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Entrevista:ADA YONATH | Premio Nobel de Química 2009

"Investigar en una empresa es perder independencia científica"

La Premio Nobel de Química aceptó sin dudar una invitación a Barcelona de los estudiantes

Ada Yonath es una mujer tenaz y perseverante. La tachaban de soñadora, cuando no de loca o narradora de cuentos. "Sólo tres o cuatro personas afortunadamente me entendieron", dice ahora. "Fue ir paso a paso, como si fuera un gran rompecabezas. Te encontrabas con un Everest, cuando lo alcanzabas solucionabas un problema y encontrabas otra montaña mayor".

Esta cristalógrafa de 70 años de edad rebatió todos los argumentos negativos y, gracias a ello, se ha convertido este año en la primera mujer israelí en conseguir un premio Nobel, el de Química, junto con Thomas A. Steitz y Venkatraman Ramakrishnan. Los tres científicos consiguieron mediante cristalografía de rayos X conocer en tres dimensiones la estructura del ribosoma, la fábrica celular que descodifica la información almacenada en los genes, una etapa clave del ciclo de la vida y que constituye la base para el desarrollo de muchos de los antibióticos que curan enfermedades.

Aceptó sin dudar una invitación a Barcelona de los estudiantes

Yonath, investigadora del Instituto Weizmann, ha participado esta semana en el I Simposio de Estudiantes de Doctorado La arquitectura de la vida, organizado por jóvenes científicos del Instituto de Investigación Biomédica de Barcelona (IRB). Yonath aceptó la invitación sin dudar ni un minuto, dice, "porque son jóvenes estudiantes". Diana Martínez, estudiante de doctorado en Biología Estructural del IRB, fue la encargada de convencerla: "Fue una sorpresa su respuesta afirmativa", dice.

"Es bueno ser reconocida", dice Yonath sobre el reciente galardón, pero no es algo que le haya distraído de su principal objetivo de investigación, que es conocer mejor cómo funciona el ribosoma. "Es como un bebé y quiero saber cómo éste se mueve", dice.

Los antibióticos son capaces de matar bacterias al bloquear las funciones de sus ribosomas, pero muchas bacterias como las que causan la tuberculosis se han vuelto multirresistentes a esos fármacos. Yonath se encuentra buscando nuevas formas de atacar esos ribosomas y ello podría llevar a realizar pequeños cambios en los fármacos actuales. Yonath dice que una manera de que los antibióticos actuales sigan siendo efectivos es enlazando varias de estas moléculas o creando una molécula parecida químicamente. Así el antibiótico continuaría siendo eficiente, hasta que la bacteria descubra una nueva manera de protegerse. Lo complicado es conseguir la cantidad suficiente de ribosomas de bacterias como la tuberculosis (no son peligrosos, advierte) para seguir investigando, dice Yonath. "Hemos comprado 100 litros por 300.000 dólares, pero necesitamos muchos más", asegura.

Su actividad despertó, como no podía ser de otra manera el interés del sector farmacéutico.Yonath afirma haber recibido hace un tiempo varias ofertas, entre ellas una de la multinacional Johnson and Johnson para montar en Israel una empresa para el desarrollo de antibióticos. Le daban tres millones de dólares, pero "fui muy feliz" cuando retiraron la sugerencia, afirma, y la razón es que no quiere perder nunca "su independencia científica". "Hubiera tenido que trabajar siempre en la compañía, no soy un buen ejecutivo y no hubiera disfrutado, porque estoy más interesada en la comprensión de las cosas, aunque hacer aplicaciones para la Humanidad es algo bueno".

Al poco del anuncio del Nobel, el pasado 7 de octubre, Yonath hizo unas declaraciones en la radio militar israelí sobre la idea de que los presos políticos palestinos podrían ser liberados para evitar una espiral de violencia. Ahora reconoce que fue un error. Dice que los científicos pueden pensar, pero aclara que nunca más opinará públicamente sobre política: "Con una vez ha sido bastante y lo mío es investigar los ribosomas", advierte a futuros entrevistadores. Sin embargó, destaca el hecho de que la colaboración científica entre países puede ser una buena ayuda para conseguir la paz. Un ejemplo es la construcción en Jordania del sincrotrón Sesame, con participación de Israel y de la Autoridad Palestina.

Ada Yonath, en el Instituto Weizmann en Israel, tras conocer la concesión del Nobel de Química el pasado mes de octubre.
Ada Yonath, en el Instituto Weizmann en Israel, tras conocer la concesión del Nobel de Química el pasado mes de octubre.AP / DAN BALITY

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