.
La caída de la morosidad se ha acentuado ante el descenso en el crédito global del sector, que se ha reducido en un 0,74% respecto al mes anterior. En concreto ha caído en 9.541 millones de euros, hasta los 1,277 billones. La tendencia de reducción del crédito se ha profundizado en términos interanuales, al desplomarse un 4,11%.
Sin incluir los cambios metodológicos, la ratio de morosidad se colocaría en el 9,59%, puesto que este saldo de crédito se reduciría hasta los 1,251 billones al excluirse el crédito de las EFC.
En agosto, las entidades financieras redujeron hasta los 70.667 millones de euros las provisiones, 665 millones de euros menos que el mes anterior. Un año antes, este 'colchón' se situaba en 88.633 millones.
El analista de XTB Carlos Fernández ha explicado a Europa Press que el hecho de que la tasa de morosidad se mantenga por debajo del 10% trae cierto optimismo "sobre la salud de la economía" y augura una mejora en la calidad del crédito concedido en España.
Este avance se debe, en su opinión, a la mejora de la economía y de la tasa de ahorro de los hogares españoles. "Los datos de crecimiento para España en 2016 y los años sucesivos sigue estando por encima de la media de la Zona euro. Esa mejora tiene su repercusión en aumentos del consumo y una reducción en la tasa de paro", ha precisado.
Si bien señala que esta última tasa sigue en niveles "muy preocupantes", cree que la mejora en los recursos de los hogares "tiene una buena incidencia" en la reducción de la mora. Por ello, mantiene que a medida que la situación económica mejora, también lo hace la tasa de ahorro medio de las familias, lo que provoca que los nuevos créditos se pidan por menores importes y que se reduzcan los impagos en los créditos.
Por otra parte, apunta que el Banco Central Europeo (BCE) mantiene su política expansiva, que busca facilitar liquidez a coste cero para las entidades financieras, tratando de reactivar el crédito. Además, la tasa de facilidad de depósito continúa siendo negativa, lo que provoca que los bancos tengan que pagar un interés por depositar el dinero en el BCE. "Con este escenario, se pretende que, frente a dejar el dinero 'aparcado' en el Banco Central, se preste a las familias y empresas tratando de reactivar la economía", explica el experto.
Sin embargo, Fernández insiste en que a pesar de los esfuerzos que se están haciendo para reactivar el crédito, la cantidad de dinero prestada sigue sin incrementarse, puesto que "en la retina de los bancos e inversores siguen los peores momentos de la crisis económica".
Así, ve "entendible" que muchas entidades continúen con sus esfuerzos de recapitalización y tratando de elevar su capital de alta calidad. "Estas políticas tienen incidencia en el volumen de créditos concedidos, ya que continúan siendo muy rigurosos a la hora de realizar concesiones",
añade. Ante estas perspectivas, el analista adelanta que es de esperar que
la mora continúe con su descenso hasta que finalice el año y que el volumen
de créditos concedidos no mejore de manera significativa.
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