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Entrevista:ALMUERZO CON... MARTHA THORNE

"El arquitecto con el lápiz en su despacho se acaba"

Anatxu Zabalbeascoa

Desde 2005, la urbanista Martha Thorne (Rochester, 1953) asiste callada a las deliberaciones del Premio Pritzker, el más importante que puede recibir un arquitecto. Es la secretaria ejecutiva del galardón, la que hace la llamada al ganador. Por eso vamos a comer a un edificio del último Pritzker, la ampliación del Museo Reina Sofía de Madrid. Thorne dice que le gusta: "Jean Nouvel provoca a la gente para que use la arquitectura de otra manera. Corre riesgos. Cuando arriesgas a veces te equivocas. Es el precio para acertar".

Presta poca atención a la comida: pincha alguna croqueta y marea la dorada, que deja a medias. Sobre el Pritzker comenta diplomática que unas veces más que otras está de acuerdo con el veredicto, pero que: Gehry, Foster, Moneo (el único español premiado)... "todos los que lo tienen lo merecen". ¿Lagunas? "Hubiera sido justo premiar a la brasileña Lina bo Bardi". Pero murió en 1992 sin premio. Tienen mala suerte con las arquitectas. El año anterior, el 91, se lo dieron sólo a Robert Venturi, cuando llevaba dos décadas trabajando con su mujer Denisse Scott Brown. ¿Por qué lo premiaron sólo a él? "Fue un tema doloroso para Venturi y para el Pritzker. Scott Brown no asistió a la ceremonia".

La urbanista vuelve la mirada a China, India y África en busca de energía

¿Para cuándo entonces otra mujer con el Pritzker, que tiene ya treinta años y sólo posee la iraquí Zaha Hadid? "Espero que muy pronto. Hay mucho talento. Pero no sólo femenino. Uno de los objetivos del premio es explicar que hay muchos tipos de arquitectura. Con frecuencia en lugares inesperados. China tiene hoy mucha energía. Debemos acercarnos allí. Queremos mirar a la India o a África no sólo con ojos occidentales, con un jurado plural". "Premiar a un solitario es hacer una declaración muy potente en la arquitectura actual". Le pregunto si es casual que Zaha Hadid triunfara cuando se inauguró en el jurado Rolf Fehlbaum, su primer cliente, o que Richard Rogers lo consiguiera cuando fue jurado Renzo Piano, su íntimo amigo. "La suma de personas da un jurado objetivo. La fuerza del premio estriba en que su jurado es libre".

Aunque en el jurado del Pritzker no tenga voz ni voto, sí los ha tenido montando exposiciones como Building in a New Spain (1991), en el Art Institute de Chicago. "Utilizas la arquitectura para pensar. Y lanzas hipótesis con libros o exposiciones. Uno da una lectura, no escribe la historia. El Pritzker es lo mismo: propone, pone un foco de luz sobre la obra de alguien". Más allá del famoso premio, Thorne regresa ahora a España, donde vivió más de 15 años. "Uno cambia de país cuando se busca a sí mismo o busca explicaciones del mundo. Me quedé en Madrid porque encontré mucho". Luego, durante una década, dirigió el departamento de arquitectura del Art Institute. "Es importante cambiar. Por eso preparé el regreso". Así, no teme regresar adonde fue feliz. De nuevo en Madrid, trabajará como decana asociada en la Escuela de Arquitectura de IE Universidad, del Instituto de Empresa, una institución que busca formar arquitectos "más allá del diseño: como gestores y emprendedores". ¿No da un poco de miedo? "La profesión de arquitecto está cambiando. El arquitecto con el lápiz en su despacho está desapareciendo. La arquitectura ya no es sólo el edificio".

Martha Thorne es secretaria ejecutiva del premio Pritzker.
Martha Thorne es secretaria ejecutiva del premio Pritzker.BERNARDO PÉREZ

Restaurante Arola, Reina Sofía. Madrid

- Croquetas de Gorgonzola: 9 euros.

- Dorada con verduritas: 18.

- Rigatoni con ceps: 14.

- 2 aguas: 5.

- 2 cafés: 2.60.

Total con IVA: 52 euros.

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