Con los pioneros de la cámara

Las estaciones perdidas del cine mudo en Málaga propone un itinerario cinematográfico en compañía de los pioneros del séptimo arte. Cineastas que hace más de un siglo plantaron sus cámaras en diversas localizaciones de Málaga y de otras provincias andaluzas, capturaron las primeras imágenes en movimiento de la época y comenzaron a poner las bases de esta industria de los fotogramas basada en la ficción. Su autor, el periodista y crítico cinematográfico Francisco Griñán, ha sido distinguido con el premio al mejor libro de cine en 2009 que concede la Asociación de Escritores de Cine de Andalucía (Asecan). La obra, integrada en la colección Textos de cine, de la Diputación de Málaga, resume cuatro años de investigación y toma su título de las películas rodadas hace un siglo en trenes por el catalán Ricardo Baños para su exhibición en un cine de Barcelona con forma de vagón, el Metropolitan Cinemaway.

La obra propone un itinerario para conocer los inicios del séptimo arte

Su autor, Francisco Griñán, ha recibido un premio Asecan por su estudio

"Las vías del tren suponían para la época lo que hoy es Internet. Se hicieron muchas películas de llegadas de trenes a las estaciones y una de ellas, De Málaga a Vélez-Málaga (1909), la rodó Ricardo Baños en Málaga aprovechando la antigua línea de ferrocarril que unía ambas ciudades por la costa en un viaje precioso. Venía de rodar imágenes de la guerra del Rif para unos documentales que tuvieron mucho éxito en su momento y se detuvo en Málaga para rodar esta cinta. Colocó la cámara en la parte delantera de la locomotora y grabó todo el viaje", explica Griñán sobre este cineasta de la potente compañía alemana Hispano Film.

El libro se estructura en cuatro estaciones o apartados que repasan las obras de los primeros directores desde 1898 a 1930, poco después de que el cine mudo hiciese su propio "trasbordo al sonoro", como comenta Griñán. Se completa con una amplia relación de la filmografía de Málaga en el cine mudo y con una aproximación a los principales cineastas del momento, desde los hermanos Lumière a la francesa Alice Guy, una de las primeras mujeres directoras que llegó a fundar su propia compañía, Solax, en Estados Unidos.

"Es una pasajera muy especial", cuenta emocionado por su descubrimiento Griñán. "Es el gran hallazgo del libro. Fue la primera mujer cineasta y nunca se había reconocido su papel en los primeros andares del cine. Trabajó con los hermanos Lumière hasta que decidió probar tras la cámara. En 1905 rodó en la Casa Pilatos de Sevilla una versión de La malagueña y el torero, una película muda que hicieron los Lumière en 1898 cuando su compañía visitó España cámara al hombro para rodar una serie de 12 películas conocida como Danses espagnoles.

En la primera versión, una mujer fue el primer personaje que puso un argumento malagueño a las imágenes en movimiento. Luego visitó otras provincias andaluzas, como Granada, donde rodó Grenade, en el patio de los Leones; Córdoba, donde se detuvo en la Mezquita (Cordue) y Sevilla, atraída por el Real Alcázar y la Torre del Oro (Seville y Danses gitanes). Antes, en 1900, ya se habían rodado varias películas en Málaga, como Un bon verre de Malaga (Un buen vaso de Málaga), de Georges Mendel y con el vino de Málaga como protagonista. "Es una pena, pero esta cinta que llegó a distribuirse por toda España desapareció, como el 80% del cine mudo de esa época", apunta Griñán.

Las estaciones perdidas del cine mudo en Málaga también dará el salto a la gran pantalla, como las películas de las que habla. ¡Espectadores al tren! es el nombre del documental que se proyectará en la 13ª edición del Festival de Cine de Málaga, que se celebra entre el 17 y 24 de abril. Esta cinta compartirá protagonismo en la gala La película de oro del certamen con otro gran clásico del cine mudo que se rodó en la provincia de Málaga, Malvaloca (1926), de Benito Perojo.