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Crisis financiera mundial

La UE, desarmada ante la crisis

Europa carece de instituciones para responder como EE UU - Amenaza con expedientar a Irlanda por asegurar depósitos

Andreu Missé

El huracán financiero ha pillado desarmada a Europa. La UE carece de instituciones, mecanismos y sobre todo de voluntad política para dar una respuesta común a la crisis sacude al sistema bancario europeo, según coinciden destacados economistas.

El caso irlandés sobre las garantías bancarias abre una brecha en el sector
El Gobierno belga baraja nacionalizar Fortis, como hizo el Ejecutivo holandés

La sombra de la debacle financiera de los años treinta va tomando cuerpo. "No es una exageración decir que puede volver a ocurrir si los Gobiernos no actúan", advierte un llamamiento de destacados economistas, entre los que figuran Daniel Gros, director del Centre for European Policy Studies; Alberto Alessina, de Harvard, y Stefano Micossi, director de Assonime. En ese documento, señalan que la tormenta financiera "debe detenerse antes de que cause mayores daños en la economía real". Y advierten de que los ahorros de cientos de millones de europeos "están directamente amenazados". La recesión está a la vista. "El problema", indican, "es la falta de voluntad política".

La desmembración de Fortis y la decisión unilateral de Irlanda de proteger al 100% los depósitos bancarios de sus mayores bancos ilustran la inquietante situación de desbandada que se está produciendo en la UE. La solución conjunta de Bélgica, Holanda y Luxemburgo de nacionalizar parcialmente Fortis para evitar su quiebra ha durado apenas una semana. La adquisición del 49% de su capital por 11.200 millones del que era uno de los mayores grupos europeos ha resultado insuficiente.

El Gobierno holandés ha decidido adquirir la totalidad de los activos de Fortis en Holanda, incluida la parte de ABN Amro, para salvar el banco en su país. De paso, Ámsterdam se venga del ataque sufrido en 2007 por ABN Amro, su banco estrella, a manos de Fortis, Santander y Royal Bank of Scotland, en lo que a la postre fue una inversión ruinosa para Fortis.

Bélgica respondió ayer a ese envite. El Gobierno belga -al que la crisis financiera ha forzado a aparcar sus querellas internas-, baraja adquirir también el 100% de Fortis en Bélgica. Será una vuelta a sus orígenes: la Caja General de Pensiones y Ahorros, entonces la mayor caja europea y en la que se inspiró Francesc Moragas para fundar la Caixa en 1904. Hace una década, el Gobierno belga privatizó esa caja para reducir la deuda pública. Y hoy se endeuda para salvar la entidad privatizada. Aviso para navegantes en los procelosos mares de las cajas amenazadas de privatización.

El caso de Fortis es un ejemplo de cómo la falta de instituciones de vigilancia adecuada y los intereses nacionales han acabado con un proyecto europeo. El otro ejemplo de nacionalismo rampante ha sido el de Irlanda concediendo la garantía total de los depósitos a sus seis mayores bancos.

La decisión provocó "furor" en otras capitales y bancos europeos. Durante varios días Bruselas ha intentado negociar con Irlanda y el resto de países para encontrar una "solución envolvente" que permitiera generalizar el modelo irlandés, quitándole las aristas más inaceptables para Competencia. La inflexibilidad de Irlanda y la negativa de Alemania y Francia impidieron el acuerdo. El jueves, Bruselas tiró la toalla y la dirección general correspondiente envió una carta a Dublín requiriendo explicaciones decidida a abrir un expediente. Grecia ha hecho algo parecido.

La necesidad de regulación de los mercados ha sido reiteradamente puesta de manifiesto por destacados líderes políticos. El pasado mayo, el presidente de los socialistas europeos, Poul Nyrup Rasmussen, y los ex presidentes de la Comisión Europea Jacques Delors, Jacques Santer y Romano Prodi, enviaron una carta al presidente de la Comisión José Manuel Barroso, con su diagnóstico: "Esta crisis muestra claramente que la industria financiera es incapaz de autoregularse".

Nicolas Véron, analista de Bruegel, destaca que los bancos cuyas actividades se extienden por diversos países "están emergiendo rápidamente, mientras que los acuerdos de estabilización financiera, especialmente en la supervisión bancaria, permanecen anclados a nivel nacional".

En sus últimos trabajos, Véron describe un panorama que refleja la debilidad de los mecanismos de vigilancia europeos. El Banco Central Europeo no tiene poderes de supervisión. El Comité de Supervisores Bancarios Europeos es un cuerpo asesor sin poder ejecutivo. En su opinión, el marco de vigilancia para los bancos paneuropeos se ha convertido "en un laberinto" de 51 autoridades nacionales, una decena de comités europeos y más de 80 acuerdos bilaterales. En estos momentos "ninguna autoridad tiene acceso rutinario a la información de supervisión de todos los bancos".

La crisis financiera parece más profunda en EE UU, pero la Administración estadounidense ha demostrado una mayor capacidad de reacción ante la gravedad de la crisis. En la UE una crisis menor puede ser más devastadora, por falta de arquitectura institucional y de voluntad política. El peligro está en el impacto de la crisis en la economía real. Como señala Rasmussen "la gente ya está preocupada por sus ahorros, sus pensiones y sus seguros. No queremos que tema también por sus empleos".

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