El Banco Popular lanza una ampliación de capital de 2.500 millones de euros
Las acciones del banco se desploman tras el anuncio de la operación que lanzan para hacer frente a las coberturas del ladrillo
El Banco Popular ha anunciado que va a realizar una macroampliación de capital "con el fin de acelerar la normalización de su rentabilidad después de 2016 y elevar la cobertura de los créditos morosos hasta el 50%", frente al 38% actual. El banco quiere cubrir su mayor problema, la excesiva exposición al ladrillo, en donde tenía la cobertura más baja del sector. Este factor le ha penalizado en Bolsa (arrastra una caída del 38% en los doce últimos meses) y, según los analistas, le hace vulnerable y objetivo de una compra por parte de un competidor en un momento en el que se habla de concentración en el sector.
El presidente de la entidad, Ángel Ron, ha declarado esta mañana a través de una videoconferencia que el objetivo principal de la operación es doble: "Elevar las provisiones para cubrir mejor la exposición inmobiliaria y, de esta manera, poder acelerar la venta de inmuebles y suelos". Los bancos necesitan tener coberturas importantes sobre el ladrillo para compensar la depreciación que han sufrido en el mercado. De esta forma, pueden venderlos a bajo precio sin que les provoquen pérdidas en la cuenta de resultados. Al mismo tiempo, Ron dijo que, con los beneficiosos efectos de la ampliación en el saneamiento del balance, esperaban "volver a la política tradicional de reparto de dividendos. Para 2018, deberíamos entregar en metálico el 40% del beneficio", afirmó sin dar más datos. Con la ampliación actual, quedan suspendidos los dividendos después de que se hubieran reanudado en 2014 (0,04 euros por acción) con cargo a los resultados de 2013.
No es la primera vez que el Popular acude al mercado para reforzar su situación. En 2012 realizó otra ampliación de capital, también por valor de 2.500 millones, ante las necesidades que surgieron tras los exámenes de la banca. Quería evitar solicitar ayudas públicas para sanear su situación por la excesiva exposición al ladrillo y logró cubrir esa operación con una fuerte demanda. Sin embargo, la operación anunciada hoy demuestra que ese dinero no fue suficiente. Las circunstancias del mercado, sobre todo los bajos tipos de interés, el final de las cláusulas suelo y la baja demanda de crédito, no le han ayudado.
Fuerte bajada de las acciones
La reacción del mercado no se ha hecho esperar: los títulos del Popular se desploman en Bolsa. Pierden cerca del 20% de su valor toda la mañana, hasta colocarse en 1,8 euros aproximadamente. Y han llegado a caer casi un 26% nada más arrancar la sesión. El precio de suscripción de la ampliación es muy inferior al precio actual de los títulos (1,25 euros frente a los 2,35 euros a los que cerró ayer). El presidente comentó que esperaban una subida de calificación de las agencias de rating, algo que debería dar más confianza a los inversores.
Según los detalles que ofrece la entidad, la nueva ampliación de capital de este año será de 2.500 millones con derechos de suscripción preferente para los accionistas existentes y supone la emisión de 2.004 millones de nuevas acciones, un aumento de más del 30% del actual número de acciones y del 45% del precio actual en Bolsa. El precio de suscripción es de 1,2512 euros. La clave será la reacción del consejo de administración, que tiene el 24% del capital. Fuentes del mercado esperan que acuda a la ampliación, aunque no en su totalidad, lo que diluirá su participación. Allianz, con el 3,3% de las acciones, ha afirmado que secundará la ampliación, si bien es lo esperado porque es socia del Popular en los negocios aseguradores.
Con la ampliación de capital, la entidad quiere apuntalar su balance y reducir su exposición al riesgo inmobiliario. "La transacción reforzará las fortalezas y la rentabilidad del negocio principal del banco y reducirá el coste del riesgo esperado para los próximos años", ha asegurado el banco a la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Calcula que la emisión de nuevas acciones le permitirá acelerar la estrategia de reducción del negocio inmobiliario y se fija un nuevo objetivo de desinversión: "15.000 millones de euros de activos improductivos brutos entre 2016 y 2018", avanzó el consejero delegado, Francisco Gómez en la videoconferencia.
Hasta ahora, la entidad había dicho que sus planes para 2016 eran vender 4.000 millones de carteras de inmuebles y con otros 4.000 crear un vehículo inmobiliario con socios para sacar el riesgo de su balance. Ahora casi duplican el objetivo, pero se ponen como plazo 2 años y medio, hasta final de 2018. Ron aseguró que creen que es un objetivo realista "por la recuperación del mercado inmobiliario y el interés de los extranjeros en los inmuebles".
Evitar las elecciones y el Brexit
El presidente admitió se había estudiado mucho el momento de lanzar la operación y que se ha querido evitar circunstancias especiales, como las próximas elecciones generales en España y el referendum sobre la permanencia del Reino Unido en Europa "por las consecuencias que pudieran tener en los mercados". Otras fuentes también recordaron las elecciones en Estados Unidos, con la posible llegada de Donald Trump, un factor que podría desestabilizar la situación económica de la zona al alterar la política de los tipos de interés de la Reserva Federal.
En relación a una posible compra, Ron aseguró que ahora no están estudiando ninguna. "Si llegara una oportunidad, la estudiaremos siempre que sea congruente con nuestro modelo de negocio y no ponga en riesgo el banco". En esta ocasión, no dijo, como otras veces, que cualquier operación debía tener como condición fundamental que el Popular fuera el que mandara en la fusión.
"En esta decisión se ha tenido en cuenta la necesidad de anticiparse al complejo escenario al que se enfrenta la actividad bancaria. Existen una serie de condicionantes que se van a intensificar en los próximos meses, entre ellos el nivel muy bajo de los tipos de interés, incluso en tasas negativas, que se espera que se mantenga así por un largo periodo de tiempo, y un elevado endeudamiento, con un proceso de desapalancamiento muy fuerte y una regulación muy intensa", justificó Ron.
Más requisitos de capital
La entidad se prepara sobre todo para los requerimientos de capital que le puedan exigir por la normativa europea. Para el caso de que se materialicen total o parcialmente todas las incertidumbres que le acechan, el banco estima que "la necesidad de reforzamiento de los niveles de coberturas durante este año podría ascender hasta un importe aproximado de 4.700 millones de euros", que supondría un aumento en 12 puntos porcentuales hasta un 50%, en línea con el promedio del sector. También dijo el presidente que la ampliación cubre las nuevas exigencias de provisiones de la circular contable del Banco de España, incluida en el Anejo IX. Preguntado por si también era suficiente para hacer frente a los costes de las cláusulas suelo si se retrotrae su efecto hasta 2009 por el Tribunal de Luxemburgo, la respuesta de Ron no fue tajante, aunque aseguró que, "en ningún caso" consideran que eso debe ocurrir.
La entidad avanza que, si esos 4.700 millones le son requeridos, pasará factura a sus dividendos: quedarán suspendidos temporalmente. Asegura que tratará de "normalizar" la retribución al accionista a partir de 2017 y a partir de 2018 espera ofrecer una ratio de pago de dividendo en efectivo de, al menos, el 40%. Asegura que la operación de ampliación le permitirá reducir sus costes de financiación (lo que llevará a mejorar su calificación de riesgo) y reducirá el coste de su exposición al riesgo, porque con una mayor rentabilidad podrá reducir las previsiones futuras.
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