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Entrevista:ALMUERZO CON... RACHEL MUYAL

"Coger lo mejor de cada cultura ayuda a ser feliz"

No podía ser de otro modo. Rachel Muyal, librera antigua, eligió Villa Joséphine para almorzar como el que va a un monasterio a por un libro de culto; con contenida emoción. No en vano el lugar es un símbolo de la grandeur tangerina de antaño y, ella, referente en la ciudad durante el último cuarto de siglo, cuando regentaba la librería de Colonnes. "Muchos intelectuales vinieron aquí a por los libros prohibidos por Franco; a los de Ruedo Ibérico les quitaban las tapas y los forraban con papel de periódico. Uno de éstos, el padre de Jorge Vestringe, compraba para su hijo todo lo que se editaba en Francia".

Compartir mesa con Rachel es como apuntarse a un viaje iniciático. Habla varios idiomas, entre ellos el dariya (árabe dialectal marroquí) y el yaquetía: el español de los sefardíes de Marruecos; juega al bridge; respeta las tradiciones... "Hay que coger lo mejor de cada cultura; ayuda a ser más feliz", dice. "¡Qué ricas aceitunas!", exclama ahora, saboreando las negras aliñadas con ajo, pimentón y culantro. "Ha de decirme dónde las compra", le ruega al camarero. Y se pone a recitar, sin pensarlo, esa lista de nombres ilustres que ha conocido en sus 75 años de vida. Españoles, franceses, ingleses... Todos amigos suyos. Todos colocados en un lugar preferente del escaparate del siglo XX. "El sábado pasado estuve muy cerca de aquí en una gran fiesta en la que corría el champán... Junto a mí tenía a un noble inglés y a un venerable anciano que dijo ser uno de aquellos que perpetraron el famoso asalto al tren de Glasgow, en 1963".

La legendaria librera dio brillo a la era dorada de los intelectuales en Tánger

Villa Joséphine, como Rachel, miran desde el Monte Viejo a la ciudad del Estrecho con la sonrisa pícara de quien se sabe en el ajo de todos sus secretos. La Villa tiene su historia. Rachel la recuerda. "La construyó Walter Harris, corresponsal de The Times, a principios del siglo pasado. Fue residencia de verano del pachá de Marrakech, y vivienda, hasta su muerte en 1953, del duque de Tovar, un grande de España enamorado de Tánger. Luego ha estado abandonada durante décadas hasta que la actual propietaria le devolvió su esplendor".

Rachel vuelve a los libros y al momento en que empezó todo: "Fue un día del verano de 1972 cuando la gerente de la librería me propuso que la ayudase a abrir unas cajas que acababan de llegar de París... Tanto me emocioné con las novedades que ya no me moví de allí". Y por aquí pasaron Tennessee Williams, Truman Capote... iban "bastante desaliñados". Y aquí se quedaron Paul y Jane Bowles... "¡Las croquetas están de morirse, mi bueno!", exclama, ahora en yaquetía. Como el postre coulant au chocolat que saborea, golosa y gourmet.

Rachel Muyal fue una adelantada a su tiempo, tenía 25 años cuando se divorció. "No sé; necesitaba independencia", comenta. Pero su recuerdo más feminista: "En 1989 gané el Premio Nacional de Escaparates por haber decorado el mío sólo con libros y retratos de mujeres". Una adelantada a su tiempo.

Muyal ha aprendido dariya y yaquetía, el español sefardí.
Muyal ha aprendido dariya y yaquetía, el español sefardí.J. M.

Villa Joséphine. Tánger

- Ensalada parmesana: 75 dírhams

- Solomillo de añojo al fuego de leña: 250 dírhams

- Pato confitado: 250 dírhams

- Pastel de chocolate líquido con helado: 110 dírhams

- Café con leche: 40 dírhams

- Agua mineral Oulmes: 30 dírhams

- Media botella de Beauvallon tinto: 180 dírhams

Total: 935 dírhams (84,02 euros)

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