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Entrevista:ALMUERZO CON... PETER FLORENCE

"La literatura es un fenomenal acto político"

Iker Seisdedos

La cantina donde comen gratis los trabajadores se lleva el calificativo de "edén gastronómico" en los 45.000 metros cuadrados del festival Hay-on-Wye, dedicados a los libros en Gales. En realidad, sólo sirven (sin licencia de alcohol) comida inglesa, palabra ésta, y aquí son importantes las palabras, que en lo culinario, no es gentilicio sino adjetivo de dudosa connotación.

Un mediodía reciente, en el ecuador del evento que ha reunido a 150.000 personas en torno a unas 500 charlas de escritores, periodistas, políticos, pensadores y Cherie, esposa del ex primer ministro Tony Blair, la cantina fue para Peter Florence, enérgico fundador, un hospital de campaña entre el barro, la lluvia y los vientos huracanados. "Necesito una sopa caliente", exclamó. "Llevo una hora ahí afuera". Cierto es que luego el caldo quedaría intacto. Quizá porque el calor de sus ideas bastó para devolverlo a la vida.

El padre del festival de las palabras planea nueva sucursal en África

Florence, entonces un actor (aún lo es en cierto modo), decidió montar en 1988 un festival literario alrededor de Hay-on-Wye, pueblito consagrado a los libros antiguos por Richard Booth, que en los sesenta empezó a abrir librerías de viejo (hoy hay 40 para una población de 1.400) y convirtió este rincón en un edén, éste sí, para bibliófilos. La inversión inicial salió, dicen, del póquer (el presupuesto de la 21ª edición alcanzó 2,5 millones de euros). "¿Un mito? Si gusta una historia, ¿qué más da lo que tenga de verdad?".

Este británico parece a menudo regido por aquella máxima de El hombre que mató a Liberty Valance: "Esto es el Oeste, hijo. Cuando la leyenda se convierte en realidad, imprime la leyenda". Sólo así se entienden las explicaciones casi mesiánicas de sus decisiones. ¿Por qué eligió España (Segovia y Granada) y Colombia para abrir las primeras sucursales del festival Hay? "La cultura inglesa e hispánica comparten la búsqueda de la excelencia literaria y el liberalismo. Sabemos muy bien lo que llega tras el imperio".

Con esa lógica, Florence ha convertido un festivalucho literario en fenómeno global. Lo que podría convertir aquello que Bill Clinton definió como "el Woodstock de la mente" en un Starbucks de las ideas. "Ellos venden el mismo producto en todo el mundo", se defiende. "Y no demasiado bueno. No somos franquiciadores. Cuando vamos a un sitio, lo hacemos todo por nosotros mismos". Sobre el próximo puerto de desembarco de la nave de "literatura, política, comedia, cultura y sociedad" explica que no, no será Estados Unidos, "sería demasiado fácil". Y sí, quizá África. "Pensamos en Kenia, que presenta dificultades obvias. También en Tombuctú. O Zimbabue. Si finalmente [el opositor] Morgan Tsvangirai acaba de presidente, quizá vayamos".

Lo que Florence lleva por el mundo es una experiencia que concilia los campos semánticos de "entretenimiento" y "conferencia". Pura lógica cuando su ideólogo, al rematar tan inglés almuerzo, explica por qué la charla estrella de esta edición (Jimmy Carter) fue un éxito a un precio también estelar (50 libras). "La literatura es un fenomenal acto político. No parece mucho pedir que se pague por escuchar a Carter decir en primicia que cuando Bush deje la presidencia, muy posiblemente no pueda abandonar EE UU porque podría acabar juzgado como criminal de guerra. ¡Por lo que cuesta ver un partido del Manchester!".

Cantina del festival Hay-on-Wye

- Dos patatas con carne.

- Rosbif con cuscús.

- Sopa de tomate.

- Zumo y agua.

Precio: 12,70 libras

(16 euros).

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Sobre la firma

Iker Seisdedos
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Licenciado en Derecho Económico por la Universidad de Deusto y máster de Periodismo UAM / EL PAÍS, trabaja en el diario desde 2004, casi siempre vinculado al área cultural. Tras su paso por las secciones El Viajero, Tentaciones y El País Semanal, ha sido redactor jefe de Domingo, Ideas, Cultura y Babelia.

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