Yuja Wang, primera versión
Su amplia sonrisa es parte de su carta de presentación. La pianista china Yuja Wang (Beijing, 1987) impresiona por su depurada técnica y madurez artística que combinan con la espontaneidad y frescura propias de una chica de 22 años. Cuando tenía 16 dejó su país natal para estudiar en Estados Unidos. Un problema con el visado de sus padres aceleró su independencia. Supo aprovecharlo y eso forma parte de su personalidad y también de su carrera, aún corta pero sin duda prometedora. En el patio circular del Palacio de Carlos V de la Alhambra, en Granada, ofreció a finales de junio sus dos primeras actuaciones en España de la mano de Michael Tilson Thomas, que dirige la Orquesta Sinfónica de Londres. Fue en el arranque del 58º Festival Internacional de Música y Danza. Yuja Wang deslumbró y sumó elogios. Pese a ellos, no se considera una niña prodigio. No quiere que la vean como la "Lang Lang femenina". Reivindica su propio espacio porque ella no es en absoluto una segunda versión.
"El disco prácticamente no está editado, lo toqué como si fuera un concierto"
Tiene claro lo que quiere. Considera que ha cumplido ya una etapa en Estados Unidos y ahora se plantea seguir con su formación en Europa. Es una de las grandes apuestas de la Deutsche Grammophon, con la que ha publicado esta primavera su primer trabajo, Sonatas y estudios. En el día de descanso que tuvo entre las dos actuaciones, la joven pianista ensayó junto a la Orquesta Sinfónica de Londres en un pueblo del área metropolitana granadina, Albolote, en cuyo teatro municipal se desarrolló esta entrevista.
Hace once años que estuvo por primera vez en España, fue en un concurso de piano en las islas Canarias, pero desde entonces no volvía. Su regreso al país, esta vez para tocar en el palacio renacentista, ha sido "muy especial" porque no está "acostumbrada a tocar al aire libre", eso es algo que cree "muy español". Desde pequeña comenzó su relación con el piano. Apenas tenía seis años cuando recibió las primeras clases y sus padres tuvieron bastante que ver en ese aprendizaje. Su padre es percusionista y su madre bailarina. "Tuve un solo profesor en China entre los seis y catorce años y toqué mucho en público. Ésa es la base de mi experiencia", matiza.
Chopin ha sido uno de sus compositores favoritos desde entonces, aunque no recuerda bien qué tocaba por aquellos años. "Sí que escuchaba mucho El lago de los cisnes de Chaikovski, pero Chopin me encantaba y me encanta". La estricta enseñanza que recibía en su país, donde no siempre podía hacer "lo que quería", y el deseo de sus padres para que continuara con su formación en el extranjero fueron el motivo de su aventura americana que comenzó con 16 años.
Su marcha marcó probablemente su vida profesional, pero también la personal. "Me crié con la música occidental y por eso era lógico que me fuera". En Estados Unidos encontró "gran libertad para tocar", aunque ahora considera que ya ha cumplido un ciclo y quiere venir a Europa: "La mayor parte de la música que estoy tocando viene de aquí, por eso me gustaría seguir con mi formación en este continente". De esa independencia se contagia su vida profesional, por ejemplo, a la hora de elegir repertorio. "Es algo que me fomentó mi profesor", aclara. En cualquier caso, asegura que "no fue fácil" porque como estudiante y alumna estaba acostumbrada durante años a que le dijeran qué tenía que hacer. "Tomar decisiones fue un proceso que llevó su tiempo".
Con sinceridad responde que no sintió vértigo al pasar de ser estudiante a debutar con David Zinman. No cree que haya ocurrido todo demasiado rápido en su carrera. "El periodo de transición de ser estudiante a intérprete no fue algo que supusiera un gran cambio para mí. Lo más importante en ese sentido fue poder tomar decisiones de cómo interpretar en el piano y no hacer sólo lo que los profesores dicen. Ése ha sido el gran reto".
Tiene repleta la agenda con conciertos por medio mundo, pero saca tiempo a diario para seguir con su formación. Es "muy emocionante", si bien pone un pero a este momento dulce que vive en su frenética carrera y es no tener mucho tiempo para dormir. "Es lo más difícil (risas). Cada vez que tengo un poquito lo aprovecho", confiesa.
En medio de esta vorágine ha salido a la venta Sonatas y estudios. "En Hamburgo estuve tres días enteros para grabarlo y puesto que el disco era también el contenido de mis programas estaba muy cómoda. Esas piezas estaban ya en mis dedos...". La sonata de Liszt, por ejemplo, la tocó dos veces en el estudio y luego eligió una. "El disco prácticamente no está editado, lo toqué como si fuera un concierto". Es obvio que prefiere la interacción con el público por la "espontaneidad" que acarrea, pero es que además siente que grabar en un estudio "puede ser muy intimidatorio" ya que hay que analizar lo que uno toca. "Puede dar mucho miedo y es difícil elegir correctamente".
Como no podía ser de otro modo es ella la que decidió el contenido de su trabajo. "Hablé con Deutsche Grammophon y aceptaron". En un principio, según cuenta, estaba previsto que tocara piezas que "suelen ser propina en un concierto", pero como era su primer disco pensó que era "más conveniente" tocar un repertorio que definió como "mucho más serio, con más enjundia". Chopin le gusta desde niña, pero también están Scriabin, Liszt y Ligeti. Son sus compositores favoritos. Escogió piezas que "no son muy conocidas o típicas" de cada uno y estructuró con ello el trabajo haciendo de una pieza de Scriabin el núcleo, flanqueado por dos de Ligeti y una de Liszt después. Le gusta explicar el porqué de su elección: "Ligeti ni siquiera es un compositor prototipo para estas grabaciones. A Liszt la gente lo asocia como un compositor espectacular y lleno de exhibicionismo. Sin embargo, las piezas de él que toco tienen un contenido filosófico que va más allá de la técnica misma y para mí eso significó una especie de declaración de principios que hago como pianista". Deja a un lado al Chopin de "melodías hermosas" y se decanta por el de la profundidad; "Un Chopin bastante oscuro en el que trato de ahondar". La relación de éste con Scriabin es "más que evidente".
Ante el futuro, tocar con la Filarmónica de Berlín es su próximo reto, aunque pronto va a hacerlo con Claudio Abbado. "Y eso es también muy importante para mí", dice. De momento no se plantea componer y piensa más en las próximas grabaciones. Cuando se le pregunta si echa en falta poder hacer cosas que son comunes en chicos de su edad, Wang lo tiene bastante claro: "Creo que he sacado lo mejor de ambos mundos, del de mi juventud y del de artista". Argumenta que viajar y conocer distintos países y culturas es un sueño de todo joven y ella lo ha logrado gracias a ser pianista. "De niña iba al colegio de forma normal, no tocaba demasiado y creo que nunca me consideré como una persona fuera de lo normal". De no ser pianista, Yuja Wang habría optado por la moda o el cine.
Yuja Wang. Sonatas y Estudios. Obras de Chopin, Ligeti, Scriabin y Liszt. Deutsche Grammophon. Actuará en España los días 21 de diciembre (Oviedo), 22 de diciembre (Madrid) y del 22 al 28 de marzo de 2010 en varias ciudades, aún sin confirmar. www.yujawang.com/
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