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Un yacimiento de rechazo

La Junta y Ecologistas se oponen a la búsqueda de petróleo y gas frente a la costa

Fernando J. Pérez

Pocas iniciativas habían suscitado tanto rechazo en la Costa del Sol. El pasado 23 de diciembre, el penúltimo Consejo de Ministros de 2010 otorgó cinco permisos de prospección de hidrocarburos en diferentes zonas de España. Una de estas autorizaciones se refiere a los sondeos Chinook A-D, cuatro investigaciones en el mar de Alborán, en una zona de 3.308 kilómetros cuadrados, frente a las costas de Málaga, Granada y Almería. Los permisos autorizan a la empresa canadiense CNWL Oil en exclusiva a buscar gas y petróleo en el subsuelo marino, aunque no otorgan la futura explotación de los potenciales yacimientos. Partidos políticos, ecologistas, sindicatos y organizaciones empresariales han rechazado las prospecciones por miedo a que un posible vertido de hidrocarburos o la mera presencia de una plataforma de sondeo frente a la costa supongan un daño a los ecosistemas y a la imagen turística de la Costa del Sol.

Las organizaciones alertan de que un vertido arruinaría el sector del turismo
El Gobierno y las petroleras defienden los sondeos "por su interés estratégico"

CNWL Oil solicitó los cuatro permisos de prospección Chinook en diciembre de 2006 al Ministerio de Industria, Turismo y Comercio. Ahora, el inicio de la investigación solo depende de que consiga una declaración de impacto ambiental favorable. Las prospecciones de la compañía canadiense se suman a las que planea realizar Repsol en una zona a nueve kilómetros al sur de Mijas y a 12 al suroeste de Fuengirola, y que han alarmado sobremanera al litoral malagueño. Este último proyecto, llamado Siroco, incluye el anclaje de una plataforma de perforación, el sondeo del subsuelo marino y la retirada de toda la instalación, y sigue pendiente del permiso definitivo de Medio Ambiente. Repsol planeaba iniciar los trabajos de búsqueda de hidrocarburos durante el primer semestre de este año.

Varias organizaciones, entre ellas la Consejería de Medio Ambiente de la Junta y Ecologistas en Acción, han presentado alegaciones contra las prospecciones Siroco, de Repsol. Tanto el Gobierno como las compañías petroleras defienden los sondeos "por su interés estratégico y económico evidente", ya que España depende en un 99,5% de gas y petróleo de origen extranjero. "Cualquier dificultad en el abastecimiento, incluso momentánea, puede derivar en graves consecuencias para la actividad de nuestra economía", argumentó Repsol para justificar las prospecciones.

Además de los posibles vertidos, como los ocurridos frente a las costas de Tarragona en mayo y junio de 2009 y que Repsol, que subcontrató los trabajos de prospección a una empresa norteamericana, tardó semanas en asumir, también preocupan los lodos y los ripios que se generen con la perforación. Estos materiales, que se llevarán a un vertedero en tierra, pueden provocar, de forma temporal, turbidez en el agua marina.

El estudio de impacto ambiental de Siroco plantea dos escenarios de derrame accidental de combustible. El más limitado, de 15 metros cúbicos, se asocia a incidentes en el abastecimiento de la plataforma de prospección. El más extremo -de 2.603 metros cúbicos- correspondería a la rotura simultánea de los siete depósitos de la plataforma. El estudio contempla que la probabilidad de que esto suceda es de una entre 6,9 millones. Sin embargo, sus efectos "moderados" abarcarían desde la fauna y flora marinas -tortugas, cetáceos y aves- hasta las praderas de posidonias de la punta de Calaburras, en Mijas.

El riesgo de afrontar el peor escenario posible

El estudio de impacto ambiental del proyecto Siroco concluye que "un derrame de combustible de importancia, en el caso de que llegase a la costa, ocasionaría una pérdida temporal del atractivo turístico de la zona". De producirse, el derrame de combustible alcanzaría la orilla en unas diez horas. Esta posibilidad hace temblar tanto a alcaldes como a empresarios turísticos de la Costa del Sol, que claman contra las prospecciones. Los ecologistas denuncian que en su plan de contingencia contra vertidos en el proyecto Siroco, "Repsol intenta minimizar la importancia del entorno natural cercano al sondeo".

El pasado miércoles, el vicepresidente tercero del Gobierno, Manuel Chaves, trató de calmar los ánimos asegurando que los permisos concedidos por el Gobierno antes de Navidad no son definitivos -están condicionados al informe de impacto ambiental- y que se trata solo de saber si en ese subsuelo marino existen hidrocarburos. "Nadie desde el Gobierno va a tomar una decisión que pueda afectar a uno de los recursos más importantes no solo de la Costa del Sol y de Andalucía, sino también de España, como es el turismo".

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Sobre la firma

Fernando J. Pérez
Es redactor y editor en la sección de España, con especialización en tribunales. Desde 2006 trabaja en EL PAÍS, primero en la delegación de Málaga y, desde 2013, en la redacción central. Es licenciado en Traducción y en Comunicación Audiovisual, y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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