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Reportaje:

El Salvador vuelve a brillar

El Rey inaugura la restauración de la segunda iglesia más grande de Sevilla

El Rey presidió ayer en Sevilla la inauguración de la restauración de la Iglesia del Salvador. Decenas de personas esperaron la llegada del monarca en la céntrica plaza del Salvador bajo una lluvia persistente. Amas de casa, jubilados, estudiantes y turistas se entremezclaban junto a las vallas de seguridad. Las ventanas de los edificios cercanos estaban repletas de público. El Rey entró en el templo pasado el mediodía.

La Iglesia del Salvador es la segunda más grande de la ciudad, tras la catedral. Situada en un enclave lleno de bares y comercios, esta iglesia ha sido el escenario de un concienzudo trabajo de restauración. De ser un templo marcado por la oscuridad y el deterioro, ha pasado a lucir en todo su esplendor.

De ser un templo muy deteriorado, ha pasado a lucir en todo su esplendor
La restauración ha durado cinco años y ha costado 12 millones de euros

El monarca pudo contemplar el fruto de una labor que ha llenado de luminosidad los retablos, esculturas, pinturas y obras de orfebrería de la iglesia. A don Juan Carlos le acompañaron en la inauguración el presidente de la Junta, Manuel Chaves; la consejera de Cultura, Rosa Torres; el alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, y el cardenal arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo.

La entrada del Rey fue celebrada con ovaciones y aplausos por la mayoría de las personas congregadas en el exterior de la iglesia. Algunos manifestantes desplegaron banderas republicanas, lo que causó la indignación de muchos de los reunidos, que les increparon. Los gritos e intercambios de insultos se pudieron escuchar en el interior de la iglesia cuando sus puertas ya estaban cerradas y se desarrollaba el acto de inauguración.

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El arzobispo elogió en un discurso la restauración y agradeció el papel jugado en ella por el Ministerio de Cultura, la Junta, el Ayuntamiento y "el pueblo de Sevilla". "Este templo ha de ser casa de oración, escuela de caridad y también espacio para la cultura y el encuentro fraterno", resumió Amigo. Tras las palabras del cardenal, sonó un concierto de música barroca. Los viejos instrumentos se hicieron parte de la atmósfera del templo, cuya función como parroquia se remonta al siglo XIV. El paso del tiempo llevó aparejado un proceso de degradación que culminó en el siglo XVII. La construcción de la Iglesia del Salvador se inició en 1674 y concluyó en 1712.

La deficiente conservación del templo, con barnices oxidados y oscurecidos que impedían la visión, hizo obligatoria la restauración en 2003. Los motivos de seguridad también fueron decisivos en el cierre temporal de la iglesia. Las zonas purulentas y los repintes que tapaban la policromía original han desaparecido. También son un recuerdo las enormes grietas que cruzaban como cicatrices la bóveda del presbiterio. Estas grietas abrían paso a los nefastos efectos de las lluvias, que dañaban las pinturas.

Ha habido que desmontar retablos para restaurarlos. Y se han limpiado pinturas murales y de caballete. La estructura de piedra y ladrillo de la iglesia se hallaba fracturada. Los trabajos para componerla han incluido inyecciones de mortero de cal. Las cubiertas han sido, asimismo, reconstruidas.

La restauración ha propiciado que los visitantes de la iglesia puedan contemplar la nueva cripta subterránea, donde se encontraron vestigios de una mezquita medieval. Los trabajos de restauración, que han durado cinco años bajo la dirección del arquitecto Fernando Mendoza, han costado 12 millones de euros.

Don Juan Carlos recorrió la iglesia y se detuvo en la capilla donde están enterrados sus abuelos maternos, Don Carlos de Borbón y Dos Sicilias y Doña María Luisa de Orleans. La infanta Elena depositó el ramo de flores de su boda en ese mismo lugar en 1995. El Rey descubrió una placa conmemorativa de la visita y se interesó por distintos detalles de las labores de restauración.

El monarca completó su visita a Sevilla con la inauguración por la tarde de la nueva fábrica de cerveza de Heineken-Cruzcampo en la barriada de Torreblanca. Posteriormente, el Rey presidió una cena del Foro Iberoamérica en el Real Alcázar.

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