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Columna
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Imaginaciones o indicios

No sé si alguna vez algunos dirigentes del PP, y en concreto algunos de sus paladines en Andalucía, se van a enterar de cómo funciona el Estado de derecho. Manuel Chaves, ex presidente de la Junta por decisión propia y no por haber sido vencido en las urnas por Javier Arenas, no debería estar obligado a explicar la relación de trabajo de su hija. El hecho de que esta hija tenga poderes de una empresa, como tienen unos cuantos miles de trabajadores en otras empresas, no implica que una multinacional esté impedida para tener relaciones empresariales con un determinado gobierno. Puede tener las que les vengan en gana.

De una realidad -la existencia de un apoderamiento que se otorga a cualquier letrado, y de esto debe saber Arenas por su condición de letrado- no se desprende la existencia de actos que pudieran calificarse de tráfico de influencias. Hay que saber diferenciar entre la imaginación -cada uno es muy libre de llevarla donde le dé más gustillo y, por lo visto, Arenas se pirra por la deshonestidad de Manuel Chaves- y los indicios, que, a diferencia de la imaginación, son señales inequívocas de algo oculto. Y la existencia de un apoderamiento no es un indicio. Vamos a verlo jugando a las imaginaciones y los indicios.

A Arenas, el consejero de Innovación le atribuye que Correa, el del caso Gürtel, le ha regalado un reloj de 1.500 euros. Si un periodista le pregunta por el reloj y contesta que "nunca" ha recibido regalos de valor y que va a interponer una querella, ¿se puede considerar que es imaginación que podamos pensar que tiene el reloj, o se puede considerar que es un indicio que lo tiene pero que, como cuesta menos de 1.500 euros, no lo considera de valor? Seguimos jugando: si Correa campaba a sus anchas durante el Gobierno de Aznar y entonces era secretario general Javier Arenas, y, cuando el PP pierde el gobierno, Correa se queda de chotis y se va de fallas, que son comunidades en las que gobierna el PP, ¿es imaginación que a Correa le va mejor en estas comunidades para seguir con su particular agosto, o son indicios de corrupción porque ya se han producido dimisiones en estos gobiernos autonómicos? Seguimos: si Javier Arenas estaba en Génova como secretario general del PP, ¿es imaginación que no se enteraba de lo que pasaba o, sencillamente, un indicio de que no quería enterarse por aquello de que el tal Correa estaba en la boda de la hija de Aznar?

Seguimos jugando: si Correa iba a lo que iba a la boda, ¿es imaginación que la hija de Aznar lo sabía o que estaba en el ajo y su padre también, o son indicios de que el ajo era de todos o sólo del tal Correa? Y, otra, si el mismo día que declaran ante la Justicia 35 altos cargos del Gobierno valenciano sobre la trama sale a cuento lo del apoderamiento, ¿es imaginación que se lo han inventado en la forma que se ha trasladado a la opinión pública, o es un indicio de que tal invento, en la forma inventada, es una manipulación para desviar la atención de tanto traje de campanillas?

Estos juegos pueden servir para que cada uno pueda distinguir entre lo que es imaginación y un indicio, que son los que deben dar lugar a dar explicaciones en el Congreso. En mi caso, y al menos en lo de la niña de Aznar y en la de Rajoy, no lo tengo siquiera como imaginación. Después de todo, a cada padre y madre le encanta que el día de la boda de las hijas sea por todo lo alto, y por lo alto fue, aunque particularmente no me gustara el traje de Correa o el de El Bigotes, que no sé si uno y otro son la misma persona.

En cualquier caso, como decía Jesús, dejemos a los niños y las niñas en paz cuando no haya motivos y a sus padres también. El odio, las miserias y las venganzas por perder tantas elecciones -caso de Arenas-, que se escupan en otros lugares. El Congreso no está, ni debería estar para explicar imaginaciones miserables.

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