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La superficie agrícola se reduce a niveles inferiores a una década atrás

La tierra cultivada solo crece en Huelva y Almería gracias a los invernaderos

Ginés Donaire

La economía andaluza tiene una clara vocación agraria, pero cada vez menos. La superficie agrícola ha retrocedido a niveles por debajo a los que había en 1999, y eso a pesar del crecimiento que experimentó entre ese año y 2003. La comunidad ha perdido 16.190 hectáreas cultivadas en la última década, aunque si se toma como referencia el año 1956 son más de 25.700 las hectáreas que se han abandonado.

El Mapa de Usos y Coberturas Vegetales de Andalucía (Mucva), que elabora la Consejería de Medio Ambiente desde el año 1987, pone de manifiesto que más de la mitad del territorio andaluz está ocupado por zonas forestales y vegetación natural, seguida por la superficie dedicada a la agricultura (44,1%), mientras que la suma de superficies de agua y zonas construidas apenas supone un 5%. Sin embargo, al tiempo que las construcciones urbanísticas e infraestructuras no han dejado de aumentar en Andalucía desde 1956, con especial incidencia en Málaga y Sevilla, no ocurre lo mismo con las zonas forestales y agrícolas.

En la comunidad se han perdido 25.751 hectáreas agrícolas en medio siglo
El eucalipto es el árbol que más decrece, un 14% menos desde 1999

Solo las provincias de Huelva y Almería han experimentado un crecimiento en su superficie agrícola desde 1999, principalmente por la incidencia de los invernaderos, los cítricos y otros cultivos bajo plástico. Curiosamente, esas dos provincias fueron, junto con la de Málaga, donde más tierra agrícola se perdió durante la segunda mitad del siglo pasado, un periodo en el que solo crecieron en Cádiz y en Córdoba. El estudio sobre la ocupación de suelo, que se incluye en el último Informe sobre Medio Ambiente, utiliza la ortofotografía en color del Instituto de Cartografía de Andalucía y las imágenes de los satélites Spot y Landsat del año 2007.

Los datos obtenidos ponen de relieve que la mayor tasa de cambio corresponde a permutas entre diferentes tipos de cultivo, principalmente de tierras de labor en secano a cultivos en regadío, olivares y frutales. Las transformaciones de superficies forestales y zonas naturales a zonas agrícolas se corresponden con cambios de zonas de bosque y formaciones de arbolado disperso con matorral a aprovechamientos agroforestales y también con zonas de pastizal que han pasado a dedicarse a cultivos de secano.

En cuanto al paisaje andaluz, éste está dominado por olivares (16,74% del total), seguido de matorrales arbolados y tierras de labor. Pero la distribución no es ni mucho menos homogénea, existiendo dos Andalucías muy diferentes. Así, las comarcas de Campiñas Bajas, Campiñas de Sevilla, La Loma y Terrazas del Guadalquivir son las de mayor vocación agraria, con más del 90% del suelo. El contraste lo pone la Costa del Sol occidental, con un 63,34% de suelo construido, 20 puntos por encima de la comarca más próxima.

Mientras, en Sierra Nevada, Despeñaperros, Sierra Morena occidental o el Andévalo oriental se da casi el 100% de paisajes naturales. "Las zonas más naturalizadas se han mantenido en suelos que, por su baja productividad o dificultad de roturación, han ofrecido una resistencia a la domesticación", subraya el informe de la Consejería de Medio Ambiente.

Respecto a la distribución de las masas arbóreas, los encinares constituyen la formación más abundante (45% del total), seguido de lejos por los pinares (9%). Sin embargo, formaciones emblemáticas de Andalucía como son el pinsapar, quejigales de quercus y acebuchales ocupan menos del 5% de la extensión.

Aunque las superficies arboladas se mantienen con una cierta estabilidad, sí se constatan ligeros decrementos debido a los incendios forestales. También llama la atención la eliminación de importantes masas de eucaliptos, que es con diferencia el árbol que más ha desaparecido en Andalucía, un 14% menos desde 1999.

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