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Se va el último barón del PP gallego

El PP gallego deja manos libres a Baltar para que lo suceda su hijo

"No me faltaron enemigos en el partido, pero los hice esperar 23 años", dice a EL PAÍS el dimitido presidente - Los alcaldes apoyan sin fisuras el relevo

Escaldada por lo ocurrido hace un año, cuando sufrió una sonora derrota en el congreso provincial de Ourense frente al poder de los Baltar, la dirección del PP gallego ha decidido no intervenir esta vez. En enero de 2010, Alberto Núñez Feijóo y los suyos promovieron una candidatura alternativa para evitar que José Luis Baltar cediese a su hijo la presidencia provincial del partido. Los Baltar lograron su mayor triunfo interno y desde entonces la dirección gallega dejó de inmiscuirse en Ourense.

La estrategia se mantendrá, pese al más que previsible traspaso de la presidencia de la Diputación de nuevo de padre a hijo. Además de evitarse otro revés, la dirección del partido entiende que no tiene resortes para intervenir. Y está convencida de que Baltar hijo nunca tendrá el apoyo ciego de los alcaldes con que contaba su padre.

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Con este panorama, solo han sido necesarias 24 horas para que la sucesión de José Luis Baltar esté encauzada. Y eso a pesar de que Baltar hijo afirmó ayer que abordará el asunto "sin prisa, aunque sin pausa". El guión se está cumpliendo al dedillo y los gestos a su favor se han ido sucediendo en cascada. Varios de los diputados baltaristas destacaban ayer las bondades de José Manuel Baltar Blanco, quien no niega la posibilidad de asumir la Diputación en herencia, aunque matiza que de momento es "política ficción" porque "serán los órganos de dirección del partido los que elijan lo mejor para la provincia". Unos órganos directivos que encabeza él mismo como es presidente del PP en Ourense.

Ese comité de dirección de los conservadores ourensanos se reunió ayer para analizar la retirada del cabeza del clan baltarista, pero será el próxima sábado cuando el comité electoral del partido proponga un solo candidato.Será de esta forma porque así lo exige la normativa: el pleno de la Diputación para elegir nuevo presidente debe celebrarse en un plazo máximo de 10 días tras la renuncia.

Baltar Blanco dice que será por acuerdo de los miembros de la dirección, pero en realidad será un nombramiento por aclamación u ovación a la figura del hijo del clan baltarista. A pesar de su negativa a aclarar si se postulará para el puesto, la totalidad de cargos del partido consultados dan por supuesto que así será. "Hoy no es día de personalismos", matizó Baltar Blanco ante las insistentes preguntas. Pero en una de ellas dejaba entrever que está siguiendo un guión que todavía no le permite postularse: "Tengo que decir lo que estoy diciendo por respeto a los órganos del partido". Intentó marcar distancia hablando en tercera persona cuando se cuestionaba la influencia del presidente del partido (es decir, él mismo) en el proceso de elección: "El presidente es la persona que tiene un contacto más directo con los diputados para valorar todas las opiniones. Hablaremos con el segundo diputado suplente para ver qué hará ante este momento histórico".

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Tibia despedida

La dirección gallega de los populares ha despedido tibiamente al barón ourensano. Y parece que hasta con prisa, porque lo hizo antes de que el propio Baltar Pumar dimitiese oficialmente: el anuncio se hizo a las seis de la tarde y Alfonso Rueda ya agradecía los servicios prestados a las cinco, una hora antes. Ayer, volvió a ser el secretario general del PP gallego el que se refirió a la sucesión para desentenderse de lo que suceda en el feudo baltarista que garantiza sus mayorías absolutas parlamentarias: "No tengo nada que opinar porque tiene que ser la diputación la que decida". Alberto Núñez Feijóo incluso esquivó a los periodistas en Santiago para no hablar del asunto.

Hace ocho meses que el barón ourensano ató cabos colocando a su hijo como segundo diputado suplente y concejal en Esgos, cuyo alcalde es cuñado del todavía presidente provincial. Cumple así los dos requisitos fundamentales para poder acceder, primero, al sillón de diputado (hay que ser concejal) y segundo, al de presidente (hay que ser diputado). Para completar la jugada, César Parente, el alcalde de Nogueira de Ramuín -otro feudo baltarista- debe ceder su acta de primer concejal suplente a Baltar Blanco. Con esa renuncia, el traspaso familiar de una institución pública será un hecho.

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