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Reportaje:Economía global

Corea del Sur también sufre

Seúl inyecta 130.000 millones de liquidez para proteger a sus bancos de la crisis

El pequeño dragón también tiene su burbuja inmobiliaria. Y como en las grandes potencias occidentales, se desinfla. No es el único problema al que se enfrenta Corea del Sur. El país asiático atraviesa una coyuntura difícil, que recuerda demasiado a lo visto en EE UU. Los hogares y las empresas están altamente endeudados, lo que coloca a sus bancos entre la espada y la pared. Y la amenaza de una recesión global hace temer por sus exportaciones, de las que se nutre su crecimiento.

No queda muy lejos en la memoria cuando el Fondo Monetario Internacional (FMI) tuvo que salir al rescate de Corea del Sur con una inyección masiva de capital para evitar que descarrilara. Fue en 1997, el año que Asia vivió su propia Gran Depresión. Una década después, y en plena crisis financiera made in USA, muchos se preguntan si se aprendieron las lecciones del pasado. Pero ningún país se escapa de la espiral y el Gobierno de Seúl se vio forzado esta semana a mover ficha, siguiendo los pasos de Occidente.

Una recesión global amenaza las exportaciones, pilar de su economía

Hay signos que asustan en el moderno e imponente distrito financiero de la capital surcoreana y que hacen temer el peor de los escenarios si no se libera pronto el coágulo que atasca el mercado de crédito. Las familias coreanas están muy endeudadas, fruto de la carrera de los últimos años hacia la compra de la vivienda y el consumismo, y sus bancos dependen demasiado del crédito que concedieron.

Moody's cree que es uno de los pocos países en Asia donde los depósitos de los bancos no son suficientes para financiar los préstamos. Y es que Corea del Sur, considerado junto a Hong Kong, Singapur y Taiwan uno de los cuatro tigres asiáticos, está siendo víctima de su éxito. La cuarta economía de la región ve cómo la expansión se modera por primera vez en una década, del 5% del PIB en 2007 al 4% previsto para este año y en torno al 3% en 2009. La inflación supera el 5%. Y la tasa de paro ronda el 3%.

El Banco de Corea se movilizó hace dos semanas anunciando el primer recorte de tipos de interés en cuatro años para levantar un primer muro contra la crisis. No bastó, y ante el desplome del won, salía al rescate de su sector financiero inyectando 130.000 millones de dólares, de los que 30.000 millones irán directamente a los bancos y a las entidades exportadoras. El resto se destinará a garantizar la deuda extranjera de sus bancos.

La crisis está pesando en sus exportaciones, de las que depende el 40% de la riqueza nacional, hasta el punto de que su balanza exterior cerrará este año con un déficit equivalente al 1,25% del PIB. Y el won, su moneda, está a su nivel más bajo desde la crisis asiática. "Creemos que este paquete de medidas permitirá reducir las preocupaciones de los inversores y estabilizar el mercado", señalan desde Goldman Sachs.

"Se habla de que el mercado está apunto de tocar fondo, pero los inversores están invadidos por el miedo", dicen en HMC Investment, donde necesitan ver pruebas más convincentes de una estabilización para decir que lo peor ha quedado atrás. "Las medidas y pasos adoptados por los gobiernos y los bancos centrales mundiales suponen un respiro", añaden desde Shinhan Securities. Pero como insisten en Samsung Futures, la economía coreana está al límite.

Muchos inversores están repatriando capital. "A pesar de las garantías que da el Gobierno surcoreano, existe la percepción de que el problema de liquidez actual no se resolverá pronto", señalan desde el Industrial Bank of Korea, cuyos expertos opinan que este tipo de intervenciones anticipan un debilitamiento futuro del won.

Las entidades coreanas tienen dificultades para mantener sus fondos en dólares en un mercado que se congela, lo que crea una dificultad añadida a las empresas endeudadas, como en el sector de la construcción. "Cada vez está más claro que la economía se desacelerará y hay falta de confianza en el sector financiero", remachan desde el conglomerado Samsung. La deuda externa del país sube y ronda ya los 175.000 millones de dólares.

La opinión de la calle tampoco es muy positiva hacia la labor del Gobierno del conservador Lee Myung-bak a la hora de lidiar con la crisis. Kang Man-soo, ministro coreano de Finanzas, insiste en que su país está en mejores condiciones que hace una década -dispone de 239.700 millones de dólares en reservas- para hacer frente a la crisis y que las compañías tienen una estructura sana que les permitirá amortiguar el choque.

El FMI también cree que el sistema financiero surcoreano goza de buena salud y que el valor de su divisa está en línea con la solidez de la economía. Pero la volatilidad internacional plantea riesgos a corto plazo.

Planta de Posco, en Pohang (Corea del Sur). La empresa siderúrgica prevé una caída de la demanda.
Planta de Posco, en Pohang (Corea del Sur). La empresa siderúrgica prevé una caída de la demanda.REUTERS

La 'pyme' preocupa

Samsung, LG, Hyundai o Posco son cuatro de la veintena de grandes marcas del poderío industrial surcoreano omnipresentes en la vida diaria del país. Sus productos, desde microprocesadores, pasando por teléfonos móviles y televisiones de plasma, hasta barcos o productos siderúrgicos, alimentaban la demanda de los consumidores en todo el mundo. También hay empresas más pequeñas que juegan un papel clave en su economía.

El 88% del empleo es generado por pymes, responsables de la mitad de la producción de Corea y del 32% de sus exportaciones. Y aquí es donde se concentran las preocupaciones del Ejecutivo que preside Lee Myung-bak y de los analistas, porque estas empresas son altamente vulnerables a los ciclos adversos, lo que puede traducirse en un repunte del paro, una caída del consumo interno y en un deterioro de los créditos en poder de los bancos.

Lee lo tiene complicado. Y su ambicioso plan de privatizaciones también está sufriendo la embestida de la crisis, porque Seúl está reorientando sus prioridades para poner más fondos a disposición de las pequeñas y medianas empresas que pudieran verse atrapadas en la espiral financiera. Entre las grandes compañías incluidas en el plan destaca el Korean Development Bank, la entidad que se citó como posible compradora de la desaparecida Lehman Brothers. -

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