El plan De Gea
El Manchester United pretende que el meta, puesto en duda, gane musculatura mientras se adapta al contacto permisivo de la Premier
Se puso los guantes, pero no para jugar, sino para calentar al borde del área del Sports Direct Arena, estadio del Newcastle. Enmarcado en una perenne sospecha desde que llegara a Inglaterra, David de Gea (Madrid; 1990) fue suplente de Lindegaard, castigo de Sir Alex Ferguson, técnico del Manchester United. Un terrible error en el anterior encuentro ante el Blackburn -una salida en falso por arriba que costó la derrota (2-3)-, sumado a otras pifias durante el año le han sustraído la vitola de portero titular, al menos, indiscutible. Arrecian las críticas de los ácidos tabloides británicos sobre De Gea, al tiempo que se reblandece la defensa del técnico. Pero según se desliza desde Old Trafford, todo es cuestión de tiempo, además de físico. Hay un plan.
"¿Vieron a Edwin Van der Sar con 20 años?", le defiende Steele, el preparador de porteros
Cuando De Gea va concentrado con la selección sub 21 española, no pierde la ocasión de hablar con Julen Lopetegui, exportero y ahora técnico de la federación. Le preocupa sobremanera cogerle el tranquillo a un aspecto del juego que hasta ahora le era desconocido, precisamente el que erró ante Hanley, central del Blackburn: el contacto con el rival. "En la cultura del fútbol inglés, más directo y con repetición de balones aéreos, determinados encontronazos no son falta. Y David busca otras defensas, como usar más el puño, que lo maneja de maravilla", argumenta Lopetegui. La tesis ya la desveló Pepe Reina al ponerse bajo los palos del Liverpool: "Los rivales no tienen reparo en chocar con el portero porque aquí los árbitros nos tratan como a uno más". Por eso el Manchester le ha confeccionado un entrenamiento especial para ganar musculatura y masa corporal.
Sobre los verdes mantos de Carrington, ciudad deportiva del Mufc, el preparador de porteros Eric Steele persigue a De Gea con la sonrisa en la cara -siempre bromea con palabras sueltas en castellano-, consciente de que debe pulirle, después de años con Edwin Van der Sar, meta idolatrado en Old Trafford, que al final paraba más por sabiduría que por aptitudes, retirado el curso anterior con 41 años, 20 más que De Gea. Precisamente, la edad se ha tornado en un punto conflictivo, algo que se rechazaba cuando el Mufc depositó 20 millones en las arcas del Atlético.
"Fui a ver a Cech cuando jugaba en el Rennes, con 19 años, y me dije: 'Vaya, es demasiado joven'. Pero el Chelsea lo fichó y siempre ha sido titular", reflexionó Ferguson; "la edad no cuenta cuando se es Cech o De Gea". Y Steele, que observó a David en la Eurocopa sub 17 de 2007 que ganó España, añadió: "Tiene mucha experiencia. Ha sumado casi 100 partidos y aunque existe la duda de si podrá jugar frente a 76.000 espectadores [Old Trafford], yo lo he visto en el Camp Nou y terminó siendo el jugador del partido". Las palabras, sin embargo, se diluyeron con el paso de los partidos, con los errores sucesivos -"la realidad es que De Gea ha tenido la culpa de seis goles; ¿debería el Manchester luchar por el título con un portero que todavía está aprendiendo su oficio?", señalaba The Guardian esta semana- en la Community Shield, ante el WBA, frente al Blackburn... "Todo el mundo puede hacerlo mejor", sentenció entonces Ferguson. "¿Vieron a Van der Sar con 20 años?", replicó Steele; "David tiene que mejorar, pero Edwin llegó a Inglaterra a los 34". Lopetegui lo tiene claro: "De Gea es un superdotado en el aspecto técnico, muy coordinado y equilibrado, y tiene las condiciones idóneas para superar este reto que es defender la portería del Manchester United".
Con el equipo en horas bajas, sonrojante fue la derrota ante el líder y eterno rival, el Manchester City (1-6), apeado de la Champions y lastrado por las lesiones -ahora cuenta con 11-, a De Gea no se lo ponen fácil. Tampoco a Lindegaard, puesto que el equipo perdió ante el Newcastle (3-0). Pero De Gea, que la semana pasada se compró un perro, sigue con sus clases de inglés, con el paso del tiempo como rival, con su plan.
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