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La receta electrónica acumula dos años de retraso en Madrid

El anterior consejero, Manuel Lamela, anunció su implantación total en 2007

Elena G. Sevillano

Los avatares de la receta electrónica en Madrid parecen el cuento de nunca acabar. Siempre está a punto de estrenarse, pero nunca llega. Era inminente en 2007, cuando el anterior consejero de Sanidad, Manuel Lamela, presentó el proyecto de prueba piloto a un mes de las elecciones autonómicas. Dijo entonces que "tras la evaluación de los resultados del proyecto piloto y el ajuste de las aplicaciones" llegaría "la implantación progresiva de la receta electrónica en toda la región a lo largo del año 2007". Acabó aquel año y no había receta. Tampoco la hubo en 2008 ni en lo que va de 2009. O sea, dos años de retraso.

La e-receta, que ahorrará burocracia y visitas al médico de cabecera, volvió a la agenda de la Consejería de Sanidad el pasado 24 de abril. El actual consejero, Juan José Güemes, anunció durante el congreso de la sociedad médica Somamfyc que empezaría a funcionar el 4 de mayo, en el centro de salud de San Martín de la Vega, y "con el objetivo de que esté totalmente implantada en un año". Una vez más, la promesa quedó en nada. Las farmacias de San Martín aún piden la receta en papel.

En España se prescriben unos 800 millones de recetas al año, según datos de la Organización Médica Colegial, lo que significa que cada médico firma 30.000. Y de ésas, hasta 25.000 son de continuidad, para pacientes crónicos. Un facultativo puede perder en hacer "albaranes", como las llaman los médicos, hasta el 30% de su tiempo de consulta. La receta electrónica permite ir a una farmacia y comprar medicamentos únicamente con la tarjeta sanitaria. El talonario desaparece, con lo que gana tiempo tanto el facultativo como el paciente, sobre todo si es enfermo crónico.

¿Cómo funciona? Usted va al médico, que prescribe una medicación y la registra en el ordenador, en su historia clínica. Allí consta el fármaco y el tiempo durante el que debe tomarlo (una semana, tres meses...), lo que le evita volver a pasar por consulta cuando se le acabe la caja. En la farmacia, sólo tiene que presentar su tarjeta. Otro ordenador, con un programa específico, conecta con la base de datos, donde aparece la prescripción. El farmacéutico le da la medicación sin necesidad de papeles.

La única experiencia hasta la fecha data de 2007, en el centro de salud Parque Coimbra, en Móstoles. Sanidad reconoció entonces que había fallos, y el director general de Farmacia aseguró que se solventarían antes de enero de 2008. Hasta hoy. Con más de un mes de retraso, un nuevo proyecto piloto está a punto de echar a andar en San Martín de la Vega. La última previsión de Sanidad auguraba un "despliegue masivo a partir del verano", según la viceconsejera Ana Sánchez. "Hasta el 30 de junio, 20 centros de salud con sus áreas de influencia" y "en un año, todo Madrid" tendrá receta electrónica, añadió. "Se ha retrasado bastante porque las pruebas no salían a la completa satisfacción de los usuarios". Una excusa entendible, si no fuera porque las pruebas llevan paradas un año.

La sanidad digital no llega a la región

Cada autonomía es un mundo. Y más si se comparan en la implantación de la llamada "sanidad electrónica": cita por Internet, historia clínica informatizada, receta electrónica...

Madrid no destaca en esta última aplicación, según recoge el último informe al respecto publicado por el Ministerio de Sanidad. Las TIC en el Sistema Nacional de Salud, presentado en febrero, destaca que Andalucía es la que lleva la delantera. El Servicio Balear de Salud, también saca buena nota.

El texto habla de otras regiones que "trabajan en el despliegue de la solución en sus respectivos centros sanitarios y farmacias" y que son "la Comunidad Valenciana, Cataluña, País Vasco, Extremadura, Canarias y Galicia". En otro grupo están Aragón y Castilla-La Mancha, que "cuentan con proyectos piloto operativos". Y Madrid "se encuentra en fase de mejora tras su piloto". Por detrás, quedan Navarra, Cantabria, Murcia, Ceuta y Melilla.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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