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La Universitat de València, hoy

La Universitat de València-Estudi General está en este momento viviendo un proceso electoral que finalizará el próximo día 2 de marzo con la elección del rector/rectora por sufragio universal, de acuerdo con lo dispuesto en la LOU.

Para empezar, unas cuantas cifras: la Universitat de València tiene alrededor de 53.000 estudiantes, 3.250 profesores (PDI) y 1.700 personas para la administración y servicios (PAS). Está compuesta por catorce facultades, una escuela técnica superior y tres escuelas universitarias. Imparte enseñanzas de grado, master y doctorado en humanidades, ciencias sociales, ciencias básicas e ingeniería, en tres campus distintos: el de Blasco Ibáñez, el de Burjassot y el de Tarongers.

Es fácil, cuando se tiene el poder, dejarse llevar por la inercia, olvidarse del interés general
La primera exigencia en el entorno de grave crisis debe ser la gestión eficiente de los recursos

La cuestión que nos planteamos es ¿qué interés puede tener este proceso electoral para las personas que no forman parte de la comunidad universitaria (es decir, otros que los estudiantes, PDI y PAS)? Todavía podemos ir más allá ¿qué interés pueden tener estas elecciones para los estudiantes, el paso de los cuales por la universidad es limitado en el tiempo?

Si pensamos que la Universitat de València cuenta con un presupuesto de 370 millones de euros para el año 2010, nos haremos una idea de la importancia que este proceso electoral tiene para todos los ciudadanos valencianos. ¿Qué porcentaje de este presupuesto pagan los ciudadanos? Según el presupuesto publicado en el Diari Oficial de la Comunitat Valenciana (DOCV) el pasado 10 de febrero, las administraciones públicas (es decir, todos los ciudadanos con sus tributos) soportan la casi totalidad de este presupuesto.

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De cómo se gestione este presupuesto resultará en un mayor o menor beneficio para la sociedad. Por tanto, es claro que la gestión responsable de los recursos puestos a disposición de nuestra universidad es un deber de todos los estamentos que la forman: estudiantes, PDI y PAS. A la Universitat de València corresponde difundir los resultados del esfuerzo presupuestario del conjunto de la sociedad, ya que tener autonomía significa, en una sociedad democrática, ser responsable de los recursos que se gestionan.

Por eso, entiendo que la primera exigencia a la Universitat de València en el entorno de grave crisis económica que estamos viviendo debe ser la gestión eficiente de los recursos, tanto económicos, como materiales y de personal. No es suficiente con declaraciones de carácter general, hay que medir la eficiencia y la eficacia de todos los recursos. La actual crisis económica está introduciendo modificaciones profundas en la sociedad, nos vemos obligados a cambiar nuestra forma de vivir, ya sea porque el paro ha llegado a nuestras casas o porque puede llegar en un futuro próximo. El Estado ha visto cómo sus ingresos se han reducido de forma abrupta, mientras que los gastos aumentan. Estos hechos tan conocidos y aireados en los últimos tiempos, ha hecho que la inquietud se instale en la sociedad.

Por lo tanto ¿cuál debe ser el papel de la Universitat de València hoy en día? Creo que debe liderar los procesos de cambio, no puede esperar a cambiar "porque no queda más remedio". Es más, debe dar apoyo y ejemplo a la sociedad, sobre cómo actuar cuando las circunstancias son extremadamente difíciles, como lo son las de hoy en día.

Necesitaremos utilizar todos los recursos de que disponemos para seguir adelante, para dar a nuestra universidad un nuevo impulso, ahora más que nunca. El tiempo de la demagogia ya ha pasado.

No podemos olvidar que nuestra universidad reúne talento, conocimiento científico y tecnológico y mucho sentido común. Todo esto hay que ponerlo al servicio de la sociedad y hacer, desde ahora mismo, la gestión eficaz, eficiente y transparente que los ciudadanos demandan, cada vez con más contundencia, a los políticos.

La Universitat de València debe ser un ejemplo de cómo hacer política (universitaria), y no ser un reflejo de los malos ejemplos que nos rodean. Es importante que se conozca cómo la universidad utiliza cada euro, los beneficios que año tras año la Universitat de València devuelve a la sociedad. Es necesario simplificar los procedimientos, no duplicar las estructuras. Somos una gran universidad, y por eso hemos de dar a la sociedad lo que en cada momento pide. Y siempre, y más aún hoy, no ser complacientes con los poderes públicos, sino ser la voz crítica y constructiva que permita que la sociedad avance.

La sociedad ha invertido mucho en nosotros, tenemos una gran formación humanista, científica y tecnológica. Todo esto nos sitúa en una posición de mayor responsabilidad a la hora de ejercer nuestro papel en la sociedad, no podemos dejar de hacerlo, no podemos dejar pasar esta oportunidad. Ha llegado el momento del cambio en la Universitat de València.

Es muy fácil, cuando se tiene el poder, dejarse llevar por la inercia que conlleva, olvidarse del interés general y ceder a los aduladores de dentro y de fuera. Es fácil alejarse de la realidad, incluso, para un rector. El poder tiene muchas ventajas, pero lo más importante es ejercerlo sólo en beneficio de la sociedad, y mucho más cuando se trata de gestionar una institución de tanto prestigio y con 500 años de historia como lo es la Universitat de València.

Creo, sinceramente, que la candidatura encabezada por Vicent Soler, junto con el equipo que le rodea, puede llevar a cabo estas tareas y dar un nuevo impulso a la Universitat de València.

Facundo Ballester Pallarés es profesor de Física Atómica, Molecular y Nuclear de la Facultat de Física de la Universitat de València.

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