"Me horrorizan los alineadores"
Después de tomar un café cortado de leche con sacarina, Unai Emery (Hondarribia, Gipuzkoa; 1971) recuerda con una sonrisa que como jugador era "un cagón". "Un entrenador nos gritaba: '¡Os faltan huevos!'. Y yo respondía: '¡Míster, los tenemos gastados!", evoca. Ya tenía entonces el fútbol en la cabeza y hoy, en su cuarta temporada en el Valencia, tiene la habilidad de salir siempre a flote. Mañana recibe al Madrid en Mestalla.
Pregunta. ¿De dónde le viene ese torrente de energía?
Respuesta. Me gusta el fútbol y soy muy inquieto: la pasión, la capacidad de trabajo, todo fluye. Todas esas horas las llevo con naturalidad, sin esfuerzo. Pardeza
[director general del Madrid] nos dijo que Mourinho es un obseso. Guardiola y Bielsa lo comparten. Es una manera de sentirlo. Desde que empecé voy dando pasos adelante. Soy muy de querer y absorber. Me levanto y... tac: "Tengo que hablar con este jugador, ver este vídeo". Me acuesto a las dos de la madrugada y desde las 10 estoy trabajando. No descanso nunca. He cogido ese hábito.
"El Madrid muerde. Contra ellos tienes que jugar a todo: posesión, contragolpe, presión..."
"Si un jugador lo hace mal, el responsable soy yo por no saber hacerle jugar bien"
"Soy muy inquieto, me fluye la pasión. No descanso nunca. He cogido ese hábito"
"Hay que ser positivo. Si piensas antes de un partido que vas a morir, mueres dos veces"
P. ¿Duerme bien?
R. Sí. Seis horas..., pam. El despertador tiene que sonar tres veces. Desconecto enseguida, incluso después de los partidos. Me levanto con una sonrisa si hemos ganado o pensando: "¡Joder, perdimos". Antes, como jugador, dormía 10 horas.
P. ¿Es un optimista incurable?
R. Tienes que serlo para tirar adelante. Àlex Rovira, en su libro Los siete poderes, dice que la suerte está en el camino, creando circunstancias: habla de dos caballeros que van sorteando obstáculos, con coraje, ausentándose del miedo, controlándolo. A mí eso me pasa mucho. En un penalti en contra, pienso: "Lo va a parar". El otro día, ante el Leverkusen, Carcedo me decía: "Hay que hacer algo". Sí, pero... ¿qué?, ¿cómo reactivar al equipo? En esos momentos tienes miedo. Pero debes dominarlo y ser positivo. Porque el cambio transmite mucho: espíritu ofensivo, miedo... Si piensas antes del partido que vas a morir, mueres dos veces.
P. ¿Ve demasiados vídeos?
R. He visto tres o cuatro del Madrid. Me gusta tenerlo todo atado: entrenamientos, rivales, estrategia, charlas, alineaciones... Pero siempre lo comparto con mis colaboradores. Tengo que avanzar en experiencia, conocimientos e información. Me obceco en el perfeccionismo y no puedo encontrarlo. No existe. Hay que convivir con los defectos.
P. Da la impresión de que prepara muy bien los partidos, pero le cuesta interpretarlos.
R. Ángel Cappa dijo que el fútbol es de los futbolistas. Sí, pero... ¿cómo actúan? En gran parte, como les marcan los técnicos. A veces, no estamos vivos o no lo están ellos. Un día sale un partido perfecto y al otro uno muy imperfecto. ¿Por qué España juega mal en la primera parte ante Costa Rica? Los entrenadores estamos para analizarlo.
P. El año pasado, en el 3-6 ante el Madrid en Mestalla, perdiendo por 0-4, salió del banquillo para recibir los abucheos. ¿Por qué?
R. Siento que no puedo esconderme. Tengo que demostrar fortaleza, responsabilidad. No puedo dejar ahí al equipo.
P. Y después de que, frente al Leverkusen, Mestalla le gritara "¡burro, burro!" por un cambio en el que usted tenía razón, ¿no le tienta sacar pecho?
R. Es humano, pero estoy entrenando al Valencia y expuesto a las críticas buenas y a las malas. Debo tomar decisiones y mantenerme ecuánime. Después puedo meterme en mi despacho y pegar cuatro gritos. El año pasado lo hice al perder contra el Schalke. Solté toda la rabia en las duchas. Nadie me ha regalado mi posición, pero hubo un entrenador que dijo: "¿Qué queréis? ¿Que me pegue un tiro en los huevos?". A los pocos días, ya no estaba en ese equipo. El fútbol está orientado a los sentimientos y las emociones de la gente que sustenta esto.
P. ¿Cómo sufren los jugadores la hostilidad de su hinchada?
R. Tienen que prepararse mentalmente. Es un peaje que deben pagar. Miguel y Banega, por ejemplo, lo han pasado. Hubo un internacional español al que el técnico, en el segundo tiempo, le dijo: "Prepárate". "No puedo salir. Estoy bloqueado", le respondió.
P. El presidente, Manuel Llorente, habló con otros entrenadores
[Luis García y Mauricio Pellegrino] porque no confiaba en usted.
R. Según cómo se mire. El club quiere buscar lo mejor. Ve a cuatro o cinco entrenadores y me elige a mí. La relación con él es de mucha exigencia por ambos para sacar el máximo.
P. ¿Qué ha visto en el Madrid?
R. Es mortal. Cuando sale, muerde. Ha perdido solo contra el Levante, que le hizo muy incómodo el partido. Hay que superar colectivamente sus desequilibrios individuales. La virtud máxima de Mourinho es la mentalidad de sus jugadores. No te llama la atención tácticamente como el Barcelona, que es mucho más definido, trabajado y ejecutado. El Madrid es muy fuerte psicológicamente y depende mucho de las individualidades. Contra ellos tienes que jugar a todo: contragolpe, posesión, juntarse, presionar...
P. ¿Es Xabi Alonso la clave?
R. Es el enlace, pero el Madrid no depende de él. Si no estuviera, tendría a otro que podría darle más verticalidad.
P. ¿Cómo descubrió usted a Feghouli?
R. Feghouli no conseguía llamar la atención. Tampoco cuando fue cedido al Almería. Dejó destellos. Hablamos con él y le pedimos continuidad. Al marcharse Joaquín y Mata, le dijimos que iba a competir con Pablo. Es muy joven. Son procesos que hay que vivir. Su capacidad de presión es muy buena y con el balón ha adquirido confianza tras los dos goles al Getafe. Ya con Isco, trabajamos para que este año estuviera preparado, pero prefirió irse al Málaga. Bernat y Alcácer siguen esos pasos.
P. ¿Por qué los canteranos del Barça suben más deprisa?
R. El Barça juega con nueve contra 11 y gana. Para los jóvenes es más fácil entrar así. Hay clubes de cantera y de rendimiento. El Valencia es de rendimiento. En tres años hemos sacado a Guaita, Jordi Alba, Isco y Míchel [Hércules].
P. ¿Por qué utiliza a todos los jugadores de la plantilla?
R. Me gusta el juego colectivo. Me horroriza ser alineador. Entreno para que todos estén preparados, los 25. Lo de decidir a 11 es lo último. Analizo equipos, no individualidades. Quiero un estilo, que jueguen bien. Hay entrenadores que son alineadores puros: "Este juega bien, este mal y... fuera". Si uno juega mal, el responsable soy yo porque no he podido hacerle jugar bien.
P. ¿Tres cosas que le gusten fuera del fútbol?
R. La naturaleza, en la playa o el monte, para pasear y pensar; una buena tertulia con amigos, y estar con mi familia [tiene un hijo de ocho años].
P. ¿Habla en euskera con su hijo?
R. No, porque mi esposa es de Málaga. Me da pena, pero él necesita hablar bien el castellano y el inglés y aquí aprende valenciano. Uso poco el euskera: con mi padre y mis hermanos. También lo escribo porque lo estudié en una escuela bilingüe.
P. ¿Votará el domingo en las elecciones generales?
R. No. Voté una vez, hace años, y tuve una experiencia desagradable. No lo he vuelto a hacer El 15-M refleja una realidad: estamos en decadencia desde hace 10 años. Hemos ido hacia atrás respecto a Alemania o Francia. Es culpa de todos: derechas e izquierdas. Debemos recuperarnos.
P. ¿Cómo ha afectado la crisis en su entorno?
R. Tengo un hermano en el paro, otro es mileurista y otro periodista.
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