Vuelve Nina
Yivanevskaia bate dos veces en un día el récord de España de 100m espalda y Belmonte rebaja el de 200m estilos casi 3s
Estaba semidesaparecida. Nadando alejada de la disciplina del equipo español en una piscina malagueña, bajo la atenta mirada de su marido, entrenador y padre de su hija. Lejos de sus mejores marcas y con 30 años cumplidos, parecía descartada para la gran competición. Pero a Nina Yivanevskaia, nacida rusa y nacionalizada española en 1999, se le había puesto entre ceja y ceja que quería nadar en los Juegos Olímpicos de Pekín y empezó a prepararse a conciencia. El resultado llegó ayer en los Europeos de Eindhoven, cuando batió por dos veces el récord de España de 100m espalda y logró la mínima olímpica.
Cuando Yivanevskaia tocó pared en las series de la mañana el crono se paró en 1m 0,72s. La nadadora se emocionó. Había tardado cuatro años en romper su propia marca, tan sólo ocho meses después de reaparecer en Barcelona. "He salido fuerte, pero no al 100%", reconocía poco después; "lo importante es que lo he conseguido y ya estoy tranquila para poder trabajar de cara a los Juegos".
Con su marca de ayer, la jovencísima Belmonte habría sido plata en Atenas 2004
Yivanevskaya, que es madre, regresó a la competición hace ocho meses
Tan tranquila debía estar que, cuando volvió a lanzarse al agua por la tarde, y a pesar de verse superada por la rusa Zueva y del eco que había dejado en la piscina de Eindhoven el récord europeo de la francesa Laure Manaudou (59,5s) en la otra semifinal, Nina volvió a batir su récord: 1m 0,52segundos. Trabajo concluido. La doble medallista olímpica -bronce con el relevo ruso de 4x100 y en los 100m espalda de Sidney 2000- volverá a unos Juegos Olímpicos y, con el tercer mejor tiempo en semifinales, nadará como un regalo añadido la final de hoy (Eurosport y Teledeporte, a partir de las 18.15).
El éxito de Yivanevskaia es el triunfo del esfuerzo personal, del empecinamiento de una nadadora que no entraba en los planes del director técnico de la natación española, Mauricio Coconi. Responsable de los jóvenes en su país de origen, cuando el italiano aterrizó en España hace un par de años concentró todos sus esfuerzos en los nadadores más jóvenes con el objetivo de construir un equipo competitivo para los Juegos de Pekín y, más lejos, para Londres 2012.
El empeño aún no ha dado frutos -sólo Erika Villaecija fue finalista en los Mundiales-, pero apunta algunos nombres. Como el de Mireia Belmonte, el ojito derecho de Coconi. La jovencísima nadadora, de 17 años, voló ayer en su semifinal de 200m estilos, rebajó en casi tres segundos su récord de España (2m 11,67s) y se clasificó para la final con la mejor marca. Tal fue su sorpresa que se tapó la boca con las manos. Ahora la presión es para ella, que el lunes acabó desfondada la final de 400m estilos y hoy debe demostrar que es una nadadora de finales. Lo que está claro es que su marca permite soñar con una medalla olímpica. Y, como la de Yivanevskaia, con elevar el nivel de la natación española.
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