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Reportaje:

Feliz año chino a ritmo de ukelele

El magnate Warren Buffett causa sensación en el país asiático al actuar en la gala de 'Nochevieja' de la televisión estatal que vieron 700 millones de espectadores

Media China había caído rendida en brazos de Morfeo cuando algo cambió en la soporífera gala de Año Nuevo de la cadena estatal CCTV-1. En la madrugada de ayer, los agudos tonos de la ópera autóctona, los chillidos de histriones humoristas y la fanfarria de los grupos pop de moda que daban la bienvenida al dragón fueron sustituidos por una voz cascada que hizo a muchos entreabrir tímidamente un ojo.

Súbitamente, el megalómano decorado había encogido hasta convertirse en una mera habitación. Y, tal como se había anunciado, ahí estaba uno de los iconos del capitalismo más feroz, en medio del mayor ejemplo de propaganda comunista: un programa que, a pesar de las atroces críticas que recibe, cada año congrega a unos 700 millones de chinos frente a la pequeña pantalla.

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El multimillonario estadounidense Warren Buffett logró que la audiencia, cuyo sueño está vacunado incluso contra el estruendo de la gran guerra pirotécnica que se libra en el exterior, se reincorporase en sus sofás. Pero solo durante 45 segundos. Porque eso fue lo que tardó el octogenario inversor en cantar, armado con un ukelele, I've been working on the railroad (He estado trabajando en el ferrocarril). Se trata de una canción folk americana, con especial tirón entre los niños, que quizá no fue bien entendida, ni siquiera con subtítulos, por los cientos de millones de pasajeros que cada año tienen que dejarse la piel en estas fechas para hacerse con el ansiado billete de tren que les permitirá disfrutar de las bacanales familiares propias de la Nochevieja china. Con un discreto "xiexie" (gracias) al final de la partitura, la única palabra que entonó en chino, Buffett se esfumó tan rápido como había aparecido. Quizá por eso, ayer, tras la fulgurante actuación del magnate de Berkshire Hathaway, sus 45 segundos de fama se tradujeron en cientos de páginas de comentarios en el ciberespacio. Ninguno esperaba de él grandes dotes artísticas, así que el foco se desvió hacia el sencillo decorado, similar al de una maqueta con una estación de cartón aquí y una farola de plástico allá. Algunos consideran que era más propio de un programa de vídeos de televisión que del inversor que tiene en su poder casi el 10% de las acciones de uno de los principales fabricantes de automóviles chinos, BYD. No obstante, a muchos chinos la simplicidad del excéntrico multimillonario les ha cautivado. "No me imagino a ningún hombre de negocios de nuestro país haciendo eso. Es un estilo desenfadado y cercano del que tendríamos que aprender. ¡Que le dejen organizar la gala del año que viene, seguro que es más entretenida", ironizaba ayer Wang Leifeng, un joven de Shanghái. Habrá que ver si ahora Buffett hace caja con este hito en su peculiar acercamiento al gigante asiático al que todos quieren dar un bocado.

Una imagen del vídeo de la actuación de Warren Buffett.
Una imagen del vídeo de la actuación de Warren Buffett.

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