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DIAGNÓSTICO SOBRE EL EMPLEO 2012

Los recortes y debilidades de las empresas abocan en más paro

La Xunta confía en un mejor comportamiento del empleo - Luis Caramés: "Seguirá siendo un referente muy negativo, especialmente para los jóvenes"

La política de austeridad que predica Feijóo es simultánea, y tiene bastante que ver, con los pesarosos registros del paro en en Galicia, que ha empezado 2012 con 20.921 parados más, hasta llegar a 258.234 personas sin trabajo. Aunque las competencias de empleo corresponden a la Xunta, el Gobierno gallego tiene una "muy relativa capacidad para incidir significativamente en un ciclo económico tan átono como el actual", apunta el catedrático Luis Caramés. Tampoco Feijóo estimula el empleo en la medida que podría hacerlo, sacrificándolo a la "prioritaria consolidación fiscal" que marca el rumbo a su consigna de austeridad. En aras de la misma, paralizó la obra civil de la Xunta.

Esta paralización de la obra pública es una de las causas que marcan la diferencia del comportamiento del mercado laboral en Galicia con respecto al resto de España, según la opinión de los expertos que analizan el fenómeno para este periódico, aunque el empleo y el tejido empresarial se derrumban, sobre todo, por falta de crédito a las empresas, como en todas partes. De ahí que, entre las salidas que se plantean a la situación, el Gobierno central anuncie una nueva actuación en la banca.

El pequeño tamaño de las empresas se convierte en factor de desempleo
Solo Inditex y la energía mantienen el pulso en la actual tesitura

El paro se ha contenido en el conjunto de la UE, en España, con un aumento del 7,86% 2011, alcanza el nivel más alto de toda la serie histórica que permite comparaciones y, en Galicia, es peor en las provincias atlánticas, "en coherencia con su especialización productiva", señala Caramés.Para el catedrático compostelano "la situación de la economía sigue deteriorándose, las expectativas empresariales son pesimistas y la política económica implementada mira más a la consolidación fiscal que a la estimulación de la demanda". Las exportaciones, según el mismo experto, han maquillado relativamente la situación, "pero la caída del sector naval y la mayor debilidad de la automoción ha frenado la compensación que siempre ha ofrecido el sector exterior. Prácticamente solo Inditex y la energía mantienen el pulso, lo que afecta aún más negativamente a la provincia de Pontevedra". En consecuencia, sin una recuperación de la demanda exterior -española e internacional-, "el paro seguirá siendo un referente muy negativo, especialmente respecto al horizonte laboral de los más jóvenes", vaticina Caramés.

En ese marco general, hay que considerar otras variables de incidencia específica. El 91,36% de las empresas gallegas tiene cinco o menos trabajadores. El 99,38%, es decir la práctica totalidad del tejido productivo, está formado por empresas con menos de 50 trabajadores. Más de la mitad (52,4%) no tienen asalariados, son de autónomos. En ese caldo se ceba el paro.

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Entre el 1 de enero de 2008 y el de 2010 -últimos datos que ofrece el Instituto Galego de Estatística- desaparecieron 2.581 empresas: 1.017 de ellas tenían de tres a cinco empleados y otras 825, de 10 a 20. Los últimos dos ejercicios, según se va viendo por datos parciales, acentúan la escabechina. "El tejido productivo gallego se fundamenta no ya en pymes, sino en microempresas, con poco personal: aquí hay más proporción de autónomos que en otras comunidades", expone Alberto Vaquero, profesor de Economía Aplicada de la Universidade de Vigo.

Antes de que estallara la crisis, en la fase de expansión económica, las tasas de ocupación y actividad de la economía gallega eran inferiores a las medias nacionales, "y en fases de recesión nos cuesta más salir adelante, nuestra capacidad de recuperación es menor", precisa Vaquero. Es lo que está sucediendo. Mientras que entre 2007 y 2009, el saldo de autónomos aún era positivo (71 empresas más), en 2011 se dieron de baja en la Seguridad Social 3.143.

En términos absolutos, 258.234 gallegos han comenzado 2012 en paro, 20.921 más que en 2011. La construcción (44.807) y los servicios (138.341) son los subsectores más castigados. Todos ellos pagan de manera especial, con frecuentes dramas personales, el precio de la crisis.

Natividad López Gromaz, economista del Gabinete Técnico de la CIG, otorga una importancia relativa -como efecto estacional por la caída de la construcción- al repunte del paro en diciembre, mes en el que Galicia se situó como segunda comunidad con mayor destrucción de empleo. Hay a su juicio un problema de fondo más arduo. La fase de auge económico, según recuerda, incrementó las desigualdades sociales: el 27% de los asalariados ingresó lo mismo que el 5% de los mejor pagados, y el dato es un referente como factor inhibidor del consumo. A su vez, las empresas autóctonas, atomizadas, que compiten en el mercado interno, no encuentran resultados en la dinámica de los mercados, que es como un círculo vicioso: la merma de los salarios -cuando no los subsidios de desempleo- rebaja la demanda, que se orienta a productos más baratos y de peor calidad -díganse los chinos, por ejemplo- y, consecuentemente, se estanca la producción propia, de mayor calidad pero donde la atomización impide a las empresas competir con las pautas que marcan las grandes para mercados más amplios.

En 2008 en Galicia aún no se había perdido empleo, según la EPA (Encuesta de Población Activa). En los dos años siguientes se destruyeron 50.000 empleos cada año y en el último, más de 100.000. "Sin iniciativa pública, no salimos de eso", concluye López Gromaz.

Había expectativas puestas en que un golpe de timón del presidente Feijóo, aprovechando la remodelación forzada de la Xunta, infundiera confianza. No ha sido así. Incluso mantiene al conselleiro de Economía e Industria, Javier Guerra, que no sale de expresiones de perplejidad frente al desastre. Tanto la Xunta como el PP reconocen que los recortes influyen en el empleo y alientan la confianza en un comportamiento mejor en el actual ejercicio porque los recortes más relevantes ya están hechos.

El plan eólico -hay dos, el que anuló del bipartito y el propio del PP, pero ninguno funciona- lleva tres años estancado, con sus compromisos de reindustrialización y de empleo. Es otra causa principal del diferencial gallego, según apunta Xabier Vence, de la Universidade de Santiago. El programa de reactivación industrial no ha salido al encuentro de la crisis, para paliar su efectos, y a su vez, "muchas empresas que vendían fuera materiales de construcción, en 2008 y 2009 se fueron quedando sin mercado, a lo que hay que sumar otros factores como el parón en el mercado del automóvil, que demoró un tiempo su llegada -hasta que la merma de la demanda alcanzó al régimen de producción-, o el del naval".

Vence aporta otros factores que explican el paro gallego, como la inacción del Igape, o los relacionados con las políticas de austeridad, que se hacen ostensibles en la rama sanitaria o en la condena a la inactividad de numerosos proveedores de la Administración -consultorías, servicios-, que también ha cerrado puertas al sector de la cultura, "por no citar el empleo agrario, que asimismo sigue cayendo -7.225 parados- por falta de actividad o por jubilaciones".

Venancio Salcines, analista del Banco Pastor, apunta otros referentes sobre la especificidad de la crisis de empleo en Galicia con respecto al resto de España. El recorte de la obra pública, como se dijo, llega antes a Galicia y también lo asumen los Ayuntamientos. El naval sigue sin encontrar salidas y Citroën ve afectadas sus expectativas de producción por la ralentización de los mercados alemán y francés. Aunque el "gran agujero", dice, sigue siendo el de la construcción, sin las compensaciones que van encontrado las comunidades del Levante en las viviendas vacacionales -por la caída turística del Norte de África y la ligera mejora en el nivel medio de renta de Europa- o la "burbuja turística hotelera". "Aquí ningún sector tira y, como consecuencia, también caen los servicios, el comercio y la hostelería", afirma.

La solución de un nuevo ajuste con actuación en la banca

La intensidad del repunte del paro en diciembre está directamente vinculada a la cancelación de la obra pública que mantenía el Gobierno central, sobre todo del AVE. Pero Rajoy ha seguido aquí la estela de Feijóo y también ha mandado parar las máquinas anteponiendo, con la oreja puesta en la Alemania de Ángela Merkel, la consolidación fiscal, que no termina de llegar. Un nuevo ajuste se hace casi inevitable, según deduce Venancio Salcines, para dinamizar el consumo y la inversión privada. Las empresas, precisamente por su pequeño tamaño, dependen de una financiación que ahora no existe y las aboca al cierre, "luego la situación requiere una nueva actuación en la banca", apunta.

La banca, explica Salcines, "tiene que saldar su capital inmobiliario, que tiene un efecto de deflación sobre todo el sector de la construcción, que cada vez vale menos y, por tanto, necesita aumentar los precios. Eso solo se arregla actuando sobre la oferta inmobiliaria de la propia banca, que salde sus inmuebles asumiendo quitas más altas para rebajar precios en el mercado". En esta tesitura, habrán entidades abocadas a nuevas fusiones o ventas y en todo caso, la quita inmobiliaria tendrá que ser compensado con dinero público, "esos 50.000 millones que anuncia Guindos como nueva inyección de saneamiento", apunta Salcines.

Alberto Vaquero señala otras posibles vías para la recuperación: reabrir el diálogo social de sindicatos y organizaciones empresariales para volver a la senda del crecimiento con los auspicios de las Administraciones; la reorientación laboral, con políticas de formación y ayudas a la contratación, "pero de forma selectiva, no como hasta ahora, que prácticamente cualquiera se puede beneficiar de las mismas", y con evaluación de resultados, "un ejercicio fundamental que aún no se ha hecho".

La confianza

Además, afirma Vaquero, hay que buscar nuevas actividades económicas, con apoyo a las iniciativas de los emprendedores; impulsar la I+D+i "de forma seria y rigurosa" (los países que han apostado por esa línea son los primeros que están viendo mejorados sus indicadores económicos) y mejorar la competitividad, por cuanto en Galicia "se trabaja mucho pero se rinde poco: nuestro tejido productivo se basa en actividades que generan poco valor añadido y eso se nota".

Pero todo pasa por generar confianza, ya que "la economía se basa mucho en las expectativas y si consumidores y empresas no ven claro el futuro, reducirán su capacidad de consumo e inversión, afectando así al empleo", concluye.

El paro en cifras

- El paro registrado en España creció en 2011 un 7,86% y llega en cifras absolutas a 4.422.360 personas. En Galicia aumentó un 8,82%, con 20.921 nuevos parados, y llega a 258.234 personas.

- Galicia es la quinta comunidad autónoma en la que más creció.

- En la construcción hay 44.807 personas sin trabajo; en servicios, 138.341; en la industria, 40.327, y en el sector agrícola, 7.225.

- A Coruña, con 7.979 parados más, y Pontevedra, con 9.152 más, son las provincias más castigadas.

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