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Un nuevo museo muestra la riqueza arqueológica de Baena

El mismo edificio en el que los vecinos de la Baena del siglo XIX depositaban sus impuestos (diezmos de la Iglesia y tercios de la Corona) es hoy el flamante museo arqueológico del pueblo cordobés. Inaugurado el 12 de febrero, la Casa de las Tercias ha cambiado sus depósitos de grano y semilla y sus bodegas de aceite por salas de exposiciones que recogen las joyas que el subsuelo del término municipal ha desvelado. Desde exquisitas figuras en piedra de leones pertenecientes a la cultura ibérica, hasta un torso imperial romano que viste una armadura llena de detalles.

Los leones de piedra de Baena se han convertido en un símbolo para el pueblo. Piezas como el León del cerro de Minguillar son excepcionales. El animal presenta las fauces abiertas y en los laterales muestra los dientes. Aunque parte de la boca está perdida debemos imaginárnoslo con grandes incisivos y con la lengua colgada. Los expertos sospechan que esta pieza, fechada hacia el siglo V antes de Cristo, pudo hacer pareja, en un complejo funerario, con otro imponente león que exhibe el museo, el del cerro de Los Molinillos. En este caso, el animal gira la cabeza hacia la derecha y tiene la boca entreabierta, dejando ver la dentadura. Los ojos son grandes y circulares, con el interior vaciado para insertarle una pieza de otro material que se ha perdido. Los leones eran animales habituales en los cultos funerarios, pues se creía que su presencia ahuyentaba a los malos espíritus.

Además de Minguillar y Los Molinillos, Baena cuenta con otros tres importantes yacimientos: el cortijo de Ízcar, Torre Morana y Torreparedones. Este último es posiblemente la joya de la corona, un asentamiento milenario a 20 kilómetros del pueblo, en lo alto de una colina que domina la comarca y en la que vivieron íberos, romanos y que continuó habitado en la Edad Media.

Torreparedones se convirtió con los romanos en una completa ciudad, estructurada por sus dos calles principales, un mercado, los templos y un rico foro decorado con esculturas. El museo alberga piezas procedentes de esta plaza, como una cabeza del emperador Claudio (siglo I), una thoracata (torso con armadura que representaría al emperador Augusto o a sus herederos Tiberio o Claudio) y varias estatuas togadas. Una de ellas se cree que representa a Tiberio, mientras que la otra a su madre Livia (esposa de Augusto).

En su apartado numismático, el museo cuenta con una amplia representación de metales íberos, acuñados en diferentes cecas o ciudades, así como una espectacular colección romana, con más de 2.000 monedas.

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