Rajoy anima al Gobierno a aclarar ya las cuentas y apunta a más recortes
Zapatero defiende la credibilidad de las finanzas públicas de España y su ejecutiva acusa al PP de "gamberrismo" por sembrar dudas en los mercados
Mariano Rajoy lleva varios días fijando la mira. Primero dejó caer que las cuentas autonómicas no eran correctas. Luego planteó auditorías. Después, que vendrían tiempos difíciles. En una comida con sus barones, analizó el supuesto déficit oculto de la sanidad. Más tarde dijo que tendremos el Estado de bienestar que podamos permitirnos. Y ayer, aún sin disparar del todo, afinó mucho más: apuntó claramente a que serán necesarios más recortes para cumplir el objetivo del déficit, pero citó a José Luis Rodríguez Zapatero y a su Gobierno para que sean ellos los que asuman la responsabilidad de plantearlos. A partir de ahí, vino a decir, el PP será leal y colaborará.
Rajoy exigió ayer en la junta directiva nacional del PP que el Ejecutivo convoque de forma inmediata un Consejo de Política Fiscal y Financiera -que ya estaba previsto para después de las elecciones y pactado entre Elena Salgado y las autonomías- para hablar "a calzón quitado" de cómo reducir el déficit hasta los límites planteados por Bruselas.
Zapatero se preocupa por cómo percibirán los mercados la denuncia del PP
Rajoy pide hablar "a calzón quitado", pero dice que el Gobierno debe asumir el coste
Rajoy no pronunció la palabra "recortes", tabú en el PP a pesar de que sus autonomías llevan tiempo en esa línea, en especial la murciana, pero la apuntó claramente. Explicó que la recaudación de impuestos ha caído en los primeros meses de 2011 mucho más de lo previsto. Y se mostró dispuesto a "aprobar unos planes actualizados de reducción del déficit público en todas las Administraciones con el propósito básico de cumplir los objetivos que nos ha marcado la Unión Europea".
La única manera de actualizar esos planes, si no se suben impuestos -otro tabú del PP- y cuando está cayendo la recaudación, es con más recortes. La mayoría de las autonomías, en especial las del PP, ya han gastado en los primeros meses más de lo previsto, lo que refuerza la idea de que lo que plantea Rajoy solo puede hacerse con más recortes.
Rajoy se mostró por tanto dispuesto a hablar, pero siempre que el Gobierno asuma el mayor coste político: "El PP va a contribuir en la parte que le toque a reducir el déficit público en nuestro país. Pero la responsabilidad más importante le compete al Gobierno de la nación".
Lo que en todo momento evitó Rajoy es hablar de ningún lugar en concreto, ni siquiera de las autonomías que gobierna el PP y tienen muchos problemas por exceso de gasto y caída de ingresos, sobre todo la Comunidad Valenciana, la más endeudada de España. El líder del PP tampoco habló de la polémica en Castilla-La Mancha, donde su partido ha llegado a hablar de "quiebra total" de las cuentas públicas. Ni lo desautorizó ni lo aprobó. Y como, de nuevo, volvió a lanzar un discurso sin posibilidad de preguntas y el PP suspendió otra vez la rueda de prensa de los lunes, no se le pudo preguntar. Ni siquiera habló del asunto Dolores de Cospedal, futura presidenta castellanomanchega, que ni mencionó la polémica que sus portavoces siguieron alentando. Tampoco se pudo preguntar al PP sobre la Comunidad Valenciana, la más endeudada de España.
Nadie pidió la palabra entre los casi 500 miembros de la junta directiva, centenares de ellos desplazados hasta Madrid solo para aplaudir al líder. Rajoy tiene ya tanto poder interno que incluso ha suspendido el congreso previsto para este año -será en 2012-, porque, según dijo, la cosa "no está para líos internos". Y nadie rechistó.
Mientras se celebraba la junta directiva del PP también estaba reunida la cúpula del PSOE, con su secretario general, José Luis Rodríguez Zapatero, a la cabeza. La indignación con el PP fue el hilo conductor de la mayoría de los intervinientes de la comisión ejecutiva federal socialista a propósito de las deudas de las comunidades autónomas. No les contradijo Zapatero, pero su preocupación iba por otro lado: cómo percibirán los mercados, los acreedores y la propia Comisión Europea estas denuncias del PP.
Desde esta perspectiva se entiende la intervención que hizo el presidente del Gobierno en defensa cerrada de los mecanismos de control de España, singularmente de la Intervención General del Estado. Se recordó que las cuentas de las autonomías, así como las del Estado, se conocen porque se publican obligatoriamente cada trimestre.
Tan conocidas son las deudas que desde la propia Comisión Europea desde hace casi nueve meses se pone el foco en ese problema. Zapatero les aseguró a los suyos que no valen excusas y que la exigencia de reducción del déficit se mantiene intacta, para llegar al 6% en 2011 y al 3% en 2012. Eso sí, no ahorró el presidente ante la ejecutiva consideraciones sobre "la irresponsabilidad" del primer partido de la oposición, crítica que ya con micrófonos extendió el secretario de Organización, Marcelino Iglesias. "El PP incurre en una profunda deslealtad institucional, practica el gamberrismo político al poner en duda la credibilidad de las cuentas de España; le exigimos que deje de hacerlo, eso sí que sería patriotismo", pidió Iglesias.
Dentro de la reunión se pasó revista a la situación de las autonomías, en especial la Comunidad Valenciana y Murcia. Lo resumió el responsable de Política Autonómica del PSOE, Gaspar Zarrías: "Cuando Rajoy preguntó en una reunión si es verdad que se paga a los acreedores a 600 días, el presidente valenciano, Francisco Camps, debía haberle dicho que en el caso de Valencia pagan pasados 1.000 días", aseguran que dijo Zarrías. En esa reunión, el pasado miércoles, Camps no abrió la boca cuando Rajoy preguntó.
El PSOE cree que, con esta estrategia, el PP prepara el camino a nuevos ajustes, aunque también lo ve como un "punto y seguido" de la campaña electoral para las generales. En esta ejecutiva el presidente del Gobierno pidió a sus miembros que "respalden y defiendan" al candidato electoral, Alfredo Pérez Rubalcaba. Este tomó la palabra para dar cuenta a la cúpula socialista de las inquietudes y las impresiones que le trasladan los militantes socialistas que participan en las reuniones internas que ha empezado por distintas ciudades. Proseguirá el próximo fin de semana en Valencia y Barcelona.
El candidato considera esencial las aportaciones de los militantes, entre ellos muchos cuadros del partido, porque le servirán para nutrir el proyecto político que preparará para la conferencia política de septiembre, según dijo ayer a sus compañeros. Rubalcaba mantiene su voluntad de combinar "continuidad y cambio".
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