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Reportaje:

El pequeño pega el estirón

Visoren, dedicada al alquiler social, entra en beneficios antes de lo previsto

Lluís Pellicer

Cumplir los objetivos antes de tiempo en tiempos de crisis es insólito. Y lo es más aún si quien lo hace es una empresa inmobiliaria. La promotora Visoren ha capeado el temporal con un modelo de negocio todavía muy residual en el sector privado, el de las viviendas protegidas en alquiler. La empresa, que ha realizado una ampliación de capital recientemente para incorporar a un nuevo socio, no solo ha esquivado la crisis, sino que la tormenta económica ha servido para traerle más clientes. Si la sociedad preveía estar en pérdidas hasta 2012, hace dos años que Visoren ya dejó los números rojos.

El modelo de la inmobiliaria se basa en promover, financiar y explotar viviendas protegidas en alquiler, casi siempre en suelos de la Administración pública que consigue en régimen de concesión, normalmente con la fórmula de derecho de superficie. Es decir, Visoren obtiene el suelo, que siempre es de titularidad pública, explota las viviendas en un periodo de entre 30 a 65 años y luego los terrenos vuelven a ser de la Administración. Un modelo que en los años del boom apenas era tenido en cuenta y que ahora puede sacar pecho.

El grupo tiene ahora una cartera de cerca de 2.400 viviendas adjudicadas y prevé alcanzar las 3.500 en 2012. Para continuar con las inversiones, la empresa ha ampliado capital por 7,66 millones euros, dando entrada a Mútua de Propietaris, que se convierte en el accionista de referencia de la sociedad con un 15% del capital. El próximo año la mutua prevé duplicar su presencia y tener un 30% de las participaciones. "La ampliación era necesaria para el crecimiento de la sociedad y para que entraran en el capital socios no vinculados al mundo inmobiliario", explica el consejero delegado de Visoren, Ramón Ruiz.

La inmobiliaria necesitaba, según Ruiz, socios institucionales, a quienes ofrecen una inversión en "activos sólidos a largo plazo" que dan una rentabilidad de entre el 6,5% y el 9,5%. La clave del negocio es, precisamente, el largo plazo. "No es una inversión especulativa, sino que los rendimientos empiezan a recogerse a partir del séptimo u octavo año de una promoción", asegura Ruiz.

Nacida en Cataluña, la inmobiliaria ya tiene en cartera inmuebles también en Asturias, Castilla y León, la Comunidad Valencia o las islas Baleares, donde acaba de aterrizar con la adjudicación de una promoción de 46 viviendas. Además, Visoren ha incorporado a su negocio las residencias de estudiantes y levantará una en Gandía, otra en Manresa y la tercera junto al Centro de Alto Rendimiento de deportistas de Sant Cugat del Vallès.

Ruiz sostiene que Visoren no está acusando los planes de austeridad de las Administraciones. "Lo principal es que la banca nos dé préstamos al 90%", valora. Y por el otro lado, el de los clientes, tampoco hay problema. Las familias se aprietan el cinturón, pero dan prioridad al pago del alquiler. Y prueba de ello, explica Ruiz, es que la proporción de impagados se ha reducido desde más del 3% hasta menos del 1,2%.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.
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