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Entrevista:SUSANA FORTES | Escritora

"La realidad se ha vuelto muy negra"

"Soy fan de toda la novela negra, de la clásica, de Chandler, de Hammett, de los americanos, de los nórdicos, de la nueva novela negra...". Así de entusiasta se muestra la escritora Susana Fortes (Pontevedra, 1959) al defender un género, un tipo de narrativa que, afirma, "nació muy ligada a la tinta del periódico, a la actualidad, a las noticias, a lo que hay en la calle". Un género al que se adscribe sin dudas su última obra publicada, La huella del hereje (Planeta).

Pregunta. ¿Los lectores reclaman crímenes?

Respuesta. Ha habido una revitalización, sobre todo con la saga Millenium [de Stieg Larsson]... Y tiene mucho que ver con que la realidad se nos ha vuelto muy negra... hemos pasado de los moteles, carreteras y rubias asesinas a la luz melancólica de los ordenadores y al sálvese quien pueda que es la sociedad de ahora.

"A veces me conmueve más la amistad que el amor"

P. ¿Le daba miedo o respeto?

R. Afronto siempre cada novela como si fuera la primera vez. Cuando estás demasiado seguro de ti mismo te instalas en un papel que no es bueno.

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P. ¿No salta demasiado de género en género?

R. A lo mejor es que soy muy ecléctica, necesito cambiar de tercio. Disfruté muchísimo la novela Esperando a Robert Capa y estoy muy orgullosa de ella... La anterior, Quattrocento, exigió un trabajo de documentación muy sólido, y me lo pasé muy bien...

P. ¿Le han dado consejos?

R. Como lectora tienes los resortes ya interiorizados. Pero la manera de construir personajes, de crear ambientes, atmósferas, de elaborar metáforas... es la mía. Mis lectores me van a encontrar, me van a reconocer.

P. ¿Ha aprendido algo?

R. Una novela en la que no aprendes nada es una novela fallida. Si no, te acomodas, eres el escritor que siempre escribe la misma novela. Eso me espanta.

P. Otra vez miedo a repetirse.

R. Tengo una necesidad imperiosa de cambiar cuando acabo algo, quizá se lo tenga que contar a mi psiquiatra [risas].

P. ¿Cómo arranca?

R. Lo que tenía más claro es que fuera en Santiago de Compostela. Es una ciudad milenaria. Concentra mucho poder. Poder político. Y religioso ya ni te cuento. La historia arranca con una estudiante que aparece muerta en la catedral, Patricia Pálmer. La plaza del Obradoiro llena de cámaras...

P. Lo describe como si fuera una película.

R. Yo es que me lo imagino todo en imágenes.

P. Y reivindica a Prisciliano.

R. Es un tipo muy querido en Galicia. Era un profeta del siglo IV partidario de un planteamiento panteísta de la naturaleza, muy crítico con los poderes de la Iglesia, que estaba a favor de la mujer en la liturgia, en contra del celibato, cosas que levantan ampollas en la Conferencia Episcopal. En la novela desaparece un manuscrito de él y allí hay dos líneas de investigación... Se van desvelando capas de la sociedad: empresas fraudulentas, sectas en la iglesia, corrupción política, narcotraficantes...

P. Tiene morbo.

R. No me van a dejar botar el Botafumeiro, eso seguro.

P. Hable de los personajes.

R. Está Castro, el poli. Es atípico, con colmillo retorcido, un divorciado, del Depor... Luego están los dos periodistas: Villamil es un tipo muy desaliñado, anarcoide, correoso. Me cae simpatiquísimo. Y Laura Márquez, que viene huyendo de sus propios fantasmas y es muy malas pulgas. Y Villamil la adopta. Entre ellos se va creando una relación de amistad, de complicidad, que me parece muy tierna. A veces me conmueve más la amistad que el amor. De hecho, les he dejado ahí una posibilidad de que, si en un momento determinado me da, continúo por ahí...

P. Ya que abre la puerta, que la próxima sea en Valencia.

R. No, aquí hay gente muy buena y se conocen mejor el paño que yo. Ferran Torrent lo ha manejado mucho. Rafael Chirbes también conoce el entresijo de esta sociedad.

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