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Reportaje:

Adiós al 'horror vacui' en el Marès

El museo de Barcelona reabre con un 12% menos de obras en exposición

José Ángel Montañés

Durante años, las sobrinas de Francesc Marès le llevaban la comida a su tío al estudio donde trabajaba, junto a la catedral de Barcelona. Ayer fueron de las primeras en acceder a este edificio (fruto de la unión de cinco) que ha acabado siendo el museo municipal donde se exhibe la colección de obras de arte y objetos reunidas por su pariente, el escultor y coleccionista Francesc Marès, a lo largo de su vida. Cerrado durante 18 meses por obras, este museo reabrió ayer sus puertas coincidiendo con la jornada de La Nit dels Museus.

Las sobrinas se movían como si estuvieran en casa, reconociendo muchas de las piezas que se exponen en las vitrinas. "Mira ese relicario, ahora parece nuevo", aseguraban delante de uno de los tres espléndidos bustos de mujer creados para guardar objetos sagrados. "Hemos aprovechado las obras para replantear el programa museográfico y para restaurar un gran número de piezas", explica Pilar Vélez, directora del museo, que, después de 15 años en el centro, se alegra de poder decir que se han acabado las reformas.

Por primera vez se exponen los tejidos, las arquetas y las armas de Marès

Lo primero que llama la atención es que el museo ha ganado en visibilidad, sobre todo por las dos enormes fotografías de querubines barrocos que, junto al nombre, enmarcan la puerta. Hasta hace poco los cientos de personas que a diario entraban en el patio gótico que da acceso al museo casi no se percataban de que allí estaba una de las colecciones más importantes de toda España de escultura hispánica. "Hemos renovado el acceso y lo hemos potenciado", explica Vélez.

En la primera planta, donde se ha llevado a cabo la última reforma, realizada por los arquitectos Santiago Vives, Fernando Marzà y Joan Ardèvol (cuatro millones de euros), se ha realizado un esponjamiento que ha comportado la desaparición de piezas de la exposición. "Ya no hay sensación de horror vacui. Hemos eliminado el 12% de las obras para destacar las obras expuestas y las salas han ganado luminosidad", explica Vélez.

Durante el nuevo recorrido se pueden ver piezas y colecciones que hasta ahora no se exponían, como la colección de arquetas y cajas, algunas con un nombre tan sujestivo como "arqueta amatoria", que el novio entregaba, en el siglo XV, a su futura esposa. En otra pequeña sala se pueden ver tejidos coptos, falimitas o de época medieval, la mayoría vinculados a la religión, "que se pueden encontrar en los mejores museos", asegura Vélez. En la nueva presentación destaca el casi centenar de armas antiguas -pistolas, mosquetones, espadas, sables y ballestas- que Marés regaló a la ciudad para que se expusieran en el museo militar de Montjuïc y que ahora se pueden ver por primera vez en este centro.

Pero el principal reclamo del museo sigue siendo el impresionante conjunto de escultura policromada española de los siglos XV y XVI reunido por Marès. Restaurados e iluminados de forma que no resulten dañados, destacan un San Roque de Alonso Berruguete, una dramática Piedad de Juan de Juni, tres esculturas de Pedro de Mena -en las que destaca el tratamiento del ropaje, como si fuera fibra natural- y una enigmática y sensual escultura renacentista, de mármol, que se ha bautizado como La dama del armiño.

En los pisos superiores se conservan miles de piezas de las colecciones más increíbles: pipas, bastones, fotografías, flores, abanicos y un largo etcétera. Mañana domingo y el próximo miércoles, Día de los Museos, el Museo Marès volverá a abrir su puertas gratis para todo el que quiera descubrir sus tesoros.

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Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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