Una financiación muy problemática

La financiación del nuevo hospital de Vigo a través de la Sociedade Pública de Investimentos (SPI) y la declaración de urgente expropiación de los terrenos por su utilidad pública permitía licitar las obras ya en febrero del año pasado. Emilio Pérez Touriño decidió posponerlo a las elecciones del 1 marzo y eso cambió el proyecto que venía gestándose desde cinco años atrás.

La nueva Xunta, tras denunciar que no había ni un euro presupuestado para el nuevo hospital (la financiación a través de la SPI erradicaba de los Presupuestos las partidas necesarias), optó por reiniciar el proceso con un enfoque diferente: en lugar de SPI, la financiación de la obra se haría de acuerdo con un modelo de PFI, en inglés "iniciativa de financiación privada", que ha sido muy utilizado en el Reino Unido y en las comunidades de Madrid y Valencia, ambas gobernadas por el PP. Consiste en que una empresa financia la construcción del hospital a cambio de la explotación de sus servicios no sanitarios durante un periodo de tiempo, que en Vigo serán 30 años.

Este modelo, según la Plataforma pola Defensa da Sanidade Pública, introduce severas disfunciones en la dinámica hospitalaria por la coexistencia de dos gerencias con intereses distintos, multiplica los costes por cinco (al menos) y aboca al desmantelamiento del sistema público. Los conservadores británicos, según George Osborne, su portavoz de economía, buscan una alternativa porque lo consideran fracasado. Y en Vigo, la empresa adjudicataria chocará ahora con la dificultad de obtener fondos para la obra en las instituciones financieras, en crisis.