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Reportaje:CRISIS DEL EURO

En este pueblo aún se paga en pesetas

En Villamayor de Santiago es posible comprar con la vieja moneda. Dos tercios de los españoles confían más en ella que en el euro

Los 3.000 vecinos de Villamayor de Santiago (Cuenca) no viven atrapados en el tiempo, aunque en sus comercios circulen pesetas estos días. La rubia, que desapareció de nuestras vidas hace 10 años, no parece que haya escapado del recuerdo de este pueblo de la planicie manchega donde el queso es el orgullo local. Aquí, la asociación de empresarios ha decidido recuperar la vieja moneda, aunque solo durante este mes. De momento, la treintena de establecimientos que participan en esta iniciativa llevan recaudado un millón, el equivalente a 6.000 euros.

"Si no hay euros, buscamos las pesetas", explica Campayo, promotor de la iniciativa. La crisis del euro ha provocado la caída de las ventas en los establecimientos de esta localidad que vive de la producción de aceite, vino y queso. "La primera semana de enero fue floja, pero a partir de la segunda quincena los clientes empezaron a animarse", cuenta su presidente. Cuando acabe la campaña, un grupo de la asociación se desplazará a Madrid y canjeará las pesetas en el Banco de España. Después devolverá a cada establecimiento la parte que le corresponda. De esta manera, ahorra a los vecinos los 150 kilómetros de viaje.

El Banco de España calcula que 1.707 millones de euros, en pesetas, no han sido devueltos desde 2002

El regreso a la peseta, por temporal que sea, ha mostrado de golpe cuánto se ha encarecido la cesta de la compra. Diez años después de que el euro sustituyera a la vieja moneda, un tercio de los españoles ha perdido la confianza en la nueva, según datos del Eurobarómetro.

Las queserías delimitan las afueras de Villamayor de Santiago. En una de ellas, el fuerte olor a suero no impide un apasionado debate entre tres hombres. Se quejan de lo mucho que se ha incrementado el precio de los productos. "Cuando calculas que tres kilos de tomates cuestan 500 de las antiguas pesetas, reflexionas sobre cómo ha cambiado nuestra economía en apenas una década", espeta Jesús Pérez Manzanera, uno de los queseros.

Desde que los españoles hacen la compra en euros, los productos de primera necesidad han aumentado hasta un 43%, según la última encuesta de la OCU. El pan cuesta hoy un 49% más que entonces, y un 85% más de lo que se pagaba en septiembre de 2001, cuando aún se usaban pesetas. La OCU también advierte que la leche ha pasado de costar 0,60 euros a 0,85, un 48 % más. O las patatas, que han subido un 116% más de lo que valían hace diez años, según su último informe con fecha de 2011.

A mediodía, las calles empedradas de Villamayor están poco transitadas. En la vía principal que atraviesa el pueblo está el discreto supermercado de Maribel López. En él, dos amas de casa hacen la compra. Maribel está sorprendida por el número de personas que conserva la antigua moneda nacional. Las de 50, 100 o 500 pesetas son las que más se han desempolvado de los cajones. El dinero proviene de diferentes partes de la comarca. "Esta misma mañana un matrimonio mayor se ha desplazado hasta este supermercado donde han gastado 8.000 pesetas". En otra ocasión, una familia pagó con 33.000 pesetas (150 euros), comenta.

Según el Banco de España, quedan 1.707 millones de euros en pesetas que aún no han sido devueltos. Al mes se canjea una media de uno o dos millones de euros. Por el momento, no ha establecido ninguna fecha límite para el cambio. A diferencia de otros países de la UE como Francia que dio de plazo hasta 2005. O Italia, que permite el canje hasta el último día de febrero. Portugal aceptará el cambio de escudos por euros hasta fin de año. El Banco de España ha habilitado dos ventanillas: una para monedas y otra para billetes. No se pide documentación a no ser que la cantidad a canjear sea superior a 500.000 pesetas, que entonces sí que registran al usuario.

En la quesería, tras un cuarto de hora de conversación sobre la peseta, el tema varía. José Manuel García, el dueño de la funeraria, interrumpe la charla. Cree que la gente todavía sigue pensando en pesetas para calcular grandes cantidades, como el precio de la vivienda. "Pensar en pesetas es muy generacional", replica un contertulio, "y en este pueblo vive mucha gente mayor que todavía no ha cambiado el chip".

La lista de comercios es muy variada. Incluso la funeraria ofrece la posibilidad de costear el entierro, aunque el propietario afirma que todavía no ha recibido ninguna propuesta: "El precio mínimo es de 1.500 euros y la gente no suele guardar tantas pesetas en casa".

Los vecinos de Villamayor se quejan de la alta tasa de paro, que este año ha aumentado un 10%, según los últimos datos del Ministerio de Trabajo. Recuerdan los más veteranos que en los primeros años de la década pasada, el Consistorio fletaba tres autobuses todos los días para aquellos que trabajasen en Madrid. La mayoría vivía de la construcción. Ahora, el panorama es bien distinto. Por este motivo, el alcalde José Julián Fernández (PSOE) no ha puesto ninguna cortapisa a esta iniciativa: "Apoyo cualquier medida que sirva para ayudar a nuestra economía".

Dos mujeres enlutadas aguardan turno en la carnicería para ser despachadas. Ninguna trae pesetas. "Ya no me quedan, me las gasté todas", lamenta una de ellas. Pilar Fernández dueña del establecimiento para dar fe de que en su tienda se puede pagar con la vieja moneda saca de la trastienda un billete de 10.000 pesetas.

Los vecinos de Villamayor reviven estos días una experiencia similar a la que vivieron los españoles en 2002. Año en el que euros y pesetas convivieron durante un periodo. Muchos españoles decidieron guardarse como recuerdo algún que otro ejemplar, como símbolo de una época. Otros, más despistados se han ido dando cuenta, con el paso del tiempo, de que todavía conservaban alguna moneda. En cualquier caso, en España aún quedan lugares donde gastarlas.

Una cajera de una tienda de comestibles cobra los productos en pesetas en Villamayor de Santiago.
Una cajera de una tienda de comestibles cobra los productos en pesetas en Villamayor de Santiago.CLAUDIO ÁLVAREZ

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