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Columna
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'Hoministas'

Rosa Montero

El Constitucional acaba de avalar que se castigue más al varón por amenazar a su pareja (femenina) que al contrario. Bueno, si un tío con más fuerza que su mujer y con un perfil violento le dice a la esposa te voy a matar, como que da mucho más miedo que si es al revés, ¿no es verdad? Pero, aun así, esta discriminación legal por sexos me pone nerviosa. ¿Y si un energúmeno parecido amenaza a su pareja masculina? ¿Y si la señora que grita a su marido "te voy a matar" le envenena el café (también ha ocurrido)? ¿Y qué pasa con la mujer que amenaza a su novia y luego la aporrea? No confío en estas bienintencionadas leyes discriminatorias; temo que aumenten la inquina misógina y el ponzoñoso sentimiento victimista de esa horda de canallas que se dedica a torturar mujeres. Y, de hecho, la ley actual, que penaliza más a los hombres, no ha mejorado la situación del maltrato en nuestro país.

Creo que la única solución de esta violencia pasa por la evolución de los hombres. Por eso me llenan de esperanza los diversos grupos de varones que se han creado en los últimos años, como Sopa de Hombres (sopadehombres@yahoo.com) o AHIGE (www.ahige.org/). Son colectivos hoministas que se plantean qué es hoy la masculinidad. Claro que están integrados por tipos muy variopintos. Lorente, delegado del Gobierno para la Violencia de Género, ha dicho que "los nuevos machistas se presentan como feministas", señalando de algún modo a los hoministas que reclaman la custodia compartida. Pienso que Lorente se equivoca: primero, porque la custodia compartida es algo deseable; pero, además, porque también entre los grupos feministas ha habido de todo, incluyendo a mujeres insufribles y tan sexistas como el peor machista. Justamente es el debate real y la reflexión plural lo que permite crecer. No los tópicos de lo políticamente correcto.

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