_
_
_
_
Reportaje:Empresas & Sectores

¿Y por qué no en helicóptero?

La falta de helipuertos en España lastra el transporte de viajeros y mercancías

Oportunidades al vuelo. "Una flota más amplia de helicópteros de transporte y una buena red de helipuertos hubiera paliado los quebrantos sufridos esta semana por algunas empresas e industrias a raíz del paro de los camioneros y del colapso de las carreteras", señalaba el miércoles un miembro del Colegio Oficial de Pilotos de la Aviación Comercial (COPAC).

La mayoría de los helicópteros civiles que vuelan en España -más de 300, según la Asociación Española de Compañías Aéreas (AECA)- se dedican, sin embargo, a otros menesteres. Están contratados por las administraciones públicas y atienden operaciones de emergencia sanitaria, salvamento, vigilancia aduanera, extinción de incendios o filmaciones. De momento, y al contrario de lo que ocurre en otros países desarrollados, pocos particulares y empresas los utilizan para desplazamientos privados o profesionales o transporte de mercancías.

Diez empresas copan un sector que mueve cada año más de 300 millones de euros
Extinción de incendios, rescates y sanidad aportan el 90% de las ventas

Mientras en Madrid helipuertos situados en azoteas emblemáticas como la de Torre Picasso duermen el sueño de los justos ante la falta de una regulación y una autorización expresa y permanente al sobrevuelo de la ciudad por este tipo de aeronaves, salvo si pertenecen a servicios de emergencia o a las fuerzas de seguridad, en ciudades como Tokio o São Paulo los helicópteros de empresa y los que operan como taxis son tan abundantes que han llegado a protagonizar, incluso, atascos en sus desplazamientos entre sedes de grandes corporaciones. En Nueva York algunos ejecutivos, haciendo caso omiso a los habituales atascos en la autopista, se trasladan en helicóptero desde la azotea de su oficina en Manhattan al aeropuerto internacional John F. Kennedy, distante 24 kilómetros, en poco más de diez minutos. En Europa, en países como Francia, Reino Unido, Alemania e Italia, el uso de helicópteros por las empresas es cada vez más frecuente.

España es otro cantar. "El negocio de los helicópteros en tráfico comercial está aún lejos del desarrollo que tiene en otros países", señala Francisco Navarrete, directivo de Asesores y Consultores Aeronáuticos (ACA), debido, entre otros factores, a "las restricciones operativas" que sufren "en la mayoría de las ciudades y principales aeropuertos españoles". "En el ámbito de la normativa aeronáutica", agrega, "tampoco se puede decir que a escala nacional haya existido nunca un esfuerzo regulador significativo, muy probablemente porque la mayor utilización de estos aparatos ha sido siempre en el ámbito militar".

El mercado español de este tipo de aeronaves comerciales crece, con todo, a tasas nada despreciables del 15% anual desde hace varios lustros, y ha dado origen -tras un intenso proceso de compras y fusiones- al mayor operador europeo privado de servicios públicos en tierra mediante helicópteros, el Grupo Inaer, y a dos multinacionales más, Coyotair y Faasa. Este mercado factura ya en España más de 300 millones de euros al año -entre prestación de servicios, mantenimiento y gestión de flota y formación de pilotos- y discurre en paralelo a la fabricación de este tipo de aeronaves por el líder mundial Eurocopter (EADS), que tiene una planta de producción en Albacete, y al quehacer de una pujante industria auxiliar doméstica -ITP, Sener, Gamesa y Cesa, entre otras-.

Una de las características del actual mercado español de helicópteros es su concentración en pocas manos. Lo integran una decena de compañías, la mayoría afiliadas al subgrupo de helicópteros de la AECA que controla en conjunto entre el 90% y el 95% de la actividad, según el presidente de esta asociación de compañías aéreas, Felipe Navío.

El líder del sector, Inaer Inversiones Aéreas, tiene una cuota de mercado de casi el 70%. Se creó en 2003 a partir de la integración de las compañías Helicsa y Helisureste. Recientemente ha adquirido además la compañía italiana Elilario, principal operador de servicios de helicópteros para clientes públicos en Italia y Francia, por 155 millones y ha incrementado a más de 200 aparatos su flota en operación. Inaer tiene su sede principal en Alicante y su capital está repartido entre el fondo italiano Investindustrial y el equipo directivo. A través de su filial Helisureste cubre la primera y única línea de transporte regular de pasajeros con helicópteros en España, entre Ceuta y Málaga.

"España podría vanagloriarse de la experiencia y la importancia mundial alcanzada por sus empresas de helicópteros, sobre todo en la lucha contra el fuego y en la prevención de incendios", señala Javier Arqué, director general operativo de Inaer. Sus helicópteros operan desde hace años en Italia, Francia, Portugal y Chile. La estacionalidad de buena parte de sus ventas -los contratos de las comunidades autónomas para sus campañas contra los incendios forestales duran unos cuatro meses- ha propiciado el que Inaer y otras empresas busquen alternativas de ingresos y desplacen varios meses al año una parte de sus helicópteros a otros países.

Los otros grandes operadores son Faasa, Taf Helicopters, Coyotair, Intercopters, Helimar, TAS, Tavasa, Helicasa y Sky.

Faasa, fundada en 1966 y de capital español, opera con aviones y helicópteros y es el segundo grupo en este último mercado por flota y facturación. El grueso de sus ventas, más del 70%, procede de la prevención y extinción de incendios, pero cuenta también con helicópteros que prestan servicios de emergencias médicas y vigilancia, transporte y aerotaxi. Faasa cuenta desde hace tres años con un grupo filial del mismo nombre en Chile y tiene un 60% del capital de Heliduero, una empresa de helicópteros con sede en Valladolid que factura en torno a cinco millones de euros y en la que tiene como socio a Inaer.

La tercera empresa por facturación y, si se excluye Iberia, la compañía aérea más veterana, se creó en 1959, es Cat Helicopters. Presta servicios aéreos en Barcelona, donde cuenta con un helipuerto propio en la ciudad (ES), opera también desde el helipuerto de la Fira de Barcelona, ubicado en L'Hospitalet, y cuenta también con algunas bases fuera de Cataluña. Su flota la integran 25 helicópteros pero gestiona también aparatos por cuenta de terceros. El grueso de su contratación procede de servicios prestados a las administraciones públicas (sanidad, protección civil y prevención y extinción de incendios) y a la industria (tendidos de redes e infraestructuras en la montaña para Red Eléctrica y Endesa y labores de montaje en pistas de esquí). Vuelos corporativos y traslado de VIP, filmaciones y vuelos turísticos, aportan sólo entre un 3% y un 3,5% de sus ventas, según fuentes de la empresa.

Coyotair, que es la cuarta compañía de helicópteros y la última en llegar al mercado, nació en 1998, cuenta con unos 20 aparatos y tiene su base principal en el aeropuerto madrileño de Cuatro Vientos, aunque opera en buena parte del territorio español y en Perú. Como sus competidoras desarrolla tres grandes áreas de actividad: la ayuda en incendios forestales, los transportes sanitarios y trabajos diversos, entre los que se halla la cobertura aérea de eventos para Televisión Española.

Coyotair ha tenido un gran crecimiento en los últimos años, pero su director general, Francisco Lucas, se encuentra muy preocupado por el inmediato futuro de esta actividad. "El negocio de servicios aéreos con helicóptero requiere importantes inversiones a largo plazo", explica, "y depende de unos contratos firmados con la Administración, que sólo aseguran un máximo de cuatro años de actividad, por lo que se asumen fuertes riesgos a medio plazo". Además, los costes están subiendo de forma exponencial, desde el combustible a los seguros, desde la formación al mantenimiento, y también la financiación, la seguridad y los costes de personal como consecuencia de la reciente entrada en vigor en España de las nuevas normativas europeas sobre estas actividades aéreas que elevan la proporción de las horas de descanso en relación con las horas de vuelo de los pilotos.

"Es una situación insostenible, y las comunidades autónomas y las administraciones públicas en general tendrán que revisar al alza sus presupuestos para la contratación de nuestros servicios. La campaña contra incendios de este año está ya en marcha, pero la del próximo ejercicio corre peligro si no se actualizan las contrataciones y se asume en el precio el incremento de costes que estamos soportando los proveedores de estos servicios", agrega el director de Coyotair.

El ocaso cierra Madrid

Es verdad, aunque pueda parecer un chiste. Los helicópteros comerciales no pueden posarse en Madrid después del ocaso. Y en invierno anochece a las cinco de la tarde en una ciudad que es la capital del país y sede de grandes empresas, de multitudinarias ferias y congresos y de grandes acontecimientos culturales. De sus cuatro aeropuertos —Barajas, Torrejón, Getafe y Cuatro Vientos— los helicópteros sólo pueden utilizar el último y además sólo pueden hacerlo entre el orto y el ocaso, es decir, en operaciones diurnas, y con el agravante de no disponer sus instalaciones de medios que permitan el uso del vuelo instrumental para llegadas y salidas con meteorología adversa. Algunos empresarios y ejecutivos de multinacionales que se habían desplazado en helicóptero a visitar algunas de sus plantas de producción fuera de Madrid acabaron tomando tierra, a su regreso, y al tornarse adversa la meteorología, en Salamanca o Valladolid, donde sí pueden operar estas aeronaves en vuelo instrumental.

En Barajas están prohibidas las arribadas de aviones y helicópteros de menos de 50.000 kilos de peso y sólo en casos excepcionales se acepta la entrada de aviones más pequeños. Getafe está destinado a uso militar. Y en Torrejón hay un acuerdo entre Aviación Civil y el Ejército del Aire para un uso restringido de sus pistas por aviones civiles de pequeño tamaño, pero no por helicópteros (a pesar de que algunos modelos pueden desarrollar velocidades más elevadas y tienen características superiores a los jets privados).

Un piloto de helicópteros y miembro del Colegio Oficial de Pilotos de la Aviación Comercial (COPAC) califica la situación de tercermundista, "máxime cuando los helicópteros no aterrizan, se posan, y por tanto no necesitan pista en los aeropuertos y pueden esperar suspendidos en el aire, algo que no pueden hacer los aviones, a que se les autorice a tomar tierra". "No tiene justificación la discriminación a las que nos somete AENA en Barajas y en otros aeropuertos españoles", señala.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_