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Crítica:antigua | jordi savall | música
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Instinto de la música como espectáculo

Sale Jordi Savall a escena en Madrid y recoge, antes de emitir la primera nota musical, una ovación antológica. Esto es lo que se conoce como capacidad de fascinación, algo que Savall tiene como pocos. Asistió al concierto también la reina de España, doña Sofía. ¿Cuáles son las razones, o sinrazones, que determinan la irresistible atracción de Savall? Al margen de sus cualidades artísticas, Savall posee un extraordinario instinto de la música como espectáculo. Lo suyo es un espectáculo culto, o histórico-musical, que establece relaciones de lo puramente sonoro con lo que está pasando en la sociedad en ese moment0. Savall lo desarrolló en proyectos anteriores como los dedicados a Jerusalén, Cristóbal Colón o Francisco Javier, y se reafirma ahora en una exploración sobre la música del Renacimiento al hilo de las relaciones entre Iglesia y Poder.

LA DINASTÍA BORGIA

Iglesia y poder en el Renacimiento. La Capella Reial de Catalunya, Hespèrion XXI. Dirección y viola de arco: Jordi Savall. CNDM. Auditorio Nacional, 17 de noviembre.

Así, el concierto de anteayer en el Auditorio, se centró en los orígenes y expansión de la dinastía Borgia, desde 1238 hasta 1671, para formular una particular teoría musical sobre el ambiente de época y sobre los vericuetos que conducían hacia el poder y la gloria. Se seleccionaron fragmentos musicales, entre otros, de Gilles Binchois, Josquin des Prez, Luys de Milan, Mateo Flecha, Cristóbal de Morales o Joan Cabanilles, y se recitaron poemas de Garcilaso de la Vega o Teresa de Jesús, para ambientar en valenciano, español o italiano los pormenores de un periodo histórico al hilo de una ambición. El programa tuvo variedad y contrastes, con 25 músicos, entre coro y grupo instrumental, que acometieron, con singular acierto, desde romances, fanfarrias, himnos y epitafios hasta fantasías, tientos, batallas o un réquiem. El ritmo de la actuación fue impecable y la sencilla puesta en escena contribuyó al encanto de la velada.

Tiene además Savall muy buenos músicos en sus filas: Andrew Lawrence-King en las arpas; Driss el Maloumi en el oud; Nedyalko Nedyalkov en el kaval; Dimitri Psonis en el santur y la morisca; Pierre Haron en las flautas; Carlos García Bernalt en el órgano di legno; Pedro Estevan en la percusión. La convivencia de culturas suena convincente y en el grupo coral se encuentran cantantes como Adriana Fernández, José Hernández Pastor o Frances Garrigosa que hacen lo difícil muy fácil. Mención aparte merecen los cinco violistas, entre los que sobresale el carismático Savall. El concierto fue muy entretenido y confirma la buena acogida a una manera de hacer música tan inteligente como reveladora.

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