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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Ignacio Ponseti, médico pionero de la ortopedia

Desarrolló un método para superar malformaciones del pie

Muchos pacientes que de pequeños han sufrido de pie equino varo le deben al doctor Ignacio Ponseti, fallecido el pasado 18 de octubre a los 95 años de edad, la posibilidad de poder caminar. Su vida fue la de un héroe, no sólo para los soldados republicanos a los que salvó en el campo de batalla antes de su exilio, sino también para los muchos niños que pueden andar con normalidad gracias a su método de curación, tan sencillo y fácil de aprender, pero que no ganó la relevancia merecida hasta entrado el siglo XXI.

Cada año, unos 200.000 niños sufren pie equino varo, una dolencia congénita. Consiste en que los talones están elevados y los pies quedan colocados con la planta girada hacia adentro. Durante décadas se trató con una operación muy dolorosa y poco efectiva. Ponseti ideó una forma alternativa de curar esa malformación en los años cincuenta.

En lugar del bisturí, se propuso corregir la malformación con sus manos y mantener los pies posteriormente en postura recta con unas tablillas y una escayola. En menos de una decena de sesiones, en un mes, se podía rectificar totalmente la postura de los pies. En ocasiones, el niño debería usar, durante meses o tal vez años, unas tablillas para dormir, para evitar que reapareciera la deformidad. Pero por lo general, la dolencia quedaba totalmente curada.

"Los doctores han estado manipulando el pie varo desde los tiempos de Hipócrates, pero no sabían exactamente cómo se movían las articulaciones. Intentaban machacar los huesos a su sitio", explicó el doctor a un reportero de la revista de la Universidad de Iowa hace dos años. Su método era novedoso por poco traumático. "Tienes que ser capaz de sentir cada hueso con tus manos. Es parecido a tocar el piano".

En sus primeras décadas, el método fue exitoso, pero no se propagó, en contra de toda lógica. Ponseti llegó a publicar un libro sobre la terapia en 1996. Sus pacientes se mostraban, siempre, felices y agradecidos. Sus compañeros de profesión y las revistas especializadas ignoraban esos avances. Hasta que el cambio de siglo y la popularización de Internet le hicieron famoso. Familias a la búsqueda de métodos menos traumáticos que la operación quirúrgica en los pies propagaron su nombre por la Red y viajaron a Iowa por centenares.

El método Ponseti se consolidó como una cura fiable al pie varo. Hoy día incluso existe una Asociación Internacional Ponseti cuyo objetivo es "conseguir un mundo libre de pie varo".

Exiliado en EE UU

Ponseti había nacido en Menorca en 1914, en una familia de relojeros. Aprendió la precisión del oficio de su padre, una destreza que sería extremadamente útil en su práctica médica. Se mudó a Barcelona en los años treinta y obtuvo su título de licenciado en medicina en el año en que el general Francisco Franco se levantó contra la República, en 1936.

Fueron años duros, en los que Ponseti se entregó a una causa: la de los leales al Gobierno legítimo. Fue médico de guerra, curando fracturas, tratando a heridos en el campo de batalla. En 1939, el destino de España estaba ya claro y Ponseti prefirió el exilio en América. No huyó de España. La abandonó como un héroe: antes de marcharse curó a unos 40 soldados y los llevó a Francia, a través de los Pirineos, cargados algunos sobre mulas.

Pasó de Francia a México, y de allí, en 1941, a EE UU, al Estado de Iowa. Su situación era complicada. Era doctor de formación. Tenía experiencia. Pero carecía de un título que lo demostrara. No hablaba inglés. Le era difícil explicar sus circunstancias. Al final, logró demostrar sus dotes y pudo conseguir una residencia en el Hospital de la Universidad de Iowa, donde permaneció como profesor emérito hasta 1984. Dos años estuvo alejado de las consultas de ortopedia, a las que regresó en 1986, hasta el día en que murió.

Ignacio Ponseti, en la Universidad de Iowa.
Ignacio Ponseti, en la Universidad de Iowa.AP

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