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Entrevista:CARLOS LIZARITURRY | Escultor y autor de la obra para Benedicto XVI

"El encargo me chocó. No dije sí a la primera"

Carlos Lizariturry (San Sebastián, 1955) fue el hombre elegido por la organización de la Jornada Mundial de la Juventud, el encuentro que Benedicto XVI mantendrá con jóvenes entre el 16 y el 21 de agosto en Madrid, para idear una escultura que simbolice el acto. El resultado es una obra, en acero forjado, de 2,8 metros de altura y aproximadamente tres toneladas de peso que representa un árbol, "una especie de contenedor que esconde una cruz de aire en su interior", explica el artista en el jardín de la casa familiar de Hondarribia. "Al principio es una cosa que te choca, no dije sí de forma inmediata, primero intenté ver como podía conectar con el evento, a través de su universalidad y no exclusivamente a raíz del significado religioso que pueda tener", aclara el escultor en relación al momento en el que recibe el encargo.

Lizariturry tardó seis meses en crear Árbol de la Vida, junto a su ayudante en su taller de Croacia, donde reside de forma regular. La organización del evento reparó en el artista vasco a raíz de un proyecto en el que lleva trabajando un año. "Quiero crear siete u ocho piezas relacionadas con el Camino de Santiago, obviamente no cruces al uso, distribuirlas por el recorrido, de forma gradual, no de golpe, que la obra vaya creciendo. De momento es una idea y no sé si al final acabará viendo la luz", explica mientras el fotógrafo dispara su cámara.

El autor decidió representar un árbol por el simbolismo inherente, una forma de entender la juventud, como insiste "de forma universal". "El árbol clava sus raíces en la tierra y crece, sus ramas se disparan hacia el cielo, una manera de entrar en contacto con la espiritualidad", detalla el artista. El concepto lo termina de redondear el vacío, el espacio que encierran los dos elementos que componen la escultura. "En el interior se crea una cruz, además de aire, que vuelve a entroncar con esa idea de espiritualidad".

Lizariturry insiste en que la obra trasciende el evento concreto para el que ha sido creada porque con ella quiere representar y despertar emociones y sentimientos que no sólo encierra la religión cristiana. El artista invita a inspeccionar al que tenga oportunidad -la obra se expone ahora en el parque del Retiro de Madrid y posteriormente la organización se la regalará a Benedicto XVI-, la escultura. Rodearla, observarla desde distintos ángulos, tocarla.

"Las esculturas necesitan ser tocadas, con el tacto percibes cosas que a lo mejor con los ojos pasan desapercibidas, el problema está en que en los museos te lo prohíben, pero siempre, desde pequeño, al ver una escultura lo que más me ha atraído ha sido tocarla", reconoce.

Árbol de la Vida guarda técnicamente semejanzas con otras de las creaciones de Lizariturry, esparcidas por el jardín de la vivienda y que invita a tocar. "Me gusta partir el material, trabajarlo por dentro y luego unirlo de nuevo", aclara ante Interiores, como con la obra con la que se simbolizará la visita del Papa, dos fragmentos de acero que crean el árbol y la cruz.

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