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Álvaro Díaz gana el concurso de tarantas de Linares

Ginés Donaire

Álvaro Díaz, nacido en Bollullos Par del Condado (Huelva), y el jerezano José Alconchel se proclamaron en la madrugada del sábado vencedores de las finales el Concurso Nacional de Tarantas, que este año, en su 46ª edición, reunió a 52 cantaores andaluces y de otros puntos del país el pasado fin de semana en el Teatro Cervantes de Linares.

El Concurso Nacional de Tarantas, que organiza el Ayuntamiento en colaboración con las peñas locales, repartió 18.000 euros en premios y la tradicional cabria de plata y la estatuilla del minero para los vencedores en tarantas y cantes libres, respectivamente. Los cantaores La Tobala, Julián Estrada y los guitarristas Juan Ballesteros (homenajeado en esta edición), Fernando Contreras El Cali, Juan José Gutiérrez e Iván Palmero fueron los artistas invitados este año.

Francisca García, presidenta de la Peña Flamenca Carmen Linares, sostiene que la taranta nació en las antiguas minas de plomo del municipio linarense y desde aquí se extendió hacia Levante. Su versión apasionada choca con quienes atribuyen el origen de este cante minero a Almería y Murcia. "En la taranta de Linares la melodía no se rompe, al contrario que en La Unión (Murcia), donde la rompen en un tercio", explica Francisca García, que preside una de las tres únicas peñas flamencas en Andalucía donde todas sus socias son mujeres. Precisamente, esta circunstancia y el hecho de que las cuatro participantes en el Concurso de Jóvenes Cantaores también hayan sido mujeres (lo ganó Nazaret Romero, con solo 15 años), desmitifica que las tarantas sea un cante exclusivo de hombres.

Mina y tabernas

El pregonero del certamen de este año, Miguel Vega Blázquez, un escritor linarense afincado en Almería, también rememoró el esplendor de los primeros años del siglo XX en los que las minas de Linares estaban regentadas por ingleses, franceses o alemanes y, tras la jornada de trabajo, las tabernas del municipio eran testigos de unos cantes nacidos de lo más hondo.

"Es como si se bajara a la mina, y de ahí se subiera poco a poco, como formando un caracol", subraya de modo didáctico Francisca García, que ha compuesto varias letras de tarantas.

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