Cumbres 'pata negra'
La obsesión por las cumbres míticas de Joaquim Rodríguez se hizo pública un día de marzo del año 2000. Cumbres míticas o cumbres pata negra, como él prefiere llamarlas; llegadas en alto que tienen una aureola especial por el motivo que sea; por el nombre, por la dureza, por la carga de historia o por la novedad. Esas son las cumbres del Purito, es como si el resto ni siquiera le interesasen. Si gana en otras no es que no se alegre, qué va; simplemente esos nombres no le motivan de la misma manera.
Ese día de marzo de 2000, en una montaña que separa el valle del Deba del Urola en el corazón del País Vasco, Joaquim entró a formar parte de una selecta lista. Se proclamó ganador de la subida a Gorla, al igual que hizo Santi Blanco anteriormente en 1994, o Carlos Sastre en 1997, o Juanma Gárate en 1998 y 1999. Un año más tarde que él, también entró en esa selecta lista un tal Alberto Contador, otro del club.
Hace unos años los organizadores de la Tirreno Adriático decidieron incluir en el recorrido una subida de rampas imposibles con más del 20% de pendiente. Cuando Purito se enteró de la noticia no dudo en ponerse manos a la obra, esa cumbre tenía que ser una de las suyas. Se preparó a conciencia, fue a conocer la subida in situ y a reconocer los kilómetros previos, y programó su pico de forma de principio de temporada para que coincidiese con la cita italiana. Dicho y hecho. Dos veces se ha llegado a Montelupone, dos veces que ha ganado allí Purito. En el pelotón esa subida ha quedado rebautizada como Cima Purito.
En la Vuelta al País Vasco pasó tres cuartos de lo mismo con el Muro de Aia. Lamenta Purito que no se anime la organización a poner la meta en la cima, tal y como hacen en Montelupone. No obstante, eso no ha evitado que este año la etapa de Orio, esa en la que se subía el Muro de Aia, haya ido a parar a su palmarés. Otra Cima Purito.
Y hay más: Urkiola, el muro de Puy en Estella, Pla de Beret... Pero voy a la que hoy importa, la de Mende, sin duda ninguna la más importante de todas por la categoría de la victoria. En una etapa larga, dura y que se ha corrido a "cara a perro" desde el kilómetro 0. Enhorabuena Purito.
Decía Purito que se fue al Katusha no solo por motivos económicos, sino también porque los rusos le aseguraban su presencia en el Tour. Y ha sido llegar y besar el santo, porque no es habitual que un debutante en el Tour se lleve alguna etapa al bolsillo. Claro que Purito tampoco es un debutante cualquiera, pues es ya un corredor consagrado que cumple su décima temporada como profesional.
Y de las llegadas en alto de este Tour, ha elegido la más pata negra -con el permiso de Morzine-Avoriaz, aunque allí también lo intentó-, para sus condiciones de escalador explosivo y que se adapta perfectamente a las subidas cortas y duras. Atacó con fuerza y elegancia unos metros antes de la pendiente más dura; capítulo 1 en su libro de estilo. Una vez en lo más duro, mantuvo la cadencia y la velocidad en las rampas donde todos comienzan a hacer eses y clavarse; capítulo 2. Y levantó los brazos en señal de victoria al cruzar la meta en solitario, capítulo 3 que ayer no fue literal, pues tuvo que disputarle la victoria al sprint a Contador. Ayer les separó un puesto, en Gorla un año.
Y Purito suma y sigue; ha declarado que venía aquí con el objetivo de una etapa y un buen puesto en la general. Ya tiene ambas cosas pero ya animado, ya comienza a anunciar un nuevo objetivo, la etapa de mañana en Ax 3 Domaines. Con el puerto de Pailhères de aperitivo, este sí, todo un pata negra.
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