El granjero, Quique y mil 'maqueros'
Miles de personas asisten a la apertura de la primera tienda Apple en Valencia
No es una tienda, es un espectáculo. No hay compradores, hay fans. Y así ocurrió ayer en la apertura de la primera tienda Apple en Valencia, que congregó a miles de personas deseosas de entrar en un templo comercial donde las palabras tecnología, diseño, consumo o fidelidad llegan a fusionarse. Eso fue lo que le ocurrió a Jaime, un granjero de Requena de 32 años, que pasó la noche a la intemperie, pero que hizo que su mujer Cristina le llevase a las 8.30 de la mañana a su hijo de 15 meses para entrar con él en la AppleStore de Valencia. El niño, cuando sea mayor, no lo recordará pero tendrá la prueba. Su madre le pasará las fotos y los vídeos tomados con los iphone en los que se podrá ver en brazos de su padre mientras los empleados de Apple los recibían a la entrada con aplausos y gritos de ánimo y le hacían entrega de una camiseta.
Quien sí se acordará será Quique, un niño de 13 años de l'Alcúdia - "muy buen estudiante", dice su madre-, que pasó la noche al raso sobre unos cartones y unas mantas en compañía de su amigo Mario (16) y sus padres. Campusero desde hace varios años y con un padre programador informático, Quique cree que Steve Jobs representó un modelo de vida, del que se declara fiel seguidor y no entiende cómo su padre no tiene su mismo entusiasmo. Pedro, uno de los más de 60 controladores que ordenó ayer la avalancha de maqueros cree que nunca podrá comprarse un iphone. Pero como en los conciertos de música, Pedro entiende que a Javier Rodríguez, que pasó un día entero a la puerta para ser el primero en entrar, casi le cayese una lagrimita cuando los vendedores corearon su nombre al franquear la entrada.
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