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La sonrisa de George Clooney cumple 50 años

Celebró el medio siglo en un local angelino con su novia y sus amigos

No todos los hombres pueden presumir de cumplir 50 años y ser casi perfectos. George Clooney sí. No se trata de objetividad periodística pero, sin duda, gran parte de las mujeres del planeta (y unos cuantos hombres) comparten esa opinión. Y no solo porque este actor nacido en Lexington (Kentucky) un 6 de mayo de 1961 haya reinado tres veces en la lista anual de Hombres vivos más sexys que elabora la revista People. Clooney es uno de esos personajes extraordinarios que despiertan admiración no solo por ser el más guapo de muchas películas. Tanto dentro como fuera de la pantalla transmite una combinación equilibrada de talento, belleza, testosterona, sensibilidad y clase.

Y además, a su soberbia presencia y a su capacidad como intérprete -reconocida con un Oscar por su papel en Siriana, otras cinco candidaturas a la estatuilla y una larga lista de premios- hay que unir otros componentes que le hacen único: desde su firme compromiso humanitario a su fina ironía, pasando por sus atrevidas apuestas como productor, sus elecciones como director y esa rara capacidad de saber reírse de sí mismo de la que pocas estrellas pueden presumir.

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Su lista de méritos cinematográficos es larga: entre los filmes que ha protagonizado con éxito, además de Siriana, hay títulos de los hermanos Coen; la saga Ocean's Eleven del director Steven Soderbergh; Michael Clayton o Up in the Air. En 2002 se atrevió con la dirección, una labor ampliamente alabada por los críticos tanto por su primer filme, Confesiones de una mente peligrosa, como por su segundo, Buenas noches y buena suerte, por el que aspiró al Oscar a mejor director.

Clooney es uno de esos actores que, como algunos hombres (pocos) y como el buen vino, mejoran con la edad. Su rostro se coló en la televisión en los ochenta pero su demoledora sonrisa comenzó a derretir corazones seriamente a mediados de los noventa en la serie Urgencias, donde encarnó durante cinco años al irresistible doctor Ross. Al final de esa década, Hollywood ya se había fijado en él y comenzaba a aparecer en filmes como El pacificador o Batman y Robin con actrices entonces en boga como Nicole Kidman o Michelle Pfeiffer. Fueron ellas las que apostaron 10.000 dólares (unos 7.000 euros) contra Clooney a que al cumplir 40 años, casado o soltero, el actor sería padre. Él, divorciado en 1993 de su primera y única esposa, Talia Balsam, había anunciado desde su separación que jamás volvería a casarse ni tendría hijos. Las actrices perdieron su apuesta hace ahora 10 años, pero él les devolvió los cheques y volvió a apostar (doble o nada) en defensa de su soltería y de su no paternidad.

Esa edad ha llegado esta semana y de momento Clooney no se ha equivocado con sus predicciones. Aunque tenga una novia espectacular, Elisabetta Canalis, sigue siendo el soltero de oro de Hollywood. Pero no se ha limitado a sonreír en las fotos y ha optado por transformar el interés planetario por su persona en una fórmula para atraer la atención sobre un conflicto humanitario con el que lleva comprometido más de seis años. Darfur es su caballo de batalla, como Haití lo es para Sean Penn. Y no es una pose: sabe tanto del tema que hasta Barack Obama le pide asesoramiento.

Ante él se rinden otras celebridades. El pasado jueves, mientras celebraba su cumpleaños en el restaurante angelino Chow junto a su pareja y unos amigos, las cuentas de Twitter de otros famosos comenzaron a echar humo: Kirstie Alley o Joan Collins informaban al mundo de estar viendo a Clooney en el restaurante, como si ellos no fueran famosos.

En otoño estrenará Los idus de marzo, que dirige y protagoniza y en la que encarna a un candidato a presidente. Hay quien sugiere que ese podría ser su siguiente paso en la vida real. Por suerte es un hombre realista y admite: "No he llevado una vida apta para la política. Me he acostado con demasiadas mujeres y he tomado demasiadas drogas. Esa es la verdad". Gracias a esos vicios quizás disfrutemos otros 50 años de George Clooney.

George Clooney, en Venecia en 2009. Abajo, la actriz Kelly Preston y su hija Beau, a la salida de la fiesta de Clooney.
George Clooney, en Venecia en 2009. Abajo, la actriz Kelly Preston y su hija Beau, a la salida de la fiesta de Clooney.GARETH CATTERMOLE (GETTY) / GTRES

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