Adiós al monasterio unisex
Los monjes y monjas destinados al cenobio de O Couto, en Narón, renuncian al proyecto
El sueño de Gea Escolano se esfuma. Los miembros de la hermandad dúplice, de hombres y mujeres, que hace tres años respondieron a la llamada del anterior obispo de Mondoñedo-Ferrol instalándose en Galicia ya no están aquí. Se han marchado a Toledo, donde les surgió una "oportunidad más clara", porque, dicen, "se demostró que no era la voluntad de Dios" dar nueva vida a un viejo monasterio gallego abandonado desde la Desamortización.
El párroco de Vilarrube, en Valdoviño, los acogió en la rectoral a la espera de que se rehabilitase en Narón el cenobio de San Martiño do Couto (o de Xubia), donde proyectaban fundar la primera comunidad mixta de Galicia desde que éstas fueron erradicadas en la primera década del siglo XII por el papa burgalés Pascual II. Sin embargo, según Benito Méndez, párroco de la iglesia románica que encabeza el monasterio a orillas de la ría de Ferrol, la crisis ha frenado los planes restauradores que se anunciaron en las últimas elecciones autonómicas. Ahora, la Xunta sólo se compromete a rehabilitar el templo y la sacristía, en principio porque había riesgo de desplome. "Una cosa puntual", dice el cura, que costará 172.000 euros, no comparable con el gran proyecto integral que se le había encargado al profesor de la Escola de Arquitectura de A Coruña Joaquín Fernández Madrid y que rondaría el millón.
La Xunta rehabilita la iglesia, pero dice que no invertirá dinero en las celdas
El judío Abraham Kron, hoy Abraham de la Cruz, fundó esta hermandad
Patrimonio empezó a trabajar en el lugar hace tres meses. El interior del templo tuvo que esperar hasta noviembre porque había bodas apalabradas. De momento, se ha liberado el ábside de esa tapia de cementerio que lo ocultaba, se ha arreglado el tejado y se ha descubierto que el genuino suelo de la iglesia estaba más abajo que el pavimento que todos conocían.
La Xunta asegura que habrá "una segunda fase" y "más prospecciones arqueológicas", pero ya adelanta que no habilitará la residencia de los monjes. El sueño de Gea tendrá que financiarse con fondos de la Iglesia o no se hará realidad. Porque la actual Administración no pagará, "con dinero público, ni celdas ni suites de hotel" en los monasterios que se rescaten de la ruina.
El proyecto inicial reservaba una parte para biblioteca, archivo y sede de la Revista de Estudios Mindonienses. Un poco más allá, vivirían los monjes. En una reunión, el presidente de los vecinos de O Couto, Anselmo Beceiro, le pidió a Gea que se habilitase una sala para charlas, pero el obispo rechazó la idea: "Nos dijo que íbamos a hablar del aborto". Ahora, las celdas y claustros seguirán indefinidamente deshabitados. Los monjes devolvieron la llave de la iglesia a Méndez y se disculparon con el obispado. Los vecinos culpan a monseñor ("el valenciano lo echó todo por tierra"), pero lo cierto es que Gea fue el primero en dirigirse al fundador de la fraternidad mixta María Estrella de la Mañana brindándoles el convento.
"Aquello quedó en nada, aunque quizás Dios nos vuelva a marcar ese camino algún día", dice con fuerte acento francés, al otro lado del teléfono y desde Toledo, Abraham. El fundador de la hermandad que iba a ocupar O Couto se llamaba Abraham Kron hasta que se convirtió del judaísmo al catolicismo, creó la "asociación de fieles" María Estrella de la Mañana y escogió un nuevo nombre para su renacer religioso. Ahora todos lo llaman Abraham de la Cruz.
El de Narón hubiera sido el segundo convento español en el que se asentaría esta comunidad en expansión, pero se le ha adelantado Toledo. El primer enclave fue Ledesma, donde se encuentra la cabecera de esta fraternidad que aún está pendiente de ser reconocida como orden. La elección de la localidad salmantina tuvo que ver con el apoyo que halló Kron en el anterior obispo de la diócesis, Braulio Rodríguez Plaza, hoy arzobispo de Valladolid. Este representante de la Iglesia, además de algún cardenal ya fallecido, fue quien proporcionó en 1999 marco canónico a la hermandad unisex.
Desde el Ayuntamiento de Narón lamentan la partida de los monjes. "Era una cosa muy bonita, eso de tener el primer monasterio mixto". Además, "parecía un grupo muy alegre, con un ex judío como líder, y monjes artistas que preconizaban la amistad entre religiones". Los hombres y mujeres de la hermandad, ya consagrados, visten el mismo hábito de tonos castaños, pero ellas llevan toca blanca. Comenzaron siendo un grupo de seglares decididos a "ofrecer sus vidas en reparación de todas las rupturas, en especial entre la Iglesia y el pueblo de Israel". Según Abraham de la Cruz, en San Martiño pensaban vivir "de la providencia" y "para la gente", "observando de forma radical la pobreza, la castidad y la obediencia". Monjas y monjes compartirían todas las funciones pero dormirían, según su superior, en alas separadas.
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