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El canibalismo del camarón retrasa su cría en piscifactoría

Los biólogos buscan cómo saciar a los crustáceos para que no se devoren

Sonia Vizoso

El marisco más cotizado de Galicia se resiste a llevar una vida cautiva. Los biólogos buscan desde hace 15 años la fórmula para poder criar camarones autóctonos (Palaemon serratus) en piscifactoría, pero los impulsos caníbales de esta especie han dado al traste con los experimentos. Los científicos intentan elaborar un pienso que consiga saciar el hambre de los crustáceos y evite que se coman unos a otros cuando se les saca de su medio natural.

Sólo una empresa ha puesto en marcha un proyecto para criar el Palaemon serratus en cautividad. El biólogo Javier Rúa asegura haber encontrado la receta para fabricar un pienso que alimentará este marisco en las granjas marinas con una tasa de supervivencia del 85%. El científico fundó hace un año la empresa Camarón de Galicia, SL con la idea de empezar a cultivar el crustáceo en julio de 2009 y comercializarlo en 2010, pero "problemas técnicos" en los que no quiere abundar le han obligado a retrasar la puesta en marcha de la primera piscifactoría de camarón gallego.

Un científico impulsa la primera granja marina para este marisco

El Palaemon serratus es la especie a la que más le cuesta engordar fuera del mar. Las hembras dan unos 400 huevos al año y sus larvas crecen sin problema en cautividad durante sus primeros quince días de vida, alimentándose de un microcrustáceo llamado artemia salina. Pasado este tiempo, su desarrollo se enquista.

El catedrático de Bioloxía, Jaime Fábregas, consiguió ya hace años criar las larvas de camarón en el laboratorio pero no logró que engordaran. Según explica desde la Universidad de Santiago, los ensayos realizados hasta ahora con los piensos existentes en el mercado han fracasado y, en el mejor de los casos, se ha alcanzado una supervivencia del 5% de los ejemplares.

Los alimentos no sacian la voracidad del camarón cautivo y los ejemplares más fuertes se lanzan a la caza de sus compañeros más debilitados, dando al traste con la producción. Y es que la variedad que habita la costa gallega es uno de los pocos crustáceos que practican el canibalismo. Determinadas señales químicas que emiten los ejemplares más débiles alertan de su flaqueza al resto de camarones y disparan los ataques entre ellos.

El promotor de la empresa Camarón de Galicia afirma haber encontrado un pienso "de desarrollo propio" que engorda a los camarones en la piscifactoría hasta que alcanzan buen tamaño. Es su gran secreto y la clave para que sus investigaciones se conviertan en negocio. Según datos del proyecto, premiado por la Fundación Genoma España, el 80% de los ejemplares que se comercializarán tendrán una longitud superior a los ocho centímetros. El precio de mercado del nuevo producto acuícola oscilará durante el año entre los 80 y los 270 euros.

Lograr un color y un sabor similar al del camarón salvaje es otro de los atrancos con los que se han encontrado los biólogos que han intentado criar esta especie en granja marina. "Todo se encuentra, depende sólo de tener tiempo y dinero", señala Fábregas, que realizó hace 15 años un estudio profundo sobre el tema con la financiación de una empresa que finalmente abandonó el proyecto.

Javier Rúa dice haber encontrado la fórmula para superar estos atrancos y producir de forma intensiva un camarón gallego de "gran talla", un "color rojo intenso" y un sabor de "óptimas características". Este biólogo metido a empresario se ampara en el "secreto industrial" para no revelar en qué situación se encuentra ahora su proyecto ni las fechas que maneja para iniciar la producción. Admite, eso sí, "problemas técnicos" para no cumplir los plazos que se marcó en un principio. La sede de la sociedad está en el Parque Tecnolóxico de Galicia, en San Cibrao das Viñas (Ourense) pero, según Rúa, la futura granja de camarones no tiene aún emplazamiento. Según los expertos consultados, si se consigue anular su canibalismo, el Palaemon serratus podría vivir en mallas colgadas de bateas o en estanques dentro y fuera del mar.

El camarón gallego es una exquisitez gastronómica con una gran demanda difícil de satisfacer. Los bancos existentes en la costa de Galicia están mermados, las cantidades que se extraen a lo largo del año son muy variables y su precio también. Por eso su cría en piscifactoría, con producción estable y valor en el mercado a salvo de oscilaciones está en el punto de mira de los investigadores y el sector acuícola.

El mayor banco de este crustáceo está en A Illa de Arousa, donde medio millar de barcos se dedica a su captura. La lonja de la isla descarga 24.000 kilos anuales. Otra de las áreas con más presencia de camarón salvaje es el mar de Lira, en Carnota. Esta especie se beneficia de la creación de la Reserva de Os Miñarzos, que impulsan los marineros para restringir la pesca en la zona hasta 2010 y recuperar las mermadas capturas.

En los problemas del camarón salvaje, los responsables de Camarón de Galicia ven oportunidad de negocio. Según las cifras que maneja el promotor de la primera piscifactoría de camarones, producir un kilo de crustáceo en cautividad costará 27 euros, mientras que su precio en lonja oscila actualmente entre los 80 y los 270 euros. La intención es que las partidas de marisco de la futura granja marina puedan ser adquiridas a un precio entre 100 y 180 euros.

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Sobre la firma

Sonia Vizoso
Redactora de EL PAÍS en Galicia. Es licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago. Lleva 25 años ejerciendo el oficio en la prensa escrita y ha formado parte de las redacciones de los periódicos Faro de Vigo, La Voz de Galicia y La Opinión de A Coruña, entre otros. En 2006 se incorporó a El País Galicia.

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