"Buenas noches, ángel mío"
Mitch Winehouse recuerda la infancia de su "testaruda" hija Amy durante su funeral
Amy Winehouse tuvo ayer tres despedidas distintas. Una íntima y dolorosa en el interior del crematorio de Golders Green, el barrio de Londres que la vio nacer. Dentro del edificio victoriano, Mitch, Janis y Alex Winehouse dijeron adiós a su hija y hermana. Junto a ellos, unos 200 amigos y familiares asistieron al funeral. En línea con la tradición judía, religión de la familia, el servicio se celebró con la mayor premura.
Quería ser una despedida íntima, un "asunto de familia", según un portavoz de los Winehouse. Pero detrás de los muros del crematorio la prensa de medio mundo quería decir adiós a la estrella del soul, a la chica de los tatuajes y el pelo abultado y a la última integrante del club de los 27, como se ha llamado al grupo de estrellas jóvenes que murieron a esa edad como Jimi Hendrix, Janis Joplin o Kurt Cobain. Así, su segundo adiós fue entre flashes y libretas de quienes siguieron la vida de la artista desde que debutó a los 20 años. Un tercer y último homenaje tuvo lugar a las puertas de su casa. Se lo dio un grupo de fans que guardó vigilia durante la mañana en el lugar donde Winehouse falleció el pasado sábado.
"Decía que era más feliz ahora que nunca antes", desveló el padre de la artista
El acto, en inglés y hebreo, terminó con una canción de Carole King
Si a las tres el cuerpo de la artista quedaba reducido a cenizas, la mañana fue más larga para los Winehouse. A las 12.30 los asistentes se reunieron en el cementerio judío de Edgwarebury. En una ceremonia de 45 minutos dirigida por el rabino Frank Hellner, Mitch Winehouse leyó un discurso en el que contó anécdotas sobre la infancia de su hija y sobre lo cabezota que era, según explicó un comunicado de la familia. "Dijo muchísimas veces que era más feliz ahora de lo que nunca antes había sido, hablaba sobre su novio y decía maravillas de mucha gente", aseguró Mitch para terminar con un emotivo: "Buenas noches, ángel mío, duerme bien".
El padre de Winehouse es taxista, pero en los últimos años su hija le había ayudado a potenciar su faceta como cantante. Precisamente cuando ella murió él estaba en Nueva York promocionando su disco. Según la BBC, la ceremonia incluyó oraciones en inglés y en hebreo y culminó con la canción de Carole King So far Away, que padre e hija solían cantar juntos.
A las dos la comitiva comenzó a llegar al crematorio, donde los periodistas apenas pudieron ver a Janis Winehouse, la madre de la cantante. Vencida aparentemente por el dolor, alguien la ayudó a salir del coche y la acompañó hasta el interior del crematorio, donde se recluyó. Mitch y Alex, el hermano de Winehouse, fueron recibiendo a los invitados que seguían llegando. Kelly Osbourne, actriz y cantante de la misma edad que Winehouse, rindió homenaje a su amiga con un peinado al estilo del que popularizó la diva del soul.
El director de cine Reg Traviss, exnovio de Winehouse, y Mark Ronson, dj y productor musical de Back to Black, el disco que dio fama mundial a Amy, estaban entre las caras conocidas del funeral. Ronson fue el único famoso en abandonar el recinto por la puerta delantera, donde esperaban los periodistas. Sus padres y su hermano marcharon, al parecer, por una salida trasera.
Tras la cremación se rumoreaba que algunos asistentes se dirigirían al cercano pub The Spaniards mientras el resto continuaría la jornada en un velatorio en la sinagoga Southgate Progressive.Lejos del tumulto mediático, los padres continuarán con siete días de shiva, el luto judío, en los que se reunirán con sus familiares para afrontar la pérdida de un ser querido por muchos. Tanto dentro como fuera de su casa, más allá de las fronteras del Reino Unido, tan lejos como su voz rasgada pudo llegar.
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